Capitulo 5

1514 Words
Nicol. El día llegó, uno de los más esperados por mí, hoy iría a una misión, mi misión, todo estaba perfectamente calculado para ganar, todo el plan era perfecto para la organización, nada podría fallar, no hoy. Eso no quitaba que las palabras Ángel eran ciertas, sabemos los que vamos, pero nunca los que vamos a regresar, en este negocio eso siempre fue así y no cambiaría nuca, estamos rodeados de armas, de gente sin sentimientos y que en la mayor posibilidad te traicionan para lograr su cometido, pero lo que me sorprendió fue su semblante, estaba preocupado y podría llegar a decir que, hasta triste, no lo culpaba, la vida es un albur en el cual siempre gana el mejor. — Ángel -me mira mientras conduce- ¿Tienes familia? -junto sus cejas- Ya sabes –moví las manos-La esposa, los hijos, los padres, o solo uno o hasta hermanos -afirma. — Tengo padres, ambos y hermanas -me mira- Esposa e hijos no, pero claro, en algún momento quiero tenerlos, pero no por ahora, es un poco complicado en el momento por el que estoy ahora –afirme, era lógico que no los tuviera en este momento, tomando en cuenta en lo que anda metido. — Creí que tenías por la forma en cómo te veo de preocupado, ya sabes -muevo las manos- Dejar a la familia en caso de que algo salga mal, siempre es preocupante -hizo un cambió en la camioneta. — Señorita no me preocupa eso, no tengo a nadie que yo le importe -eso no lo comprendo, se supone que tiene padres y hermanas- Pero me preocupa que le pase algo a usted -mire mis manos. — No deberías de preocuparte por mí, en verdad se cuidarme muy bien –afirma no muy convencido. — No lo pongo en duda, pero igual no está en mí, es algo un poco más fuerte que me hace preocuparme por usted –suspira y vuelve su vista al frente- No sabría explicarlo. — ¿Por qué me hablas de usted? -no lo entendía- Eres de mi confianza, puedes llamarme Nicol -sonríe. — Gracias por la confianza, pero siempre será la jefa y le tengo que tener respeto -afirme no muy convencida. El resto del camino fue en silencio, sabía que a él le pasaba algo conmigo, su semblante lo delataba, pero yo no estoy y posiblemente nunca estaría preparada para eso, mis miedos cada vez crecen más, aunque con él el miedo parece no existir, no me sentía preparada. Cuando llegamos todos nos fuimos a nuestros puestos, ya se sabía lo que teníamos que hacer, me encargue de explicar cada pequeña cosa lo mejor posible, cada uno ya tenía su objetivo. — Te quedas cerca de mí -me hablo Ángel mientras me tomaba del brazo. — No te creas mi niñero, tengo que defender ese camión hasta con mi vida -le dije segura de mis palabras. — Si, pero, si no estás cerca de mí y algo te pasa me echaran la culpa a mí -sonreí, se estaba descubriendo sólo. — Está bien, me quedo cerca de ti, pero solo con la condición de que no me cuides como si no supiera defenderme -no lo expondría de esa manera. La señal llego y todo comenzó, balas y más balas rozaban nuestros cuerpos, pero no nos tendríamos, el objetivo era claro y sin él no los iríamos a ningún lado, tenía que sacar ese carro de aquí, sobre todo por qué no sabía lo que encontraría en él, podría ser mercancía de hierba o también de personas, no estaba segura de lo que había dentro de este camión, pero era mi responsabilidad sacarlo. Corrimos por varios sectores y disparando a todo lo que veíamos que eran nuestros enemigos, nadie sabía de este enfrentamiento, ni mi padre, pero sabía que no estaría muy de acuerdo con esto, tomando en cuenta que ahora hace todo los que le dice Maite. Para cuándo términos con todos los que cuidaban del carro, nos reunimos para ver qué había dentro de este, al abrirlo varios ojos y de diferentes colores nos observaron, de reojo vi a Ángel, se le veía contrariado y yo sabía él porque estaba de esa forma, es obvio que para el esto es un golpe muy duro. — Ayúdenos por favor -una de las tantas mujeres habló, sabía que esto no era bueno para mí, no para mi salud, esto me traía recuerdos de años atrás. — Claro, las vamos a sacar de aquí -sentí muchas sensaciones y varios recuerdos llegaron a mi memoria- Te quedas a cargo de llevar está camión a la pista, en lo más solitario, te vamos a recoger cerca de ese lugar para después dar aviso a la prensa, a nadie más ¿quedo claro? -pregunte. — Más que claro -todos responden a la misma vez. No di más explicaciones y salí rumbo a la mansión, no estaba legos de la verdad, por qué apenas puse un pie en casa mi padre y Maite me miraron furiosos, no entiendo ¿por qué ahora mi padre hace solo lo que ella le dice? Antes esto no era de esta forma. — ¿Que tienes en la cabeza? -grito mi padre- Te di ese cargo y ya comienzas a hacer puras estupideces -estaba enojado, pero yo, yo era peor que él. — Hago lo que ninguno de ustedes se atreve a hacer -dije firmé- Tu de un tiempo en adelante no haces más haces más de lo que tú linda esposa dice -el sarcasmo se me salió por los poros- Y ella, ella solo es de comprar ropa y gastar dinero, uno el cual ganamos nosotros -ambos me miraron más enojados. — Nicol te puedo querer más que a mi vida, pero no volverás a hacer algo así -dice mi padre con determinación- No lo voy a permitir, estás poniendo en jugo muchas cosas con esa maldita venganza que tienes en mente -sonreí. — No me extraña que no me apoyes, pero ¿qué crees? -no di tiempo a qué contestará- No me importa, me puedo hacer cargo de mis cosas, lo triste es que yo en verdad te quiero papá, pero por lo visto tu solo haces caso a una persona, lo cual no tiene sentido por qué tú no haces caso a nadie -me quedé pensando- ¿Qué es lo que sabe Maite sobre ti? -era obvio que algo sabía. — Es bueno que estés tan decidida -dijo mi madrastra- Me imagino que ya tienes un equipo para que te ayude y respalde -sonríe triunfal- Por qué de aquí te vas sin nada -por primera vez vi a mi padre no decirle nada ¿qué estaba pasando? — De acuerdo, me voy -sonreí- ¿Me puedo llevar mi ropa o eso tampoco está permitido? -la mire fijo en los ojos. — Puedes llevarte lo que quieras hija -no me gaste en responder nada, tenía que salir de aquí por qué mi temperamento tampoco era de mucha ayuda y si me quedaba mataría a Maite, esa mujer se cree superior a todos. Comencé a guardar lo esencial, el dinero que tengo a mi nombre, mi ropa, pero solo era lo más necesario, sabía a dónde iría, ese era mi lugar en el mundo, nadie sabía en dónde era así que estaba segura que estaría bien en ese lugar, termine de guardar todo y salí, me corrieron pues que se jodan porque yo no ruego y menos me humillo. Cuando estaba por medio camino se escucharon unos gritos en el salir así que fui y vi a Ángel tirado en el suelo y a mi padre apuntándole, no entiendo nada, él sabía lo que él era y entonces ¿por qué hace esto? Saque mi arma y camine a paso seguro a dónde estaban ellos. — Suéltalo -no sé por qué lo defendía, tal vez se debía a qué no me gustan las injusticias, por eso no permitiría que algo le pasará, no a él. — ¿Ahora te dedicas a salvar a esta gente? -hablo con desprecio en verdad que no entendía que estaba sucediendo. — Si, por qué él es mi mano derecha y nadie más que yo decido que le pasa -con esas palabras me hice delante de Ángel. — No sabes lo que estás haciendo -Maite estaba roja de coraje. — El que no sabe lo que está haciendo eres tú, cada vez te entiendo menos y con esta actitud estás haciéndome perder el poco respeto que te tenía -me di la vuelta para ver a Ángel que estaba asombrado- Vámonos -lo ayude a levantar y lo empuje a la salida. No sabía que hacer ahora, solo se me ocurrió llevarlo conmigo a mi lugar seguro, sabía que si lo dejaba a la deriva lo matarían y yo por raro y tonto que parezca no podía permitir eso, es que este hombre me produce la necesidad de protegerlo y no permitir que le hagan daño o por lo menos no alguien de mi mando, simplemente no podía permitirlo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD