ALAS ROTAS

Tamara de 8 años esta feliz después de muchos años volverá a vivir junto a sus padres. Ellos habían partido a la gran ciudad en busca de nuevas oportunidades, económicas para su familia. El autobús va llegando a la ciudad, la pequeña abre grande sus hermosos ojos, los grandes edificios comienzan a verse, su sonrisa se ensancha de felicidad. Al llegar a la estación de autobuses, su madre la está esperando su rostro está muy diferente a lo que la pequeña niña recuerda. Sus ojos no tienen el brillo que la caracterizaba, están hundidos con ojeras, su rubio cabello está descuidado, esta delgada y sus manos se mueven constantemente. — mamá, — grita feliz Tamara Su madre frunce el ceño, sin decir mucho. — Vamos se hará tarde, — Carol le dice a su hija Al llegar la casa donde viven sus padres, la pequeña mira atentamente, no es linda esta descuidada, un pequeño patio con pasto alto, las paredes se nota que no han sido pintadas en mucho tiempo. Al entrar está aun peor, las cortinas en las ventanas están rotas, hay basura, restos de comida y botellas, las paredes parecen que se caerán en cualquier momento. La niña busca a su padre con la mirada, pero no lo ve. — sube tu habitación está al fondo, tranca la puerta y no bajes,--- dice Carol La niña obedece a su madre, sube las escaleras y va por el pasillo hasta la habitación del fondo, entra y tranca la puerta. Ve un pequeño armario, una cama, y una mesita de noche es lo único que hay en la habitación. Como el resto de la casa está en mal estado Tamara empieza a acomodar las pocas cosas que trajo en su valija. Se acuesta en la cama mirando por la ventana, se ven pocas estrellas desde ahí. De repente ruidos se escuchan desde la planta de abajo de la casa, Tamara se asusta y se tapa con las cobijas, así pasan horas hasta que se queda completamente dormida. Al otro día amanece y Tamara tiene hambre ya es medio día y sin hacer ruido abre la puerta de su habitación baja despacio y ve botellas de licor por todos lados, agujas, cigarrillo con un olor horrible y un polvo blanco. Ve a su madre en el piso, a su lado dos hombres que no conoce, cuando una voz que si reconoce hace girar su cabeza. — ¿Tamara?,--- dice Osvaldo — papi,--- sonríe Tamara — ¿ que haces acá?,--- pregunta Osvaldo — mami me trajo,--- responde la niña El hombre mira a la mujer sacude su cabeza, suspira. — ven vamos a desayunar, — dice Osvaldo La niña obedece a su padre y salen juntos, un niño la observa caminando junto a su padre. Entran a un pequeño local de comida. — doña Margarita, un desayuno para mi hija,--- dice Osvaldo La mujer mira a la niña y da un gran suspiro, prepara un desayuno y se lo lleva a la mesa, Tamara come en silencio mientras mira todo a su alrededor, sus bellos ojos miel brillantes, su cabello rojizo y unas pequeñas pecas en su rostro la hacen ver angelical. La niña mira a su padre, como su madre tiene un aspecto deteriorado, sus ojos color café están hundidos, su cabello rojo despeinado y tiene barba de días, ya no sonríe como lo recordaba ella. Al terminar su desayuno, Osvaldo paga y salen del restaurante. — gracias, estaba muy rico, — dice Tamara saludando con su manito a doña Margarita La mujer los ve dirigirse a su casa, suspira mientras ve a la pequeña niña. Tamara ve al niño jugando con unos autos y saluda con su manito, su madre lo mira y entra a la casa, mientras le dice que no quiere verlo con esa niña. Osvaldo ve que su pequeña hija está triste, entran a la casa, el olor es desagradable. — ¿Dónde estaban?,--- pregunto Carol — la lleve a desayunar, ¿ porqué la trajiste?,--- dice Osvaldo — no se, solo la traje,--- responde Carol subiendo sus hombros — no tenías que haberla traído, — dice enojado Osvaldo — Tamara limpia, todo, — dice Carol Tamara busca unas bolsas de residuos y limpia toda la casa sin decir nada. Así van pasando los años, Tamara ayuda a doña Margarita en su restaurante y esta le da comida. La mujer siente pena por la niña, sus padres no se importan por ella, solo se emborrachan, se drogan y apuestan. La vida de Tamara se ve cada día igual, solitaria, triste, mientras sus pequeños momentos de felicidad son junto a doña Margarita. Ya no va a la escuela como todos los niños, Tamara los ve pasar con sus mochilas y bellos uniformes, bajo su cama tiene un bollon donde guarda las propinas que recibe en el local de doña Margarita. Quiere ahorrar y comprarse un uniforme, mochila y útiles escolares, desea ir a la escuela como todos los niños. Tamara es quien se dedica hacer todo en esa casa, limpia y ordena, ha cortado el pasto y tiene unas lindas plantas, sus favoritas son las margaritas, su perfume es lindo. Su madre sólo protesta, ya que no le gustan las plantas, una tarde mientras Tamara está con doña Margarita, Carol encuentra el frasco con el dinero, lo toma y va al lugar donde siempre. Al llegar a la vieja casa entra y compra drogas, regresa y puede ver a Tamara mirarla con ojos llorosos. --- ese dinero era para poder ir a la escuela,--- llora Tamara ---¿ escuela?, de que sirve ir, ba niña tonta estas mejor así, ahora que trajiste de comer,--- dice Carol Tamara la mira sin poder creer lo que su madre le dice, abre un paquete que dejó en la mesa, Carol empieza a comer desesperada, cuando Osvaldo llega y la ve. ---¿ que sucede Tamara?,--- pregunta Osvaldo al verla triste. Su padre estaba alcoholizado, pero en sus momentos lucido se acerca a su hija, trata de darle un poco de cariño. Solo que ya no es el mismo, las drogas y el alcohol ĥan ido acabando con todo a su paso, sin dejar nada de aquél hombre, que adoraba a su pequeña hija. Tamara le cuenta lo que hizo su madre y como siempre Carol le resta importancia, Osvaldo sin saber que hacer o decir solo mira la espalda de su hija subir las escaleras. --- tenemos que enviarla con mi madre,--- dice Osvaldo --- No, ella es útil, limpia y trae comida, --- dice Carol. Osvaldo se tira en el sillón donde se queda profundamente dormido. Tamara se había dado un baño, en su habitación tiene un espejo regalo de doña Margarita, se mira dándose cuenta que su cuerpo está cambiando, ya no es tan niña, puede notar que sus tetilla crecen, también que tiene bello, en partes que no imaginaba. Se mira sus ojos siguen siendo color miel, su cabello rojizo, sus labios son medianos y tiene una nariz pequeña respingada, es una niña linda, que está entrando en la pubertad. Tamara se acuesta en su cama cayendo en un profundo sueño, recuerda su vida en el campo con su abuela, sus amigos y la escuela, le encataba ir a la escuela, tiene bajo su almohada un libro su favorito, el principito, regalo de doña Margarita en su cumpleaños. Lo lee cada vez que está triste, al ser el único libro que tiene se lo sabe de memoria, aveces sueña que es el principito y recorre cada planeta. Tamara es una niña inocente apesar de que sus padres no la cuidan o educan y están perdidos en las adicción, ella vive su niñez no como los otros niños, su día es feliz cuando está con doña Margarita en su local de comida.