—Eris, cariño, despierta, es hora de despertar, linda conejita —dice la voz cantarina, abro los ojos y veo un vacío inmenso, una especie de cuarto oscuro, la temperatura es baja, tanto que me hace estremecer, de pronto, el escenario cambia de manera abrupta mostrándome en una carretera de noche.
—¡Eris! —escucho un grito, siento un fuerte escalofrío recorrerme de pies a cabeza, mis ojos se agrandan al ver la van de mis padres frente a mí, es la noche de graduación de Jenny, mi hermana pequeña, comienzo a temblar, la horrible escena frente a mí revela la zona del accidente.
—¿Qué carajos…? —mi pregunta queda inconclusa, veo como estelas de luz blanca caen del cielo, papá sale de la camioneta y un tipo lo toma por la camisa.
—¡Papá! —chillo, un tipo de mirada gélida me presta atención.
—¡Eris huye! —ordena papá, mamá y Jenny salen de la van, más tipos aparecen, mi labio tiembla, mi corazón se acelera, no entiendo lo que está pasando, ¿por qué nos atacan?
—¡Corre, Thorn! —vocifera mi padre de nuevo y el tipo saca una especie de lanza de entre sus prendas y lo atraviesa.
—¡No! —grito horrorizada, un charco de sangre se forma bajo sus pies, me desplomo de rodillas contra el suelo cuando veo semejante escena, poco a poco la mirada de papá pierde brillo.
—¡Papá! —solloza Jenny y otro de estos tipos la toma por la muñeca, tira de ella y en un movimiento rápido veo como le gira la cabeza bruscamente, mis ojos se llenan de lágrimas, mamá suelta un alarido y el sonido de huesos rompiéndose queda grabado en mi cabeza, el tipo acaba de asesinar a mi hermana.
—¿Dónde está la lanza? —pregunta uno de estos seres a mi mamá, ella solo puede llorar, la toma por los hombros y la sacude—. ¡¿Dónde está la lanza?! —grita.
—¡No lo sé!
—No te hagas la desentendida, esto merece un castigo ejemplar.
—¡Mi familia ha protegido ese tesoro por años! —chilla mi mamá, pero el tipo la fulmina con la mirada y la toma con más fuerza.
—Fue un movimiento estúpido el ofrecerles esa oportunidad —masculla y sacando una lanza, atraviesa el pecho de mamá.
—¡No! —lamento con horror, uno de esos seres se acerca a mí, mis ojos se abren como platos, estoy aterrada.
—Tú eres la última que queda, ¿Dónde está la lanza? —pregunta —. ¡Responde! —exige, pero solo puedo temblar, las lágrimas recorren mis mejillas, me sujeta por los hombros obligándome a ponerme de pie, una de sus manos pasa de mi hombro a mi cuello en un parpadeo y de su espalda saca una espada, de una estocada me perfora el vientre con fuerza, un dolor agonizante me llena, comienzo a boquear llevando mis manos a la herida, saca el arma bruscamente y la sangre emerge a borbotones.
—Este es tu fin, Eris Thorn —declara y todo comienza a volverse n***o, cómo si estuviese cayendo al vacío.
—Thorn, amor —me llaman—. ¡Thorn! Despierta dormilona —la voz de Lex me sobresalta, abro mis ojos de golpe y me siento sobre la cama, mi pulso y respiración son acelerados, estoy asustada como hacía mucho no lo estaba, los ojos de Lex denotan preocupación, me abalanzo en un abrazo.
—¡Oh Lexi! —sollozo, él se tensa y poco a poco se relaja correspondiéndome.
—¿Qué sucede, bebé? —pregunta preocupado.
—Fue una horrible pesadilla, la noche del accidente de mis padres, pero fue diferente, distorsionado, como sí unos tipos nos atacaran —espeto, Lex me toma por los hombros alejándome un poco de él, acuna mi rostro y me mira con compasión.
—Eris, linda, tú y tu familia tuvieron un accidente de carretera, la camioneta de tus padres salió volando del camino, una de las llantas chocó contra el parabrisas de tu auto y terminaste contra el poste, fue una suerte que no pasara a mayores, fue verdaderamente terrible, estuviste inconsciente una semana —declara, veo como traga en seco, yo hago pucheros y mis lágrimas caen con más fuerza, era la noche de graduación de Jenny, papá había reservado una mesa en un buen restaurante para festejar, le teníamos una sorpresa, entre todos habíamos reunido nuestros ahorros para regalarle un auto, ellos iban en la van tomando un poco de ventaja, yo la engañé diciéndole que Lexi me llevaría al restaurante luego del trabajo, realmente yo conducía el auto tras ellos, el que sería el regalo de mi hermana por graduarse con honores cómo abogada.
—Todo fue tan rápido —sollozo, Lex hace un puchero y acaricia mi mejilla.
—Ya, cariño, ya pasó, ven aquí —dice tirando de mi para envolverme en un abrazo protector—. Estás a salvo, estás viva, fue un verdadero milagro, Thorn.
—Yo no creo en esas cosas, tenía una hermosa familia, Lex, sí se supone que un dios es todo amor y dulzura ¿Por qué se los llevó de una forma tan cruel? —pregunto sorbiendo por la nariz mientras me aferro a su playera del pijama.
—Mamá Betty te diría que no reniegues de dios, Eris —dice recordándome a su abuela, una ancianita adorable, pero muy religiosa que hasta la fecha no sabe que este chico es gay y quiere que se case conmigo.
—Mamá Betty nos quemaría vivos a ambos, yo no tengo fe, Lex, ellos no merecían eso, Jenny ¡Dios! Apenas comenzaba a vivir.
—Pero ya pasó, no hay nada que se pueda hacer, ellos ya descansan en paz y a ti te toca seguir con tu vida, Thorn.
—Lo sé —respondo con pesar, suspira, me aleja de nueva cuenta de él y se pone de pie.
—Anda, te hice tus tostadas francesas, tocino y zumo, también hay algo de fruta, tengo mucho que contarte —espeta jugueteando con sus cejas a la vez que gesticula una sonrisa pícara, está haciendo todo por despejar mi cabeza, tiene razón, me toca vivir y seguir adelante, le doy una sonrisa triste.
—Lexi…
—No pondré imágenes en tu cabeza, lo prometo, Thorn —interrumpe—. Pasaron cosas interesantes, muchos rumores que hay que investigar.
—¿Sobre? —pregunto curiosa, Lex se muerde el labio, agita su cabeza señalándome el camino y me pongo de pie para juntos salir de la habitación.
—Brenda, al parecer el jefe no se la tiró.
—Imposible, esa perra presume a los cuatro vientos que se acostó con él —señalo mientras estiro mis brazos para desperezarme, caminamos por el pasillo hacia nuestro desayunador, ambos en pijamas, bueno, él en un pantalón de chándal y una vieja camiseta de la universidad y yo en una vieja camisa que le arruiné por accidente, desgracia para él, suerte para mí, es cómoda para dormir y me cubre mis pantis.
—Sí, pero es mentira, Sean es gay.
—¡¿Qué?! —chillo escandalizada, Sean, el dueño del lugar, es casado, tiene tres hijos con su esposa, tiene fama de mujeriego, aventuras de una noche, Brenda se le metió por los ojos y hacían espectáculos besándose y toqueteándose sobre la barra al cerrar el lugar, ¿Cómo es que es gay?
—Amor, Sean es gay, Brenda era solo un “señuelo” —dice haciendo comillas con sus dedos en esta última palabra—. Charlie dice que un día el jefe se quedó hasta tarde, él vigilaba las cámaras, para esto, Sean le pidió que apagara las cámaras de la oficina, Charlie le dijo que lo haría, pero lo olvidó, entonces vio por los monitores como el jefe metía a un chico para luego darle duro sobre el escritorio.
—¡Ahg! —exclamo con asco—. Yo me recargo ahí cuando firmo mi nómina.
—Pues esa nómina tiene ADN de quien sabe que tantos chicos, en fin, esa noche mientras se almorzaba al chico, Brenda entró a la oficina y lo sorprendió, creo que lo chantajeó, Charlie guardó esa cinta en casa.
—¡Vaya! Entonces la muy perra tiene al jefe por el culo.
—Si, amarrado como cerdo de pies y manos.
—Entonces por eso el jefe se molesta con tus coqueteos con Charlie.
—Así es —afirma sonriente—. Charlie es una dulzura y el jefe es más… peculiar, es un amo.
—¡Mierda!
—Si, y yo tan cursi, ya sabes, soy un amor, trato a mis chicos bien —dice dando un guiño.
—¡Wow! Tu y el jefe chocan.
—Pero no me corre porque hago bien mi trabajo.
—Ya veo, entonces tendremos a la odiosa de Brenda por mucho tiempo en la barra —refunfuño.
—Si —suspira—. Pero creo que tu estarás muy entretenida, no se me ha olvidado, Thorn —llama mi atención acercándose al desayunador, tomo asiento en uno de los banquillos arqueando mi ceja.
—¿Qué?
—Tu apuesta, ¿En que carajos estabas pensando? —interroga, veo sobre el desayunador un suculento desayuno que espero y Lexi no arruine dándome un sermón.
—Lexi…
—De Lexi nada —increpa—. ¡Le quieres ofrecer un privado de premio a Darrell! —chilla, yo solo puedo rodar los ojos.
—Cálmate, Lex, no creo que Darrell gane la apuesta —aseguro, deja caer abruptamente el tenedor sobre mi plato.
—¡Joder, Eris! ¿Quieres con el nuevo?
Mis mejillas se sonrojan y jugueteo nerviosa con uno de los botones de la camisa, me muerdo el labio, dudo que el tipo aparezca de nuevo en el club, pero ¿Y si lo hace?
—¡Thorn! ¿Te gusta?
Asiento, le doy una mirada pícara y tomo una de las tostadas.
—Es sexy ¿No?
—Eris… No te conviertas en una perra.
—¡Lex! —me escandalizo—. No voy a follar con él, solo es una apuesta, además, estaba jugando con Darrell, quería joderlo, es obvio que no le diré a Patrick.
Suelta una pesada respiración, toma su tasa de café y da un sorbo.
—Eso espero.
—No seas pesado, Lex, además ¿Qué puede pasar?
—¿Y si es un mafioso, Thorn? El tipo parecía uno de esos matones gánster, acepto que era ardiente y tenia una voz sensual, pero debes saber con quién, amor.
—No soy una niña, Lex —mascullo, suelta una pesada respiración y estira su mano acomodando un mechón de mi cabello detrás de mí oreja.
—Necesitas a alguien que te cuide y mime.
—¿De cuando acá crees en el amor? —pregunto, él me sonríe negando con su cabeza.
—Tienes mucho que aprender, tontita, no eres tan perra como te crees, eres una bebita asustada, Thorn, pero alguien debe animarse a tomar la rosa por las espinas para obtener la recompensa.
—Ya suenas como mamá Betty —espeto ganándome un resoplido.
—Eres insufrible, Thorn, pero ya aprenderás.
—No me digas ¿Ya dejarás de ser un maniaco s****l? —pregunto bebiendo un sorbo de mi zumo.
—Estoy considerando el ser monógamo y sentar cabeza —dice haciendo que me atragante con mi bebida, comienzo a toser y se incorpora dándome unos golpecitos en la espalda.
—¡Mierda! Tu ¿Monógamo? —chillo con dificultad, él me da una mirada seria.
—Quiero algo serio, Eris, y Charlie me lo está ofreciendo —su voz firme hace que mis ojos se abran cual platos, ¡Wow! Lexi se quiere tomar las cosas en forma con Charlie.
—Lex, lo siento, solo que no me imaginé que significara tanto para ti —me excuso, suspira y su mirada se suaviza.
—Si, Eris, Charlie es con quien quiero pasar mi tiempo, es la primera vez que me siento así por alguien, pero ni creas que te librarás de mí, seguirás siendo mi chica por el resto de tu vida.
—Y tú mío, así que trae el trasero de Charlie a cenar para hacer esto en forma.
—De verdad ¿Me estás apoyando? —pregunta, Lex a tenido que lidiar con el rechazo de su familia, no toleran que tenga preferencias “poco convencionales”, al grado de excluirlo de algunos eventos y decirle a la abuela que salió de viaje con alguna chica y esas estupideces para que la anciana no se enfurezca con mi buen amigo, ninguno de ellos le llega ni a los talones a Lex, es un increíble ser al que amo con todo mi corazón, me ha ayudado más que nadie en este mundo, es un sol.
—Siempre, Lexi, es lo menos que puedo hacer por ti, te amo, idiota.
—¡Oh Thorn! Me harás llorar, maldita perra.
—Lloremos juntos, pero no olvides invitar a Charlie a cenar, recuerda que los lunes tenemos nuestro descanso.
—Sería buena idea, le diré.
—Y yo puedo cocinar —ofrezco entusiasmada.
—Nos vas a intoxicar, Thorn —dice y le suelto un puñetazo en su brazo.
—¡Perra! —gruño y suelta una carcajada, amo tener este tipo de momentos.
—Bien, soy una perra, pero así me amas, bebé, ahora, a desayunar que esto no sabe bien si se enfría.
Asiento y juntos disfrutamos de nuestro desayuno.
****** ******