Capítulo 2

1763 Words
—Antes que prosigas con la reunión me podrías regalar unos minutos en tu oficina —sugiere y yo asiento—, bueno y ahora quiero que ustedes vayan a su área de trabajo mientras hablo con la presidenta de nuestra empresa—enfatiza la última palabra. Las palabras de mi amiga son suaves, pero a la vez crudas. Mi amiga Tara tiene un cargo importante en la empresa "lleva la contabilidad", pero también es mi conciencia y la que da segundas oportunidades. Es inevitable no decirle no a mi bella rubia de ojos azules. Me doy cuenta de que siempre que la describo pareciera como si estuviese enamorada de ella, pero la verdad es que la admiro y me encanta que sea mi amiga. Hmm... A veces me comporto como si fuese la hija única, pero la verdad tengo un hermano que me ama, pero no es el tipo de persona con la que deseara contarle mis profundos y pecadores secretos. —No me vengas a decir que defenderás a ese grupo de perras —exploto tras entrar en mi oficina—, por favor Tara, no quiero que los defiendas porque no escuchaste lo que las malditas perras estuvieron hablando de mí—empiezo a caminar en círculo—. Ah, ellas pueden que tengan razón, pero ya me harté de que me pisoteen de una u otra forma. Siento que estoy perdiendo el control, ¡pero es que no me lo están dejando tan fácil! —Tienes toda la razón y no te digo lo contrario, pero no es conveniente que las despedidas —dice tras cerrar la puerta de la oficina—. Sabía que necesitarías de mi ayuda y por ello he madrugado más de lo habitual. Su sinceridad y sus buenas intenciones me gustan, pero ya me siento cansada de todos y no es que sea una puta santa, pero es que todos merecen hacer con su vida lo que quiera. ¡Que se joda el mundo! —Ah, pero es rico coger y ese fue mi maldito problema —paso mi mano por todo mi rostro tras respirar profundo—, los malditos hombres son los culpables. Es que los malditos putos son como un chocolate delicioso, gustoso, exquisito y demasiado tentador, lo malo de todo esto es que la culpable soy yo y siempre seré yo. Mi vida s****l es demasiado activa, pero no es que estoy acostumbrada acostarme con cualquier hombre que se me cruce en el camino, ¡al contrario! Es el hombre que llenará mis expectativas y el que puede regalarme un instante de felicidad. —Ja, ja, ja... Deja el drama y mejor ponte a trabajar porque necesito que me acompañes al almuerzo con Rogelio —ordena tras caminar hacia mí. Rogelio es su amado novio, el mismo que desea que esté lejos de su novia porque ahora soy una mala influencia para ella. Frunzo el ceño al no comprender por qué la cita o la invitación. No me gusta ser un mal tercio en una cita. Que horrible es la situación. —Buenos días —me pongo alerta al escuchar un par de toques en la puerta. ¿Quién será? Mis ojos se van directo hacia mi amiga Tara, ella encoge sus hombros y esa es la señal de que no sabemos quién es. —Tranquila, y mientras hablo con las viejas del nuevo diario tú atenderás a la persona que está detrás de esa puerta —dice tras dejar caer su mano en mi hombro. Esa mirada me dice mucho y no me siento de humor para atender a alguien que no tiene cita conmigo... Ah, ni mi secretaria ha venido y eso me pasa por venir temprano. —Vete antes de que me arrepienta y te deje a la persona que esté ahí... Ella asiente y antes de dar media vuelta me regala una sonrisa tras dejarme un casto beso en la mejilla. Camino hacia mi escritorio, dejo mi cartera sobre él. Tara sale de mi oficina dejando pasar a ese desconocido. Rodeo el escritorio, me dejo caer sobre la silla... Suelto un fuerte suspiro tras relajarme para ver quién es el desconocido. —Buenos días —dice tras entrar a mi oficina. Waooo... puta, ¿quién es ese hombre? Trago grueso, mis ojos se deslumbran al ver a ese espécimen de hombre. Sin poder evitarlo lo escaneo de arriba hacia abajo, poco a poco siento como me babeo, así como una perra en celos. Mierda, no aprendo y este hombre ya me está provocando. Nuevamente el escaneo va de abajo hacia arriba hasta imaginarlo desnudo, pero con la perfección de una imaginación fantasiosa, dado que ese traje fino puede que me engañe y el resultado sería otro. Mis ojos se clavan en esos ojos verdes que sin ningún parpadeo me siento intimidada por él. Es que el hombre tiene lo suyo, esa perfección tiene que ser una maldita ilusión o un regalo de consolación por todo lo que ha sucedido. —Buenos días, eh —carraspeo al darme cuenta de que él me ha descubierto—. En que le puedo ayudar, creo que no tengo ninguna visita inesperada. Trato de no desenfocarme y que él piense que soy una maldita pervertida. Me doy una cachetada mental al estarme torturando por el video. Es que presiento y siento a la vez que todo aquel que me vea es porque se queda pensando lo puta que soy, dado que se ha deleitado con el video. Todo es psicológico. —Se equivoca —niega con la cabeza—, ambos tenemos mucho de qué hablar—dice en tono frío. No sé si preocuparme o seguir deleitándome de este hombre sacado de una revista. Puede que tenga una pizca de prepotencia, pero más allá veo que el chico es... ¡Especial! —Si es así puede tomar asiento y como no está mi secretaria le daré la oportunidad de decirme que es un tema inmenso que ambos tocaremos —enarco una ceja, recupero la compostura de una mujer poderosa. Sí, es momento de dejar los juegos para concentrarme en mi trabajo y en la posición en la que me encuentro, la verdad que no quiero que el día de mañana me tachen como una acosadora. Harol Grant. Soy Harol Grant, el hombre que no quiere trabajar o, mejor dicho, “es mucho trabajo encargarte de todo, aunque tengas ayuda”. Mis vacaciones se acabaron por completo y ahora tengo que decidir si quiero lo que me pertenece o mandarlo al diablo para que otra persona se aproveche de todo lo que me corresponde.  Dicen en las redes que soy el hijo de un gran magnate empresario, dueño de un imperio y una cadena de empresas de moda. El comercio es el que nos tiene en los cielos, pero también se dice que soy el soltero más codiciado, “la fortuna”. Hace un mes se publicó un artículo del único heredero de la familia... y todo se debe a que el primogénito tiene que cumplir con su deber y ahora más que nunca, ya que una de las empresas de mayor prestigio de la ciudad de Londres está siendo vinculada por un vídeo indecente, aunque sea personal no significa que no afectará a nuestra imagen, dado que la susodicha es la presidenta de la empresa. Mi padre está furioso y mi familia estérica, lo que me aconseja es que ponga orden y que tome el poder o que esté a lado de la mujer que ha provocado esta controversia, la idea es que me quede mientras las aguas bajen, pero todos sabemos que eso es mentira porque lo que quieren es que mi imagen esté en todo el mundo. Hace unos minutos entré a la empresa, pero no como el hijo del dueño, visto que me topé con un montón de culebras ponzoñosas. No voy a negar que me he quedado con la boca abierta porque esas mujeres dijeron cosas que jamás pensé que lo dirían y menos si es del mismo sexo. El caso es que en este mundo siempre estaremos rodeados de personas que desean lo que tienes y odian tus triunfos. No fue difícil darme cuenta de la persona que tiene el cargo que pronto asumiré. Y no lo digo porque la he visto en la revista, sino porque una hermosa morena se detuvo en el instante que escucho nombrar su nombre. “Ava” es lindo y no muy común. La chica se puso pálida al escuchar todo lo que se decía de ella, tragó grueso luego de sentirse impotente y estoy seguro de que por su mente pasaron muchas cosas. Ella se supo defender y no negaré que se me escapó una sonrisa al ver que ella está a unos pasos del abismo, pero no se quedó ahí, ya que se levantó de una vez y lo que hizo es no demostrarle su debilidad y les contestó como toda una fiera. El espectáculo me lo di sentado, cómodamente sobre el sillón de espera que está a unos metros de la oficina del presidente. Cuando ella decide irse por presión, ya que una mujer apareció en el momento en que la morena pensaba “despedirlas”. De mi parte despido a todo el personal para darles una oportunidad a los nuevos ingresos que desean trabajar. Oh, qué raro... Siento un escalofrío por todo mi cuerpo al ver esa mirada, ¡no cualquier mirada! Siento que me está desnudando... Hmmm... Debe ser ideas mías, una cosa es que ella se halla involucrado sexualmente con el personal y otra es que sea una promiscua s****l, así como lo dijeron ese grupo de culebras. —Soy el que solucionará tus problemas —hablo en voz alta todo lo que pasa por mi mente... —Disculpa. —Seré tu mano derecha, debes saber que las cosas en la empresa están difíciles, pero todo puede cambiar con una nueva imagen y mostrando que eres buena trabajando y no... —¡Disculpa! —me interrumpe al comprender mi presencia. Respiro profundo, y de reojo examino todo lo que hay a mi alrededor, ¡esta era la oficina de mi padre! A pasos lentos me acerco a la silla que está a unos metros de mí, quedando frente de esa gran mujer, estoy seguro de que luego de que le diga quién soy puede que ella me odie y comience a tirarme veneno, pero la verdad que no soy su enemigo. He venido a limpiar el desastre de ella.
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