Sus duras palabras.

1058 Words
Cuando mamá murió debido a un accidente, pensé que el señor Sander y la señora Margaret, que son los dueños de la mansión en la que llegué a trabajar con mi madre, me enviarían a un orfanato, pues yo solo tenía cinco años. Pero fue todo lo contrario. Nunca me dieron su apellido, pero no me importó. Me dieron la mejor educación en una de las mejores universidades del mundo y todo lo que siempre quise. Nunca hicieron diferencia entre Matthew y yo. Cuando tenía quince años, pensé que lo tenía todo: una vida de lujos y a Matthew. Lo recuerdo como si fuera ayer. Era un adolescente gordito. Lo defendía cuando alguien quería molestarlo. Nunca me fijé en su físico, lo amaba por quien era. Sus hermosos ojos azules, tan azules como el mar salvaje, me ponían tan nerviosa. Pero después de su cumpleaños, anunció que quería ir al ejército. Con tanto dolor, lo acepté. Volvería cuando tuviéramos 18 años. Nos llamábamos todos los fines de semana, pasábamos horas hablando de nosotros. Cuando cumplió 16, Margaret y Sander organizaron una fiesta enorme para los dos, ya que yo cumplo tan solo tres meses después. Así que fue una fiesta doble. Él corrió y nuestro encuentro fue tan bello, solo se quedaría una semana y me dolía dejarlo ir, pero algo había cambiado. Había bajado un poco de peso, me sorprendió al verlo. Me explicó que estaba entrenando y por eso había cambiado. No le di más importancia hasta que una voz nos interrumpió, un chico muy atractivo que hizo un comentario que me enojó. Dijo que Matthew era muy insignificante para mí. Le grité, pero Matthew me llevó a otro lugar y besó mis labios. Él dijo que tenía que venir con alguien y, por desgracia, lo enviaron con ese imbécil y presumido. Matthew me dijo que no le prestara atención y continuamos con lo nuestro. Después de la cena y de escuchar a ese imbécil presumir sobre cómo era el mejor de todos, Matthew y yo nos fuimos de la mesa a mi habitación. Esa noche fue la primera vez que hicimos el amor, fue tan mágico que quería que esa noche durara toda la vida. Él me dio un hermoso anillo y me dijo que cuando terminara su servicio militar tendríamos 18 años y entonces nos casaríamos. Tan solo unos meses después dejó de llamarme, después de otro año volvió a venir por una semana para luego volver y terminar su último año. Cada vez se veía más guapo y marcado, pero me ignoró toda la semana y su excusa fue que estaba cansado. Al terminar su último año, pedí que fuéramos a universidades separadas. Y cuando lloré, pidiendo una explicación, me dijo que ya no era suficiente para él. Quería a una mujer más hermosa que estuviera a su altura, eso me rompió el corazón. Yo quería contarle lo que pasé, eso que no le deseo a ninguna mujer y que le pedí a Margaret y Sander que nunca contaran, y que hasta el día de hoy, ni Jenn lo sabe. —¡Sarah, tenemos que ir al altar! Vamos, hija. —¡Papá! —Él se acerca y besa mi frente. —Me gusta cuando me llamas papá, aunque también sé que lo hacías desde pequeña cuando querías convencerme de algo, pero sabes que no soy fácil de convencer. Así que toma mi brazo y vamos. —¡Entiende, esto no nos llevará a ningún lado! —Confía en mí y vamos, Sarah. —¡Pensé que me amabas, pero solo me quieren usar para castigar a Matthew! Él fue el que me hizo daño por tantos años y yo pagaré el castigo de estar con él. —Sé que aún lo amas, Sarah. —¡Yo no! —No lo niegues, no me puedes mentir. Él debe cumplir su promesa, debes decirle todo, Sarah. Le diste un riñón y él no sabe que fuiste su donante. Gracias a ti vive, y es algo que nunca podré pagarte. Y lo que aún más nos duele a todos, la pérdida de mi... —¡No lo digas, papá! Te lo suplico... por favor, no quiero que le hagas algo al bebé de Matthew, no tiene la culpa de nada. —Lo pensaré si te das prisa, Sarah. Él me toma del brazo, pero me suelto. —¡Por favor, promételo! —Está bien, no le haré nada. Debería hacerlo, pero no lo haré por ti. Pero atente a las consecuencias, Sarah. Él sigue viendo a esa mujer y te será infiel. Yo no le he fallado a Margaret en los más de 35 años que llevamos juntos. —No me importa, ese papel no vale nada para mí, vamos y terminemos con esto, quiero ir a mi casa. —Ah, por cierto, manda a traer tus cosas con Jenn y una empleada. Las llevará a la mansión que le regalé a Matthew para esta noche. Es tu esposo y debes vivir con él. Salgo de la habitación sin decir nada, es inútil que lo haga, pero no causaré mi propio dolor. Me iré a un hotel esta misma noche. Todos aplauden y me miran sorprendidos, sé que mis invitados conocían a Liam. Espero que no piensen mal de mí. ¿Qué hago con todo este dolor en mi corazón? Miro a Matthew y antes de llegar al altar extiende su mano y me mira con odio, trata de sonreír y cuando estoy a su lado me habla en voz baja. —Ojalá tú también te hubieras muerto con tu madre ese día, yo sería el único al que mis padres amarían y me hubiera casado con la mujer que amo y que espera a mi hijo. Nunca serás suficiente para mí y nunca te amaré. Después besa mi mejilla y vuelve a tomar mi mano mientras sonríe de manera forzada. Limpio mis lágrimas, las personas piensan que lloro de felicidad. No presto ni el más mínimo interés, mi mente divaga. Hasta que firmamos, nos colocamos los anillos y después Matthew arroja la mesa frente a todos y sale furioso. Su padre lo sigue, Margaret y Jenn les piden a todos que se vayan y yo me siento una vez más como cuando tenía 18 y me dijo esas duras palabras que rompieron mi corazón.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD