Al salir de la habitación Daniela se dirigió sin pensar a la salida, casi corriendo tropezó con un hombre al que apenas vio ya que llevaba la mirada al suelo para que no vieran sus lágrimas solo logró captar el olor amaderado de su perfume era totalmente hipnotizante.
—¡Disculpa!— y siguió caminando hasta encontrar a Luis.
—¡Princesa! ¿Qué te pasó?
—Te cuento cuando me saques de aquí ¡por favor hermano!
Luis no tardó en tomarla de los hombros y sacarla de inmediato, el celular de Daniela no dejaba de sonar y lo arrojó por la ventanilla del auto, Luis vio lo que hizo y se estacionó en un claro.
—Dime que te hicieron y ¿quien fue? Porque ya está muerto y no se ha dado cuenta.
—Luis, enviame a Inglaterra ¡Ahora! Aceptaré hacer mi residencia en el hospital Folk no quiero estar un minuto más aquí.
—Jaciel ¿te hizo algo? Dime - respiraba con dificultad por el enojo.
Daniela no tenía porque mentir y le contó todo.
—Mariel y Jaciel se entienden, los encontré teniendo relaciones sexuales en la habitación de descanso.
—¡Maldita sea! Ese bastardo se va a morir y Mariel me las pagará. Se va a arrepentir de todo, se lo advertí.
Luis estaba tan furioso que sus ojos mostraban un rojo excesivo y una mirada asesina.
Apretando el volante del auto respiró profundamente, se calmó para poder ayudar a Daniela.
—vamos te llevaré al aeropuerto te enviaré en el avión privado de la familia.
Antes de arrancar de nuevo el auto llamó a Mat.
—Mat, sal de la fiesta y dirígete a mi casa, te darán algunas cosas y las llevas de inmediato al aeropuerto.
—¡Entiendo señor!
—Llama al piloto lo quiero lo antes posible en el aeropuerto y pasa a comprarme un teléfono por favor.
Colgó y llamó a su casa.
—Isabel, empaca unas maletas para Daniela con todo lo que puedas, en el cajón del escritorio está una carpeta con su nombre ponla en la maleta y en esos cajones está su pasaporte y algunos documentos de ella, igual los empacas.
—Si señor Luis.
—Rápido y sin que nadie se dé cuenta, si preguntan tu no sabes nada y no hiciste nada, Mat ira en media hora a recogerlo así que apresurate.
Colgó la llamada y salió al aeropuerto, llegando allá se dio cuenta que su hermana no había comido nada aún.
—ven princesa comamos algo en lo que llega tu equipaje y el piloto.
Daniela tenía una mirada triste pero siguió a su hermano, los dos eran personas sencillas a pesar de su estatus social, se acercaron a un establecimiento de comida rápida y comieron ahí, todos los veían llamaban mucho la atención pues iban vestidos de una manera elegante y algunas personas reconocían a Luis, ya que salía en algunas revistas.
—¡Princesa! ¿Estas bien? —tomándola de la mano y viéndola a los ojos siguió preguntando.
Necesito que me digas la verdad ¿como te sientes? ¿Qué piensas?
—Luis, estoy bien de verdad. De Mariel puedo esperar cualquier cosa siempre ha sido nefasta. Pero me duele el engaño de Jaciel eso ¡nunca! se lo voy a perdonar y se lo haré pagar muy caro.
—¡Eso lo quiero ver! Lo dejaré en paz por el momento, esperaré a que tu hagas lo que tengas que hacer. Si necesitas ayuda dime.
Daniela le dio un abrazo y un beso en la mejilla a Luis.
—Eres el mejor hermano del mundo.
—Mientras sea tu consentido, todo está bien. —Luis sonrió, bromeando con Daniela.
Su teléfono sonó y era su asistente Mat.
—Señor estoy aquí, tengo todo lo que me pidió, el piloto ya está haciendo los tramites de vuelo, necesito saber a donde irá para el permiso de despegue.
—A Londres, espera en el área de abordaje vamos para allá.
A Mat se le hizo muy raro que su jefe volará a Londres sin avisarle, el siempre lo acompañaba en sus viajes pero ahora se iría solo y por la cantidad de maletas sería un viaje largo.
Al esperar a su jefe, estaba listo para enviar un mensaje a su novia, si su jefe dijera que volaría el lo acompañaría sin pensar pues le debía mucho y haría cualquier cosa por él. Pero al verlo entrar se sorprendió al ver a la heredera menor de la familia De Anda.
—Señor aquí están las maletas y el celular que me pidió.
—¡Gracias Mat! — tomó el celular y lo destapó anotó el número en su celular y en el nuevo, su número, el del abuelo y el de Mat, después se lo entregó a Daniela.
—Toma princesa, tienes mi número, el del abuelo y el de Mat, te haré una transferencia a tu tarjeta y cuando aterrices te diriges a este domicilio, es un departamento que tengo allá, el abuelo me lo regaló cuando cumplí 20.
—¡Gracias hermanito! Eres el mejor.
—Cualquier cosa, comunícate conmigo o con Mat. Ya agregue su número en caso que yo no responda, Mat lo hará.
Daniela asintió y abrazo a su hermano con gran pesar, pues era la única persona a la que le importaba y se preocupaba por ella, bueno aparte del abuelo.
—Te voy a extrañar Luis.
—Te visitaré pronto mi princesa.
Le dio un beso en la frente y la dirigieron al avión privado se despidieron y el avión despegó. Su celular sonó y al ver quien llamaba enarco una ceja y suspiró.
—¡Abuelo! ¿Pasa algo?
—¿Y lo preguntas? Tenemos dos horas sin saber nada de ti y Daniela.
—¿Estás en el salón?
—No, estoy en una de las salas de descanso ¿porque?
—Mariel hizo algo imperdonable, se metió con Jaciel Lara, Dani Los encontró en pleno acto s****l y no se quiso quedar en el lugar, la traje directo al aeropuerto se fue a Londres, aceptará hacer su residencia allá.
El abuelo ardía de furia, las manos le temblaban al escuchar lo que le decía su nieto.
—Ese maldito Jaciel Lara acaba de firmar su sentencia de muerte y a Mariel cortale todos sus ingresos, ¡veremos que hace! En la mansión De Anda no quiero una cualquiera. Ve directo a casa terminaré con la fiesta y nos vemos allá.
—Entendido abuelo.
Mat no sabía lo qué había pasado hasta que escuchó a su jefe. Realmente sintió pena por la señorita De Anda, ella era muy buena con todos, aparte de hermosa era una gran persona.
—Señor, si no hay más me retiro.
—Adelante, descansa nos vemos el lunes en el hotel.
Salieron juntos y se fueron en diferentes autos.
Mientras tanto el abuelo salió furioso de la sala de descanso, a su lado iba Roy el jefe de seguridad de la familia De Anda.
—Roy, manda a los miserables miembros de mi familia a casa, diles que no los quiero ver aquí, córrelos.
—¡Entendido jefe!
Roy era un hombre alto de cincuenta años, había estado a lado del señor De Anda desde que tenía 20 le era totalmente fiel, conocía el carácter de su jefe y jamás lo contradecía era al único que le daba lealtad.
Se acercó a la mesa de la familia y vio que Erika y Mariel discutían algo entre cerro los ojos ya sabía que esa era la causa del enojo de su jefe.
—El señor quiere que se retiren, que vayan a casa de inmediato.
— ¿Qué dices? ¿Cómo puede ser eso?
—Se van ahora mismo o quieren hacer enojar a mi jefe.
—Vamos Erika, Mariel. Esperemos en casa.
Se fueron, en el camino Erika regañaba a su hija, por lo sucedido.
—Esto es tu culpa, mi papá se dio cuenta de lo que pasó eso es seguro ahora veamos que pasa.
—Basta mamá sólo haré mi teatro de siempre y listo, no pasa nada.