PROHIBIDA

Prohibida 6

Apenas han pasado un par de días desde que llegué y solo he estado encerrada en el apartamento de Blake, he permanecido sola la mayor parte del tiempo, solo suelo sentarme a ver por la ventana a la gente pasar, me abrazo a mí misma mientras pienso en todo, la cuidad se ve hermosa y animada desde aquí pero aún me animo a salir, el teléfono del apartamento suena y hace que vuelva mi cabeza para verlo, pienso en si contestar o no, después de todo esta tampoco es mi casa, después de sentir la insistencia de la persona que llama me pongo de pie y camino hasta tomar el teléfono.

—¿Por qué tardaste tanto en contestar? Estaba a punto de un paro cardiaco.

—Lo siento Be, sabes que es el apartamento de Blake y no pensé que alguien me llamaría —digo al escuchar la voz de mi amiga al otro lado de la línea.

—Está bien, pero sabes que puedes estar como en tu casa allá o acá, solo no me vuelvas a asustar de esa forma y por favor compra un teléfono, Blake te prestara algo de dinero en lo que logramos recuperar tu cuenta bancaria.

—Si ok, mañana iré a comprarlo— me quedo en silencio, espero me tenga noticias.

—He seguido a Jacob y desde que desapareciste parece ha dejado de salir con mujeres, solo sale en familia y va a la compañía, parece que quiere mostrar una imagen favorable, recuerdas lo que dijo de la campaña de su padre.

—Lo sé, parece ser algo importante para ellos,

—Han ocultado la noticia de tu desaparición, pero sus hombres aun vienen a vigilar mi casa, no creo que vayan a rendirse tan fácilmente, por alguna razón que no entendemos quieren que vuelvas a esa casa.

—Tampoco lo creo y no volveré, no lo sé quizá deba quedarme más tiempo aquí, lejos de su radar.

—Te apoyare en lo que decidas, la abogada ya le envió los papeles de divorcio a Jacob.

—Dudo que los firme, y sin pruebas de su infidelidad conseguir el divorcio va a ser más difícil —me pongo de pie y voy a preparar un té.

—Algo podremos hacer no desanimes, debo irme ya es tarde aquí, Te quiero.

—Gracias Be, no sé qué haría sin ti —observo una foto de Blair y Blake en la mesita de centro de la sala.

—Sin ustedes, te quiero amiga —Corto la llamada y sirvo el te mientras pienso en el desastre que se ha convertido mi vida.

Después de un rato llega Blake y trae la cena, le cuento lo que ha sucedido y se muestra enojada.

—Deberíamos cortarle las bolas —Agrega dándole un bocado a su comida.

Comienzo a toser, porque he encontrado absolutamente gracioso su comentario.

—No quiero imaginar que le harás a pobre desgraciado que se le ocurra engañarte —afirmo y ella baja la mirada a su plato y se recompone rápidamente, cambia de tema intentando que olvide lo que sucedió hace un momento, espero que en algún momento me cuente lo que le sucede, quiero cuidarla y apoyarla, así como ella lo está haciendo conmigo.

Nos vamos a la cama temprano Blake tiene que levantarse a la madrugada.

Al día siguiente.

Despierto y me quedo mirando al techo, decido al fin levantarme y veo en la mesa de noche una nota que dice.

“Compra el jodido teléfono” me hace reír. Voy al baño para prepararme, suspiro al sentir mi abdomen donde debería crecer mi hijo y la ira me inunda, al recordar la razón por la cual lo perdí.

Me pongo un jean, tenis y una blusa manga corta color verde menta, tomo mi cartera y salgo, espero no perderme, camino y cierro los ojos cuando el aire toca mi piel, siento algo de libertad, fui prisionera y no me daba cuenta, siempre debía seguir los benditos protocolos de la familia Anderson, sacudo mi cabeza intentando olvidar aquello.

después de caminar mucho encuentro lo que parece un centro comercial, ingreso y me maravillo con el hermoso lugar, después de estar muy distraída encuentro la tienda de teléfonos, busco uno que se adecua a mis necesidades y lo compro, lo activan y en el busco la forma de llegar al Hospital de Blake, ojalá pueda salir a almorzar conmigo, noto como queda un poco retirado de donde estoy.

Detengo un taxi.

—Buon giorno —lo saludo

—Rome American —doy el nombre del hospital el asiente y echa a andar el auto.

Antes de llegar a mi destino observo pasar tres camionetas negras a gran velocidad, el conductor del taxi se detiene abruptamente ya que casi chocamos con una de las camionetas, grita algo en italiano creo que fue un insulto, retoma el camino al hospital llegamos unos minutos después.

Salgo del taxi después de pagar e ingreso al hospital, saludo a la recepcionista.

—Blake River —digo y ella toma el teléfono, habla con alguien, corta y no mucho después sale Blake desde un pasillo.

—Mia, que bueno que decidiste salir de tu cueva, ven acompañarme a mi consultorio

—Me abraza y me lleva con ella, no puedo evitar sentir nostalgia por estar en un lugar parecido a mi lugar de trabajo.

—Pensaba en que saliéramos a almorzar juntas —digo al entrar a su consultorio.

—Claro que sí, déjame prepárame y salimos— ella deja su bata colgada y salimos a un lugar cercano a almorzar, es al aire libre, ordenamos y siento un silencio incómodo.

—¿Qué pasa Blake? —apoyo mis brazos en la mesa y la observó intento que sienta que puede contarme cualquier cosa que le suceda.

—Espero un bebe —suelta y baja la mirada a su postre, me quedo en silencio, sopesando todo, apenas llegué, no sé si tiene novio o algo, aunque parece que Be tampoco sabe nada.

—Eso es maravilloso —le digo con ánimos y ella no es muy receptiva a mi reacción.

—Lo es, solo que el idiota del padre se largó apenas se lo conté —come de su postre y vuelve a hablar —. Bueno no es que quiera que mi hijo crezca al lado de un cobarde, pero siempre desee formar una familia “perfecta” sabes mamá, papa y toda la cosa— Encoje los hombros.

—Ahora seremos él o ella y yo.

—y donde dejas a Be, a mí, a tus padres, estaremos contigo y a tu hijo le va a sobrar amor— le tomo las manos y las apretó entre las mías para que sienta mi apoyo.

—Gracias Mia, que bueno que hayas regresado.

Terminamos de comer y caminamos.

—¿Cuánto tiempo tienes? —cuestiono mirándola de lado.

—Dos meses —yo acaricio su brazo y apoyo mi cabeza en su hombro.

Ingresamos la hospital, ella se prepara para iniciar sus consultas, me despido de ella y me acerco a la puerta, al tomar la manija y darle vuelta, escucho varios sonidos que parecen ser disparos, escuchamos gritos de las personas y varios hombres que hablan en tono fuerte, Blake y yo nos miramos mientras nos agachamos, escuchamos lo que parece ser un caos afuera, después de unos largos minutos que parecieron horas, mi valiente amiga se pone de pie y se acerca a la puerta.

—¡Blake! —susurro bajo.

—¿Estas loca? —le señalo el piso con mi mano para que vuelva a la posición en la que estaba, ella levanta ambas manos, intentando calmarme.

Abre la puerta y sin más remedio voy tras ella, saca su cabeza y noto que no hay nada bueno afuera.

Ambas salimos y a mi izquierda hay un bulto en el suelo, antes que pueda ver con claridad, un hombre de unos cuarenta años, atlético, alto de cabello oscuro, ojos claros, vestido con un traje n***o, su camisa no está abotonada del todo, tiene un rostro inexpresivo, detrás de él otros hombres vestidos de n***o también algunos llevan camisa blanca.

—dottoressa venga con me —(doctora, venga conmigo) le habla a Blake hace un ademan con la mano llevándola hacia él y yo siento miedo por ella y su bebe, volteo a verla con los ojos muy abiertos, ella me mira y noto en sus ojos que quiere tranquilizarme, da un paso y yo la detengo.

—¡No! — grito y Blake se gira rápidamente para mirarme con entrecejo arrugado.

—Yo soy doctora —busco con los nervios de punta mi carnet del hospital en mi cartera, siento que los hombres quitan los seguros a sus armas y tiemblo ante ese sonido.

Levanto mis manos con el carnet en mi mano izquierda, el hombre que parece ser el jefe le dice algo a uno de los hombres, este se acerca y toma mi carnet, él se lo muestra a su jefe, después me mira y luego a Blake.

—Iré con ustedes —aseguro con un nudo en la garganta, deben necesitar un medico no veo otra razón para querer llevarse a Blake.

—MIA— Blake habla entre dientes —¿Qué haces? —sé que está enojada.

Los hombres se nos quedan viendo.

***HISTORIA COMPLETA***