Al salir de la empresa, Emrick y Selene fueron a cenar a un distinguido restaurante de la ciudad y que, además, quedaba a unas cuadras de la empresa. Ella estaba por terminar su comida, un estrecot de ternera acompañado de patatas asadas y judías salteadas. Con su tenedor cogió el último trozo de patata que quedaba en su plato y se lo llevó delicadamente a la boca; mientras analizaba cuidadosamente la compostura de Emrick, una bastante inquieta, tanto, que casi ni había probado su comida. —¿Cariño, está todo bien? —indagó con aparente. —Si, hermosa, todo está bajo control... —aseguró sorbiendo un poco de vino de su copa. Ella colocó el tenedor y cuchillo sobre el plato vacío, limpió la comisura de sus labios con una servilleta y tomó despacio su jugo de manzana frente a ella. —¿Estás s

