Su reputación era irreprochable y esa había sido la razón por la que había elegido el yate y su tripulación. En ese mismo momento, le estaban mostrando el alcance de su integridad. —No estoy aquí para hacer nada ilegal. He venido a trabajar. El éxito que he alcanzado me convierte en objetivo de alguna gente que quiere conocer primicias antes de que yo las haga públicas, y tengo que tomar todas las precauciones —Explico. Miro a la chica, que poco antes estaba en su camerino, cuyo cuerpo pareció relajarse por el alivio, aunque su expresión seguía siendo la misma. Poseía un barniz de profesionalidad intrínseco, pero tenía la sensación de que merecía la pena conocer las intenciones. —Dirijo un negocio de servicios financieros —Continué—. Yo también perdería mi licencia si participara en algo

