Había pasado una semana desde que mi padre me folló por primera vez. Me había dado la follada más larga y dura que jamás había recibido. Quería más, pero parecía que mi padre apenas tenía tiempo últimamente para follar con su sexy y guarrilla hija de 19 años. Mi padre trabajaba en una agencia de viajes y había empezado a ir temprano al trabajo y a llegar tarde en lugar de quedarse en casa más temprano. Definitivamente me estaba evitando. Si tan solo pudiera atraparlo a solas...
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—Claro, cariño, te dejo el expediente en tu oficina. —Escuché a mi mamá hablando por teléfono con mi papá cuando pasé junto a ella una mañana.
"Gracias, cariño... bueno, adiós." Colgó el teléfono al darse la vuelta y verme en la puerta. "Oye, Erika, olvidé un archivo para tu padre. ¿Puedes dejárselo?"
Sonreí
