Capítulo 26. Luces encendidas

1902 Words

William Volver a la comisaría a las once de la noche no es raro. Lo raro es hacerlo con la cabeza llena de algo que no es el caso. Mari. Su voz, su forma de mirar justo antes de bajar del coche, esa breve duda antes de soltar mi mano… Todo eso seguía dando vueltas en mi cabeza mientras conducía por calles medio vacías, con los semáforos parpadeando como si también estuvieran cansados. Aceleré. A veces, el trabajo es el único modo de enfriar ciertas ideas. Cuando entré en la comisaría, vi que la luz del despacho del equipo seguía encendida. Desde fuera se oían voces y alguna risa suelta. Nadie se había ido. Ni siquiera Bruno, que solía desaparecer con puntualidad quirúrgica cuando daban las ocho. Aunque, siendo justos, era comprensible. De todo el equipo, Bruno era el único con esposa

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