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STUPID LOVE

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Blurb

Kate Decker está enamorada de Mike Green un chico que toca la guitarra y que la vuelve loca, Su falta de seguridad no le permite declararse, siente que es muy poco atractiva para alguien tan guapo e interesante como Green.

Desesperada le pide ayuda al Fuckboy de la escuela y su amigo de la infancia, Jackson Silver. El le ayudará a conquistar al chico que le gusta, sin saber que en el proceso sus propios sentimientos estarán en juego.

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Prólogo
Dicen que la Universidad es la etapa que te define, donde eliges que deseas para tu futuro, muchos se tomaban muy enserió esas palabras, como lo hacía Kate Decker, pero para muchos otros, la universidad solo era el final de la diversión, la transición para la aburrida vida de adulto con todas las responsabilidades que conllevará y Jackson Silver pertenecía a este bando. Dos polos tan opuestos, pero también tan afines que después de años la vida se encargaría de volver unir por las razones equivocadas... Kate suspiró nuevamente, era patética, pero no podía contenerse cuando se trataba de él, Mike Green , el chico de sus sueños. Él era perfecto, cantaba como los mismísimos ángeles además de componer canciones con su guitarra, soñaba con el día en que ella fuera la inspiración para alguna de sus canciones, pero sabía que eso jamás sucedería. Sus amigos no estaban deacuerdo con ella, siempre la elogiaban y le decían que ella era inteligente, simpática y su mejor cualidad de todas era que le gustaban los cómics, no todos tenían buen gusto, era un estuche de monerías, para cualquiera sería un privilegio tenerla a su lado sin importar que su forma de vestir fuera un tanto anticuada. Kate no creía nada de lo que le decían y es que le bastaba ver como la miraban los chicos del equipo de fútbol, las porristas o la gente en general para darse cuenta de que ella no era del gusto de nadie, lo comprobaba cuando a sus 19 años seguía soltera y virgen. Tal vez si era su forma de vestir junto a esos lentes de fondo de botella que opacaban la verdadera belleza que había detrás, no lo sabía y tampoco le importaba hasta que Mike apareció, por primera vez en muchos años le importo su aspecto, pero hiciera lo que se hiciera no había podido hacer un cambio significativo en su persona, eventualmente se dio por vencida y así conformarse con solo observarlo de lejos, como cualquier fan que tuviera. —Mike Green... —Soltó en un susurro, mientras mantenía su barbilla sostenida en la palma de su mano, mirando a una dirección en particular, esperaba que la clase de ciencias comenzará, pero solo por él aceptaría que el profesor se retrasará, si eso le permitía contemplarlo un poco más. —Estás babeando. —Escuchó la voz de Ian a su lado. Sus amigos habían llegado a salón. Kate se sobre salto en su asiento y trató de reponerse limpiando su baba, que efectivamente bajaba por la comisura de sus labios. Miró hacia todos lados percatándose de que el salón estaba casi lleno y que Ian junto a su amiga Jenna la habían atrapado viendo a Mike (por milésima vez en el día), quien platicaba con otro compañero sin tener la menor idea de que detrás de él, alguien lo observaba casi acosadora. Jenna soltó una pequeña risita y tomó asiento en su lugar. Le parecía gracioso como su amiga podía perder la cabeza por un chico, también miró a Mike, si, lo admitía, era guapo y tenía un cierto encanto, pero no tanto como para babear por él. Estaba casi segura que Kate solo estaba deslumbrada por la fama que desprendía en la universidad y vaya fama, sus videos musicales llegaban a los 5 millones de vistas en un día. —¿Porque no te ahorras todo esto y le dices que te gusta? —Jenna propuso. —¡¿Estás loca?! —Miró hacia arriba imaginado cada una de las escenas que pensaba que pasarían si se armaba de valor y se confesaba, en ninguna de ellas se veía feliz, así que negó rotundamente. Prefería amarlo a la distancia a soportar su mirada de desprecio cuando lo supiera, eso sería aún peor que no confesarse. Su corazón había sido muchas veces despreciado no quería una más a su lista, era obvio que Mike ni siquiera la notaba. Vamos, estaba segura de que ni siquiera conocía su nombre. —No puedo —dijo cabizbaja y Ian resopló. —Deberías ser más segura de ti misma. —Jenna se recostó sobre la mesa de estudio y cerró los ojos bostezando. —Solo mírenme. —Se señaló con desaliento¬—. Y ahora mírenlo a él. Soy nada a su lado. Ambos chicos negaron con la cabeza querían reprenderla por pensar a si de ella misma, pero el profesor de ciencias llego justo en ese momento iniciando la clase, ya tendrían tiempo para regañarla después. —Buenos días, chicos, hoy haremos algo sumamente interesante, ¿a quién le gustaría ver y aprender las partes de una célula? —La clase se mantuvo en silencio a pesar del entusiasmo del profesor. Era obvio que a nadie le interesaba. Kate siguió cabizbaja, le hacía mal pensar en sí misma como una persona sin valor, era horrendo sentirse así y batallaba tanto con no verse de esa forma que incluso su mente se perdió en sus pensamientos provocando que no notara cuando el profesor empezó a formarlos en pareja hasta que el perfume, que reconocería donde fuera lo sintió muy cerca de ella. Levanto la mirada lentamente cuando Mike la saludo cordialmente y con una amplia sonrisa. —Hola —dijo con su voz gruesa, mandándola directo al piso. Su rostro se enrojeció mientras su corazón latió desbocado. Quería contestar, quería que su garganta soltará un misero saludo, pero lo único que logro fue boquear como tonta sin decir nada. Mike frunció el ceño mirándola extraño, dejo pasar el momento y se sentó en su sitió sin decir nada más, pensado en la extraña escena que había visto. Kate se golpeó mentalmente, era una tonta. Su oportunidad se había ido, por primera vez podía hablar con él y lo había echado a perder. En lo que resto de la clase no hizo el intento siquiera de iniciar una conversación. El profesor dejó que realizarán un trabajo en equipo y Mike prácticamente hizo todo, Kate solo asentía cada vez que le decía una respuesta y apuntaba con sus manos temblorosas. "Mierda, Kate reacciona por Dios" se dijo así misma, pero nada funcionó. Miró de soslayo a sus amigos, ambos la alentaron a que actuara, pero no, nada hizo hasta que termino la clase y sin despedirse Mike entrego el trabajo saliendo del salón. Kate resopló de frustración y escondió su rostro entre sus manos, ¿por qué había sido tan cobarde? —Diablos, eres un desastre —Jenna exclamó genuina. —Lo sé. —Formo un puchero triste. Ian palmeó su espalda. Los tres se dirigieron hacia la salida, caminando por los pasillos, Kate aún se sentía del asco, pero rápido lo sobrellevo, estaba acostumbrada a situaciones como esas, aún que sabía que una oportunidad como esa jamás se le volvería a presentar. De pronto el bullicio se hizo especialmente latente en uno de los lados del pasillo. Se trataban de los jugadores de fútbol, festejaban con gritos y aplausos su victoria en el campeonato y Jackson Silver, el capitán del equipo, era casi recibido como una deidad divina. Las porristas lo abrazaban por los costados pidiendo a gritos por un poco de su atención, pero el azabache solo tenía ojos para una sola persona y esa era Suni. Si, cada rey tenía que tener su reina y esa, era ella, la capitana de las porristas. Con paso decisivo y segura de sí misma se acercó a él haciendo que cualquiera que osara tocar a su novio la pasara mal. Suni tomó a Jackson de la camisa, jalando de ella para besarlo profunda y apasionadamente mientras eran vistos por todo el mundo allí. Silver y Suni no eran una pareja, eran "la pareja", los que cada año se coronaban como Rey y Reina en el baile, nadie podía contra ellos todo mundo lo sabía. Kate y sus amigos se quedaron de pie mirando la escena, todo era un cliché, el chico fuckboy inalcanzable de la escuela y ella, la chica popular que todos odiaban y amaban a la vez. Jackson levantó la mirada y se encontró con los ojos de la rubia mientras su novia lo abrazaba, alzó una ceja casi como un saludo cordial entre ellos y Kate le regresó el gesto. Si, Jackson y Kate se conocían desde que tenían uso de razón, sus casas quedaban una a lado de la otra, desde preescolar había sido buenos amigos hasta que la pubertad los ataco. Con ello poco a poco sus caminos se fueron separando, Jackson era el capitán del equipo, así que ya no tenía tiempo para pasar el rato con su amiga y Kate lo entendió, en realidad ella había sido la primera en alejarse por razones que Jackson jamás sé imaginaria. Se convirtieron en polos opuestos que ya no congeniaban más, Silver era popular, atractivo y super talentoso, Kate le gustaba más lo simple y tranquilo, era el tipo de persona que se quedaba en casa los fines de semana para ver películas mientras comía palomitas, eso era ella y comprendió que tenía que dejar que su amigo volara por sí mismo mientras ella solo se limitaba a mirar. Aún recordaba las tantas veces que Jackson le habló de su sueño de ser un jugador profesional y que lo estuviera logrando solo la llenaba de felicidad y orgullo. —Esos no se cansan de hacer su Show. —Jenna sacó una paleta de su bolsillo y se la metió a su boca negando con fastidio. —Suni no puede ser más sensual, mira su cabello, su rostro... —Ian suspiró anonadado mirando a la porrista. El amor era ciego. Existían dos tipos de personas en la universidad, Jenna e Ian eran el claro ejemplo de ello. Kate suspiró y decidió mirar hacia otro lado, tenía que admitir que tenía un poco de celos por la vida que tenía su amigo, siempre rodeado de atención, podría tener a quien quisiera a sus pies. Pero entonces al hacerlo no se sintió mejor, su corazón volvió a palpitar de sobre manera y es que a su lado a unos metros de distancia se encontraba Make platicando con Margaret, una de las porristas y mejor amiga de Suni, Green tenía cientos de fan en la universidad, pero en especial no le agradaba que platicara con ella, ya que muchas veces había comentado el interés amoroso que tenía por él. Kate se sintió mal al notar que Mike también coqueteaba con ella. Solo por una vez en su vida hubiera querido ser así, segura de sí misma, atractiva, sexy, que supiera como hablarle y desafortunadamente no era ni de cerca nada de eso, así que no le quedó de otra que agachar la mirada y sumergirse en su miseria. . . . . . . . .

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