CAPITULO 4 (SADICO ASESINO)

1084 Words
Los meseros al ver la tensión de la situación se apresuraron a servir los platos con comida. Los costosos platillos no parecieron servir demasiado para cortar el ambiente de tensión que embargaba a todos, aquellas amenazas no parecían ser algo que se pudiera tomar tan a la ligera. —Antes de comenzar a degustar la comida quisiera decirles una última cosa, Maxon tomara el control absoluto de todos mis bienes al igual que los de mi hermana Alina, considero que está más que preparado—Comentó—Desde que era un niño fue educado para administrar todos los bienes de los Ivancok. Dimitri se tensó al instante y una mujer se puso de pie rápidamente, parecía que aquella noticia no le había agradado para nada. —¿Por qué nos haces esto Aleksey? —Pregunto más que molesta la mujer, su amplio parecido a al ruso me hicieron unir las piezas del rompecabezas para poder dar con su nombre y posición dentro de aquella enorme organización, no tuve que ahondar mucho para descubrirlo: Alina Ivancok. El la miro molesto y ella se sentó en su lugar. —Sabes perfectamente cómo funciona esto Alina, Maxon es mi primogénito, por lo tanto, el control absoluto de ambos está bajo su dominio. Dimitri aun es un adolescente Alina, por dios—Refutó su hermano desestimando su queja. —Pero sé que cuando crezca podrá hacerlo—Dijo ella nerviosa, mirando a el que ahora comprendía era su hijo. La mujer intento persuadir a su hermano, pero fue imposible, no parecía tener intensión alguna de ceder. —La respuesta es no Alina, lo he dicho y lo repetiré, desde hace dos años Maxon maneja mis negocios y los ha hecho muy fructíferos, ahora es momento de que tome lo que por derecho le pertenece—No parecía estar dispuesto a convertir aquello en una pelea familiar—Cuando crezca tal vez podamos debatirlo. Con esas palabras concluyó la breve disputa. La comida prosiguió tranquila, mucho para mi gusto, los italianos se notaban nerviosos ante la constante mirada de Aleksey Ivancok hacia ellos. Después de un rato los meseros se acercaron a la mesa y recogieron los platos. —Sebastián y Cristiano, creo que tienen algo que decirnos—Dijo Aleksey llevándose la copa a sus labios y saboreando el costoso vino de primera que había en su copa.  Ellos asintieron. —Últimamente hemos tenido problemas—Murmuró Sebastián un poco molesto, parecía como si algo le preocupara, así que inclinándose sobre la mesa centro sus ojos en Ivancok. —¿Cuáles son esos problemas que mis hombres no han podido solucionar? Estas reuniones eran algo frías, la tensión en el ambiente era mucha y aun podía escuchar las palabras de Maxon Ivancok: Sera destruido y le faltara vida para pagar. En definitiva, no estaba jugando cuando pronuncio aquello. Los castigos de la Bratva eran conocidos por ser inhumanos. Ambos italianos se miraron mutuamente y ahora Cristiano tomo la palabra. —El FBI—Respondió—Los americanos nos pisan los talones y el gobierno les esta dejando hacer sus investigaciones en Italia. Estaba segura de que si hubiera tenido algo en la boca lo hubiera escupido, esto era lo único que me faltaba. Mierda, mil veces mierda. Intente mantenerme serena. Aleksey los miro seriamente, se notaba que ese no era un tema que le gustara tocar muy seguido.   - Ответ прост, господа, мы поговорим в частном порядке, но я должен сказать вам, что (Otvet prost, dzhentl'meny, my pogovorim nayedine, no ya dolzhen vam skazat', chto) “La respuesta es sencilla señores, hablaremos en privado dentro de un momento, pero tengo que decirles que…”—Intenté rememorar en mi cabeza aquella oración, mi ruso era una mierda, pero fue levemente entendible. —Agente que sea encontrado, será asesinado como una maldita escoria. Supongo que el problema de la americana que tuvieron hace unos meses fue solucionado, Maxon me mandó un mensaje se notaba complacido con el resultado. Las últimas palabras fueron con burla. Maxon mostro una sonrisa malévola, como si las palabras de su padre le causaran gracia. Un enorme nudo se formó en mi estómago, sabía que me pasaría si estaba aquí mucho tiempo, pero eso no pareció importarme cuando acepte este martirio. —Maggy Fisher ha terminado sus días de servicio en su país, me di a la tarea de que quedaran algunos restos que velar—Espetó dándole un trago a su vino—Parece que la agente no termino por desear no haber nacido. Sus ojos mostraron un brillo malévolo y su sonrisa demostraba que le agradaba que las personas le temieran, más bien era reconfortante para él. Cuando el ambiente cambio me disculpe y me levante de la mesa con la excusa de tener que ir al servicio. En vez de dirigirme a los baños me dirigí a arriba, tenía que respirar, dejar que mi cuerpo funcionara, quería que mi mente respondiera de nuevo. Eso había sido aterrador. ¿Cómo alguien podía disfrutar de la muerte de otra persona? Me sostuve del barandal de la escalera, no quería volver allí y mirar a nadie, solo quería terminar con esto de una maldita vez. Desconecte el micrófono y lo lance a un lado de la estancia, cerré mis ojos, calmándome, eso de cierta manera era reconfortante para mí. Un escalofrió recorrió mi cuerpo cuando sentí unas manos en mi cintura. Aquellas fuertes manos bajaron lentamente por mi vestido hasta mis piernas, sentía su cálido tacto en ellas, mientras bajaba y subía lentamente. —Simplemente hermosa, querida Savannah—Murmuró esa voz, la voz que reconocería en cualquier parte, aquella voz ronca y de cierta manera moja bragas que tenía Maxon Ivancok. — Ты такой соблазнительный, такой красивый, ты мне нравишься и меня привлекает моя (Ty takaya soblaznitel'naya, takaya krasivaya, ty mne nravish'sya i menya privlekayet moye) (Eres tan seductora, tan hermosa, me gustas y lo que me atrae es mío) —Aquellas palabras se instalaron en mi oído y bajaron como un escalofrió hasta mi entrepierna, aquello sí que lo había entendido.   No sabía porque, pero sus manos eran una perdición para mi cuerpo, sabía que estaba mal que me dejara llevar por las caricias de un hombre desconocido, pero que más daba, estaba en esto, y no podía montar un show así de la nada. Mire varias veces a los alrededores, no había nadie. Estaba completamente sola. Maldije entre dientes. Maldita Rusia y sus hombres con acentos que provocan excitación.  
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