Una vez que cruzaron el umbral y se dirigían a su habitación, me sorprendió que mi hermano se diera la vuelta, fingiendo haber olvidado el teléfono. Se apresuró a recogerlo, no sin antes darme un buen apretón en el trasero y ponerse de puntillas para darme un beso juguetón en la mejilla. "Nos vemos en mi habitación en cinco minutos, cuando consiga que se vayan...", me susurró al oído. "Ah, y no te quites el bikini..." Luego se dio la vuelta y bajó corriendo las escaleras detrás de sus dos amigos, dejándome sin aliento de lujuria mientras miraba su espalda. '¡¿Qué acaba de pasar?!' *** La anticipación me mataba mientras esperaba en mi habitación el sonido de la puerta principal al cerrarse. Efectivamente, en cuestión de minutos, oí que la puerta de abajo se cerraba. Tragué saliva y me

