El corso fue aburrido, monótono, demasiado largo, extenso en extremo. Fabiana estaba fastidiada, arremolinada en el asiento del auto descapotable que le correspondió y que compartió con la señorita India, la representante de Alemania y las de Italia y Estados Unidos. La más feliz era la coqueta belleza norteamericana. Ella reía a todo, le gustaban mucho las fotos y se tomaba selfies con los muchachos que podían sortear los cordones policiales. A Fabi también le gustaba tomarse fotos con los chicos que le pedían, pero habían miles. -Me duele la boca de tanto reír-, le bromeó a Hellen Hodge, la señorita EE.UU. -Sí, gajes del oficio-, le respondió ella sin dejar de sonreír. El paseo de las candidatas se hizo por las principales calles de Ámsterdam, en medio de un formidable despliegue de se

