(7)
-¿Una vez más madre?-
Él me hace reír y es bastante extraño, ya que no soy ese tipo de persona que se ríe con facilidad.
Pero también me hace querer lanzarme por una ventana, ya que es muy posesivo. Pero luego siento que lo necesitó, para luego quererlo lejos de mí.
¿Pero por qué me siento de esta manera?
Los dos hicimos un acuerdo de no enamorarnos, pero ¿cómo no enamorarse? Si estamos tirados en el suelo viendo la televisión, tomados de la mano.
Él trae puesto una sucia camiseta blanca, que le queda grande y esta manchada de besos de mi labial. Nunca fue tan divertido maquillarme, pero ahora lo es, cuando mancho su ropa dándole besos y acariciando cada parte de su cuerpo.
-Quiero saber más de ti.-Le dije pasando mis dedos por su abundante pelo n***o.
-No hay nada que saber.-Me responde mirándome a los ojos, para después cargarme y llevarme de vuelta a la cama.
-¿Acaso no existes?-Preguntó en forma de broma, mientras me recuesto en la cama y vemos como el agua cae sobre nuestras ventanas, mientras vemos como se empañan los vidrios.
-No exactamente.-Pasa sus dedos por mis manos, provocando que sintiera una electricidad en mi cuerpo.-Pero es como si no existiera.-Yo lo miró y puedo ver algo en sus ojos que no es algo común en él, así que beso sus labios, que se ponen rojos al instante. Él es una persona realmente hermética, así que eso aumenta mi atención en él.
-No quiero ser exigente, pero en realidad me interesaría saber de ti.-Le intento de insistir pasando mis dedos de los pies, por los suyos, uniéndolos cada vez más.
-Lo único que debes saber de mí, es que soy este Will, que esta acostado al lado tuyo.-Me lo dice en el oído, escuchándose tan intenso y sensual. Así que me siento en sus piernas, enrollando mis piernas por su cintura.-Soy este Will que está aquí acariciándote. Él que te quiere mostrar algo que nadie te ha mostrado.-Yo misma me siento algo frustrada de no poder recibir alguna pista, mientras le mostraba lo largo de mis piernas.
-¿Me mostraste?-Alzó una ceja, mientras muerdo mi labio inferior. Él cambia su ceño tan rápido como la lluvia que cae encima del techo. Él ahora sonríe con grandes hoyuelos, mostrándose lindo y puro.
-Te enseñe a tener una buena relación con tu compañero.-Yo sólo niego con mi cabeza mientras paso mis manos por su cabeza.
-Lo hiciste.-Él me sonríe, su sonrisa es como una brisa de verano, en pleno invierno.
Sus manos se convirtieron en medicina, que necesito des pues de un día totalmente horrible. Y aun cuando me hace enojar, lo deseo, ya que he mantenido un sentimiento dentro de mí que me hace sonreír cada vez que pienso en él.
*
Al siguiente lunes.*
Hoy más que nada sonrió como nunca. Jamás lo había hecho por tanto tiempo.
Mi padre huyó de casa, aun cuando me tenía a mí y a mi madre. Y es por eso que mi madre se volvió una mujer muy desequilibrada. Y yo en una persona que siempre está a la defensiva.
Ella pensaba que encontraría un príncipe azul y eso es lo que hace, desde que tengo uso de razón y una voz que se hace escuchar. Siempre llegaba a casa con copas de más y llorando, porque los hombres jamás eran buenos con ella. Es por eso que yo también hago lo mismo con los hombres, pero cuando un hombre es tan bueno como lo es Will para mí, es algo extraño y a la vez bueno, pero mi cabeza solo piensa en lo que mama siempre decía:
"Los hombres siempre terminan arruinándolo todo"
Y realmente no quería terminar diciéndoselo a Will, y menos diciéndole lo que en realidad siento.
-¡Hey!-Me dice Maddie regresándome a la tierra.
-¡Ay!-Digo al punto de llegar al paro cardíaco.-Me espantaste.-Le digo mientras sigo arreglando unas máscaras, que ocupare en mi clase de cine.
-¿Ahora te asustas?-Me comenta sentándose al lado mío con mucha gracia.
-Sí, los humanos tenemos eso que se llama "asustar"-Le respondí mirándola extraño.
-No me mires de esa manera.-Advierte.-Que la que está soñando eres tú, vi tu cara.-Aferra sus dientes a sus labios, mientras su sonrisa permanece como un sello.-Estás enamorada.-Asegura mientras aplaude como una morsa feliz. Y lo único que puedo hacer ante esa acusación es negar con la cabeza.
-Cómo crees.-Muevo mi mano riendo con gracia.
-No me lo niegues, ¿acaso ya has perdido la apuesta?-Yo le golpeo el brazo, mientras que intento volver a mi pintura. Pero no puedo mentirle a mi mejor amiga, que siempre me confía sus secretos.
-¿Se me nota tanto?-Pregunté ahora hablando un poco más bajo, no quería que nadie supiera que estaba enamorada de Will.
-Sí, pero apuesto que él también lo está.-Ahora empieza a jugar con la silla con ruedas por el lugar.-No es por nada, pero él se ve también enamorado de ti. La forma en que te molesta y todos lo dicen.-Yo me muero de nervios, porque en realidad no sé cómo digerir esto, o expresar mi consternación ante eso.
-No sé porque llegue a este punto, era tan obvio que me iba a enamorar de él. Soy una idiota, me parezco a mi madre.-Dije rendida mientras no mido lo que digo.
-Así que ya salió la verdad.-¡Demonios! Nunca debí hablar de mi pasado con una chica británica linda.
-Ya sabes mi pasado, sabes que papá le pegaba a mi madre, no quiero eso en mi vida.-Confesé con miedo.
-Pero Will jamás te pondría una mano encima.-Me comenta haciéndome entender que los hombres no eran iguales.
-Son hombres.-Dije alzando la voz, mientras el teatro está vacío, así que se escucha el gran eco por todas partes.
-¿Y eso qué?-Me comenta arrugando la frente, mientras que yo misma no pude evitar decirlo:
-¡Es que los hombres siempre lo arruinan!-Ahora me miro en el espejo que es Maddie, luciendo como mi madre.
Yo misma me doy cuenta que estoy luciendo como ella. Así que me levantó de inmediato de mi asiento y corro del lugar, huyendo de mi gran espejo quién es Maddie.
Mientras corro, recuerdo que la universidad tiene una especie de correo, donde pueden llegar cartas y paquetes de tus familiares.
Así que entro al pequeño cuarto, que me quedaba de paso mientras huía. El lugar siempre está lleno de paquetes, así que eso no me sorprende.
-¿Hola!-Dije queriendo encontrar a la persona que esté encargada del lugar.
Y de un montón de cartas, sale una chica con lentes muy pequeña.
-Hola.-Dice con una sonrisa tierna-¿Qué se te ofrece?-Ella es bastante linda pero se ve algo estresada por tantos paquetes.
-¿No me habrá llegado alguna carta?-Le pregunto mientras le digo mi nombre. Ella busca en su computadora mi nombre, para después decirme:
-Sí, te ha llegado una carta.-Ella saca la carta de una bolsa color blanca. Yo la tomo entre mis manos y noto que dice el nombre de mi madre. Así que salgo del lugar y voy a los jardines, compro una soda y me la tomo lentamente, mientras abro de la carta.
Mi sorpresa fue grande, cuando en vez de una carta, sale una invitación. Esta era de un papel con figuras realmente elegante de un color beige.
"Kelly y Edward, te invitan a su boda"
-¿Qué?-Dije queriendo vomitar, mientras el aire se me es arrebatado.- ¿Cómo paso esto?-Me preguntó esperando que alguien me conteste, pero yo misma me contestó.-Ni siquiera sabía que tenía novio, y ahora se quiere casar.-Pongo mis manos en mi cara, sollozando con algunas lágrimas saliendo de puro dolor.
Estaba harta, ¿cómo es posible que me haga esto de nuevo? Estoy tan feliz de estar en Londres y no en América, pero mis patriotas demuestran lo sensible que puedo ser en verdad.
Yo intento tragarme las lágrimas, pero me ha afectado demasiado, así que mi cara está húmeda.
Después solo escucho el sonido de una lata de soda abrirse, al lado de mí. Yo de inmediato vuelvo a mi puesto, algo asustada. Ahora veo a Will sentado al lado mío, con una pierna cruzada y su pose de modelo.
-¿Qué haces aquí? ¿Por qué siempre estas donde yo? -Le dije con un enorme nudo en mi garganta.
-Solo quería tomar el sol.-Me contesta, tratando de no ponerle tanta atención a su propia presencia.
-¿Y no prefieres tomar el sol en otra parte?-Le preguntó fruncido el ceño, mientras mi nariz chorrea.
-No.-Dice sin más, dándole un trago a su soda.-Dicen que las lágrimas y el sol son buenos para la piel.-Yo solo me mofo un poco.-¿Qué pasa? ¿Te ha llegado el periodo otra vez?-Una vez más mofo de lo que a dicho.-¡Vamos! Sabes que se lo quieres contar a Will.-Él siempre me hace sentir bien de una manera diferente, así que con toda la confianza, le lanzó la invitación.
Él la lee completa, ya que yo solo pude leer el principio, puesto que mi corazón se rompió muy rápido.
-Parece que tu madre se va a casar.-Me comenta regresándome la carta, después de leerla completa.
-Dime algo que no sepa.-Le contesto, haciendo la carta en forma de bola y tirándola al suelo.
-Yo solo creo que tu madre va a ser feliz.-Dice sin más mienta el sol le alumbra la cara.
-No lo creo, no conoces a mamá. Un día ama alguien, y al otro ama a otra persona.-Le digo mirando el suelo realmente enojada.-No quiero ser igual que ella.-Es la primera vez que demuestro que tengo miedo ante Will. Esas palabras hacen que yo misma me de cuenta, que le estoy diciendo todo a este chico que apenas conozco.-Olvida lo que te dije, estoy alucinando un poco.-Me levanto de mi asiento y digo.-Tengo que regresar a mi clase, nos vemos luego.-Camino aprisa, mientras dejo a Will lejos.
*
Entro de nuevo al teatro de la escuela. Mientras Maddie esta tirada en el suelo luciendo relajada. Yo de inmediato llego y me acuesto a su lado. Ella se espanta, pero da vuelta un poco su cabeza, para lograr mirarme.
-Tranquila.-Me dice aferrando mis manos a su cuerpo. Tenía miedo de sentirme asustada.
Maddie es una buena chica, a pesar de que ha tenido todo en su vida. Sus padres son artista famosos, y lo único que ella quiere en su vida es hacer su vida lejos de la fama de sus padres.
Ella ha logrado consolarme, como mi madre nunca lo hizo.
Así que la tarde pasa, mientras la lluvia cae con fluidez.
¿Por qué Londres tiene que ser el lugar más lluvioso de la tierra? Tengo mi cabeza encima las rodillas de Maddie, mientras las dos vemos cómo las gotas caen sobre la ventana del set de filmación de la escuela. Estamos atrapadas aquí solas, puesto que la lluvia no quiere cesar.
-Parece una tormenta.-Me avisa Maddie pasando sus finas manos por mi cabello grueso. Y sin más, dejo caer solo una lágrima de puro dolor.
No quería que le hicieran daño a mamá, pero lo único que quería es que ella fuese feliz. En realidad no sé si la tormenta cesó o si se siguió. Las piernas de Maddie eran cálidas, así que pude encontrar un lugar de paz y tranquilidad. Me quedé dormida, esperando que mi madre pueda ser feliz.