•Capítulo 05•

2088 Words
Después de tres días cumpliendo con compromisos y atendiendo entrevistas por fin tenía el tiempo para reunirme con aquel hombre y resolver aquella situación que no me dejaba en paz por las noches.    Seguí bebiendo de aquel café para poder estar más despierta a su llegada, lo volvería a ver después de tener sexo con él; ¿Qué tan incomodo sería?— me preguntaba.    —Le dije que sería una entrevista de trabajo.— informó mi asistente con una sonrisa; Paris se había encargado de todo.   —¿Crees que vendrá?— pregunté más que temerosa, ya que era mi única opción para salvarme de una situación vergonzosa frente a mi familia.    —Lo hará.— contestó la mujer con una mirada relajada, la incomodidad me golpeó pues nos volveríamos a ver en el mismo lugar donde ocurrieron los hechos. —Esta aquí.— indicó la mujer, deje aún lado el café para suspirar e intentar tranquilizarme —Toma asiento.— accedí para sentarme en aquella sala esperando su llegada.    —¿Crees que acepte?— insistí de nuevo, era buena en los negocios pero una incompetente en las relaciones.    —Esperemos que si.— Segura la mujer camino a la puerta dejándome sola en aquella habitación, el recuerdo de aquella loca mañana me golpeó; verlo tan frustrado por mi madre me hizo sonreír.   —Tranquila.— susurré al tomar mi móvil mirando la hora, el día aun no acababa junto con los compromisos que nos esperaban; mi colección pronto saldría a la luz y teníamos que arreglar todo para aquel desfile.    —Hola.— pude escuchar. —Pasa.— tragué fuerte al mirar como la puerta se abría dejando al descubierto su cuerpo; Perfecto.   Vestido de una manera informal, relajado para su edad... un hombre con una vida tranquila sería una buena definición.   Sonreí al verlo serio, confundido... en busca de una explicación este miró a Paris.    —Pase, lo estábamos esperando.— invitó la mujer al cerrar aquella puerta de golpe, sin saber que decir el hombre dirigió sus pasos a mí; tenso. Al igual que él, no sabía que decir, como empezar, debía tratar de explicarle las cosas de una manera tranquila, tratar de conectar con él.    —Ho.hola.— saludó torpemente, sin quitarle la mirada me incorporé. —Yo, creo que debo irme.— inquietó con intensiones de desaparecer de aquella habitación más que privada.    —No, estás en el lugar correcto.— solté al verlo tan frustrado con aquella situación, camine a él con intenciones de detenerlo, no podía dejarlo ir.   —No he dicho nada.— exclamó. —Lo juro en verdad, no he dicho nada a nadie con relación a lo sucedido.— accedí. Era comprensible su reacción.    —Tranquilo.— murmuré al tenerlo frente a mí. —No nos hemos presentado formalmente.— miré a Paris quien se encontraba mirando aquella escena más que seria, tal vez descalificándome por completo. —Nilüfer Smituz.— le extendí la mano de una forma profesional.    —Laco.— con una mueca tomé su mano formando un apretón, mentía... no se llamaba así, y era absurdo, no conseguía nada ocultando su identidad.    —No te llamas así.— la voz de Paris hizo que el tipo me soltara y la mirara desafiante.    —Paris.— advertí, por ella nuestros planes podrían venirse a bajo.  —Noah Scott Laco's... se tu nombre.— confesé enfocando mi atención al hombre, quien parecía no comprender nada y estar nervioso.    —¿Como sabes mi nombre?— preguntó directo. —Debo irme.— verlo caminar frenético aquella puerta me hizo seguirlo sin importar las zapatillas.   —No, por favor... Debo hablar contigo.— pedí al tomar su chaqueta, el hombre  me miró por segundos para acceder lentamente.   —Si soy sincero no me siento cómodo.— lo comprendía, nadie lo estaba gracias a la situación. —Yo...— balbuceó.    —Noah, siento lo qué pasó la última vez y te aseguro que tu imagen no saldrá afectada.— indiqué al soltarlo para regresar a aquella sala donde lo invité a tomar asiento.   —¿Por que estoy aquí?— preguntó. —¿Como está tu madre?— insistió sin perderme de vista, era tierno que se preocupara por mi demente madre.   —Ella está bien, gracias por preguntar.— agradecí al sentarme, era atractivo... realmente atractivo.    —¿Cuantos años tienes?— el interrogatorio de Paris comenzó incomodando la situación de nuevo, sus preguntas no eran las mejores. —¿Eres legal?— insistió, el asombro del hombre  me hizo sentir avergonzada.    —Paris, detente.— ordené a la dirección de mi asistente. —te he invitado a este lugar porque quiero conversar contigo Noah, sucedió algo, algo que no teníamos planeado.— interrumpí para sentarme mejor, el hombre accedió sin pensarlo demasiado. Al parecer era alguien consiente.    —No recuerdo nada de la noche anterior.— confesó directo sin importar la presencia de mi asistente, esta parecía asombrada con aquella confesión, tampoco recordaba nada, absolutamente nada.    —Claro, ¿Que tal el fútbol?— pregunté intentando tranquilizarlo e hacer una buena experiencia para él, no debía estar incómodo, ya que si aceptaba mi oferta pasaríamos tiempo juntos.   —Bien, ¿que es lo que realmente quieren?— con un tono serio el hombre preguntó dejándome aún lado.    —Buscabas un trabajo y tenemos uno para ti, diez mil dólares.— explicó Paris acercándose a mi lado con aquel contrato en sus manos, era una cantidad justa, ya que pasaría por situaciones difíciles.    —¿Que?— pronunció, sin poder evitarlo tomó sus cabellos. —¿Diez mil dólares?—    —Puedo darte más, el dinero no es problema.— informé sin pensarlo demasiado, la mirada de Paris fue a mi dirección abatiéndome.    —No, yo no quise decir eso.— aquello me tranquilizó, al menos no era un interesado o alguien buscando fama desesperadamente. —No entiendo nada— musitó.    La necesidad de calmar sus dudas y querer estar a solas con él me domino; "Has sentir a las personas importantes, solo así las podrás usar a tu beneficio" aquello era un consejo de mi padre.    —Paris espera a fuera.— pedí de golpe, la mujer negó sin ni siquiera pensarlo. —Por favor.— seria tome el papel de su jefa y no el de su amiga.     —Bien.— esperé que la mujer cerrara aquella puerta para concentrar mi atención al sujeto llamado Noah, miré como este se quitaba su chaqueta quedando con aquella playera blanca.    —En verdad no recuerdo absolutamente nada.— siguió con aquel tema nada cómodo para mí... para ambos.   —Descuida, todo esta bien... ambos estábamos ebrios.— hablé queriendo sonar relajada. —¿Has estado bajo presión Noah?— pregunté al tener su atención por completo. —saber que todos esperan lo mejor de ti siempre y no poder cometer el más mínimo error, vivo con cámaras captando cada segundo de mi vida, los pocos respiros que tengo los ocupo en... iré al grano— me detuve.   —¿Estas bien?— preguntó para levantarse de aquel sillón y acercarse a mi. —Terminaste con tu novio... lo vi en redes sociales.— era de esperarse. —lo siento tanto, no dejo de pensar que soy el responsable de cierto modo.— balbuceó al sentarse junto a mí; asombrada de su cercanía negué repetidas veces.    —No, no te preocupes Noah, ¿Por que Laco?— pregunté con curiosidad, su nombre era lindo, ¿por que adoptaba aquel sobrenombre para nada bueno?   —Me dicen así desde pequeño, aunque ahora soy Scooter.— contó con una risa genuina, sonreí al verlo tan cómodo; lo había logrado. —¿Realmente que quieres de mi?— preguntó sin perder aquella sonrisa.    —Es complicado decirlo... mi madre me pidió conocerte, por que mentí que tenía una relación contigo.— confesé hipnotizada en sus ojos.    —¿Que?— al darme cuenta de aquella estupidez, me removí incómoda. —¿Hablas en serio?— insistió al tomar mi hombro desnudo.    —Si, de verdad Noah una gran disculpa, sé que tienes una vida con problemas al igual que yo, no es necesario acceder.— solté con intenciones de levantarme, no seguir con el plan.    —No, esto es interesante, puedo intentarlo ¿Que debo hacer?— interrogó al tomar mi hombro sin dejarme escapar de su lado.  —lo haré, sé que no puedo remendar lo sucedido y tal vez mi insistencia fue la culpable.— murmuró dejándome libre, no recordaba la noche en la cual estuvimos juntos... por más que lo intentará.   Verlo actuar de ese modo me causó confusión, ¿como podría aceptar sin saber de qué se trataba?, así no eran los negocios.   —Pero aún no te he dicho... debes pensarlo antes de aceptar.— musité sin dejar de verlo fijamente; era un misterio.    —No hay nada que pensar, lo haré.— verlo tan seguro me hizo sonreír, todo estaba listo... no tenia nada más de que preocuparme.    —solo será una cena con mi familia después de eso te dejaré libre.— prometí. —Tendrás que firmar un contrato de confidencialidad por seguridad de ambos.— seguí contándole parte del plan más que contenta.  —Tendrás una recompensa de diez mil dólares por las horas que pierdas, ademas del pago inicial.— terminé con una sonrisa, de su parte este negó indignado.   —no hay necesidad... Aceptó, te lo debo.— aquello me tomó por sorpresa, el sujeto tomó mi pierna dejándome helada. —Es lo único que puedo hacer.— murmuró con una sonrisa sensual; no sabía si era su forma de ligar o así se comportaba con naturalidad.          [...]         —El evento será en once días, ocuparemos tres horas cada dos días para enseñarte etiqueta.— explicó Paris al extenderle el contrato, el hombre buscó mi mirada, tal vez buscando paz,  le sonreí de lado invitándolo a firmar.  —Debes de ser educado.— siguió explicando Paris.   —Lo harás bien.— alenté con una sonrisa para extenderle aquel bolígrafo de mi propiedad en tonos rosas y diamantes incrustados.    Sin dudarlo el hombre  firmó aquella hoja más que relajado, el contrato estaba hecho.    —Listo.— habló. —No es necesario solo pueden decirme la fecha y llegaré.— era más que necesario, estaba claro que no sabía nada de modales y de como actuar en aquellos eventos.    —No, debes tomar esas clases... cubriré todas tus necesidades.— informé, era lo justo al tomar algunas horas de su vida, ademas él estaba buscando un trabajo.    —No puedo permitir eso.— había escuchado eso en diferentes tipos, aquello era una ridiculez por completo.    —Lo necesitarás, por favor acéptalo.— insistí, el hombre  negó sin dudarlo, Nilüfer Smituz no se rendía tan fácilmente, lo haría con su permiso o sin su permiso... LO HARÍA.   El sonido de su móvil adornó aquella habitación capturando su atención al igual que la mía.   —Oh— balbuceó —Debo irme, tengo prácticas.— informó al levantarse brusco de su lugar.    —Piénsalo.— seguí con aquella idea, por educación también me levanté para despedirlo. —fue un gusto volver a verte.— confesé para extenderle la mano de nuevo, el hombre  sin pensarlo ignoró aquello y beso mi mejilla.   —pienso lo mismo, nos vemos.— se despidió con un gesto de Paris y dirigió sus pasos a la puerta dejándonos solas en aquel lugar.          [...]        Dejé de mirar aquellas publicaciones en las cuales me etiquetaban junto a Barron, ahora solo el recuerdo era lo único que conservaba; Nilüfer no tenía tiempo de llorar por hombres que no fueran de su familia o eso quería hacerme creer.    —Es atractivo.— la voz de Paris me dejó caer en la realidad; lo era... realmente era atractivo, era un tipo con un aspecto demasiado masculino, eso le ayudaba. Bajé la mirada a mis piernas donde tenía su chaqueta la cual había olvidado por irse de prisa.    —Lo es.— me rendí, la mirada de la mujer me avergonzó en segundos.   —Después de todo no tienes malos gustos.— se burló al llevar su vista aquel portátil el cual nos indicaba el nuevo compromiso; sesión de fotos.  —Espero que las clases de etiqueta sean relajadas.— recordé al sujeto y su mala educación sobre la mesa... sería difícil.    —No, no lo serán...— pronuncie. 
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