Conociendo a Abel Gibbs.
5:30 am.
Si se preguntan, si mi vida es un asco por estar despierto a estas horas, lamento informar que ¡Si! lo es, o bueno ahora se ha vuelto así.
Tengo 22 años y en ningún momento de mi vida he tenido una relación formal debido a mi tan “horrendo” trabajo, paso los tiempos libres intentando encontrar algo nuevo o fresco en las r************* , pero... Nada.
Me cree una cuenta hace un par de meses en un sitio para buscar parejas online con la ayuda de mi mejor amigo Máximo Connor mejor conocido como Max, hasta ahora solo había encontrado cuarentonas en busca de sexo y uno que otro homosexual en busca de algo.
Vi que alguien estaba en línea con una foto en miniatura de ¿un mago?
Lo primero que me pasó por la mente fue:
A de ser un ladrón de órganos o quizás un enfermo de esos amantes de la brujería, pero mi curiosidad fue tanta que terminé preguntándole si quería conversar, aun no me habían llamado para grabar así que tendría algo de tiempo libre.
Todo marchaba bien, era una persona agradable, pero de la nada se despidió quizás ya le había entrado sueño debido a las horas en la que estábamos chateando.
Al día siguiente fue igual, un día agitado no salí de casa solo grabamos un poco más y dormía diez o veinte minutos.
Siendo tarde de nuevo procure abrir mi correo de —Badboy— un nombre ridículo, pero fue lo único que se me ocurrió al instante, todo iba igual que el día anterior Shadow y yo compartíamos un poco más y de vez en cuando esta me sacaba una risa que Max notaba y me miraba como si estuviera loco.
Me congele en seco al leer su pregunta tan directa ¿De qué trabajo?
No sabía qué decir, había sido sincera conmigo. Ella trabajaba en fiestas de niños vestida de payaso y yo, bueno yo soy un actor porno de lo que no a cualquier chica le agradaría saber. Dios como decirle eso a una chica que apenas estoy conociendo y que quizás me diga miles de cosas negativas o pervertidas.
—Max ¿qué le dices a las chicas cuando te preguntan de qué trabajas? —pregunte, algo nervioso
Este que se encontraba en uno de los sillones leyendo una que otra revista semi desnudo me miro unos segundos pensando en que decirme
—Le digo la verdad, pero hasta cierto punto— me dijo con aires de grandeza.
—Ya veo, y... ¿si estuvieras en mi sitio?
—Siendo tú, diría que soy un gay pasivo —empezó a reír, mientras lo fulminaba con la mirada.
—Sabes que ¡Púdrete! le diré que soy una persona de entretenimiento —le di enter y envié la respuesta.
—En realidad eso eres idiota, solo que entretienes a las viejas cuarentonas —me dijo este en tono de burla.
—Perdóname ¡Por no ser un jodido playboy como tú! —grité mientras cerraba la sesión.
—¿Ya terminaste de hablar con tu noviecita? —se burló aún más.
—Joder cállate, ¿cómo te has dado cuenta de que hablo con una chica?
— ¡Es fácil notarlo! Por otra parte, me hiciste una pregunta que fue tan evidente.
Bufe cansado, mi hermana Susan entró al set con mala cara
—¿Qué sucede Susi?
—Pues, al parecer necesitarás una nueva asistente. A la última debí despedirla.
—Ya era hora ¿esa era la mujer que se quiso revolcar contigo Abel? —asentí haciendo un gesto de asco y escuché la fuerte carcajada de mi amigo
—No comprendo como la soportaste por tanto tiempo
—Ni yo —dijo Susan haciendo puchero.
—No importa, ahora lo que sí debe importarme es conseguir una ¡Nueva!
—De eso me encargo Yo —dijo mi hermana entre brincos —conocí a una chica en un club que seguro te agradara hermanito a parte creo que es asexual
—Perfecta entonces... ¿Espero verla dentro de un mes?
— Si, —contenta —le llamaré en la mañana y la pondré al tanto de todo seguro no se niega —salió de la habitación dando brincos de alegría.
— Tú hermana me aterra —asentí
—Créeme, a mí también.
Había pasado un perfecto mes charlando con la chica de la internet, era interesante y un poco reservada, no era para menos ella no me conocía para nada. Pero de algo estaba seguro y es que conocerla sería un honor.