ABIGAIL
Terminé de darles a Blake y Harper la actualización sobre mi progreso. Estaba orgullosa de esto. Este programa era mío. Había tomado la base de un programador anterior y lo había ampliado, haciéndolo único.
—Eso es increíble. No, eres increíble— Blake me sonrió. —Estás muy por delante de lo previsto—
—Gracias— dije, dándole una mirada a Harper.
Se quedó mirando su computadora, el brillo de la pantalla hacía que los mechones de sus sienes brillaran casi plateados en su cabello rubio oscuro. Debería estar acostumbrada a su reticencia hasta ahora, pero por alguna razón hirió mis sentimientos.
No necesitaba que alguien me elogiara todo el tiempo, pero trabajaba duro para este hombre, muchas horas, días festivos, fines de semana, y el casi nunca reconocía mis logros.
—Deberíamos celebrarlo— Blake lanzó una mirada cautelosa hacia Harper.
Había notado los muchos intercambios silenciosos entre los dos esta noche. Me preguntaba nuevamente si estarían teniendo una aventura. Tuve que rechinar mis dientes para mantener cerrada mi gran bocota. Luke adoraba a su esposa y no merecía que lo trataran de esa manera.
—Los cuatro deberíamos de salir— Blake agarró su teléfono.
—Llamaré a Luke y.…—
—Abigail, ¿crees que podrás tener una demostración lista para la próxima semana? — Harper continúo mirando su computadora portátil.
—¿Una demostración enlatada? Claro. Puedo modificar la que hicimos para la financiación inicial y preparar las capturas de pantalla y…—
—No. En vivo— tocó su pantalla. —Estoy seguro de que puedo concertar una reunión…—
—¿En vivo? ¿La próxima semana? ¿Quieres decir que escanearemos la cara de alguien y veremos cómo funciona? —
—Exactamente— Sus ojos grises se encontraron con los míos por encima de su computadora portátil. ¿Eso es un problema? Por lo que tu afirmaste en esta reunión, no debería ser un problema—
—Dije que se terminaron varios componentes centrales, pero nunca han sido vinculados ni probados—
—Entonces vincúlalos y pruébalos—
—Lo haré — Ahora recordaba por que odiaba este trabajo tanto como lo amaba. Él. Este hombre nunca estaba satisfecho.
—Para el miércoles—
—No. Eso no es posible—
—Eso es dentro de cinco días. Me parece más que posible—
—¿Cinco? No— sacudí la cabeza. —Tengo este fin de semana libre, ¿recuerdas? —
—Los planes cambian— Sus labios se curvaron en una media sonrisa.
—Harper— lo regañó Blake.
—Acordamos que Abigail tendría este fin de semana libre. No la haremos trabajar— Me mordí el interior de la boca para no señalar que no debería necesitar aprobación para tener un fin de semana libre.
—Acepté eso antes de tener todos los datos— Harper se reclino en su silla.
—¿Me estás castigando por hacer las cosas antes de tiempo? — pregunté. Este hombre era increíble. Cada vez que pensaba que sabía lo imbécil que podía ser, el me sorprendía de una manera horrible.
—Si crees que trabajar aquí es un castigo— sus ojos se oscurecieron y bajaron por un momento. —No tienes idea de lo que es un castigo—
Si no supiera mejor, habría jurado que el me había mirado los pechos. Por supuesto, eso sería una broma, porque, en primer lugar, mis pechos nunca habían atraído la mirada de un hombre, y en segundo lugar, Harper no era un hombre. No, él es un jefe. Una máquina que no hacia más que trabajar.
—Suficiente— Blake se puso de pie. —Todos tenemos que aprovechar el fin de semana libre y podemos discutir el proyecto el lunes. Admítelo, Harper. Una noche de fiesta solo con nosotros cuatro sería divertida. Comeremos, tomaremos algunas bebidas y bailaremos. Conocernos mejor—
Había de nuevo ese trasfondo secreto. Yo no iba a ser el señuelo para mantener a Luke entretenido mientras estos dos jugueteaban delante de su cara.
—Supongo que puede esperar una noche— El frunció el ceño y su mirada volvió a fijarse en mí. —Haz los arreglos. Abigail y yo nos reuniremos contigo y Luke más tarde esta noche—
—¿Esta noche? — incluso después de trabajar para él durante casi un año, la intensidad de su mirada me hacía sentir incómoda. Era como si el me estuviera estudiando, analizándome y no tenía idea de por qué. Los hombres nunca me estudiaban. La mayoría de los hombres a penas me daban una segunda mirada. Yo no era particularmente atractiva. Mi cabello es largo y castaño y liso. Soy alta y delgada. Mis pechos eran tamaño promedio, pero nada que llamara la atención y mi rostro, aunque no carezco de atractivo, no era nada que hiciera que nadie me echara un segundo vistazo.
A menudo pensaba que debería haber sido una espía porque la gente nunca me veía realmente. Desafortunadamente, mi tendencia a hablar de todo había acabado con mis sueños en el mundo del espionaje. Sin embargo, por alguna razón, Harper me miró. El me vio. No parecía saber que hacer conmigo, pero al menos parecía. Probablemente por eso me había quedado en este trabajo.
Él es arrogante, exigente y podía ser un idiota, pero me agrada. Además, el dinero es bastante bueno.
—Si esta noche— El me miró como si fuera un insecto bajo el cristal.
—Lo siento no puedo esta noche— me gustaba mi trabajo, pero necesitaba más que trabajo. Necesitaba una vida y un hombre. Había pasado demasiado tiempo desde que había tenido relaciones sexuales.
—Tal vez mañana—
—¿Por qué no puedes acompañarnos a cenar esta noche? — Harper cerró su computadora portátil.
—Porque tengo una cita— Sonreí como una tonta. Estaba tan emocionada. Probablemente no tendría sexo esta noche, pero si las cosas iban bien con Oliver la probabilidad de tener relaciones sexuales estaba nuevamente en mi futuro.
HARPER
—¿Una cita? — Los ojos de Blake se abrieron y me miró. —Eso es maravilloso. ¿Quién es él? Dónde se conocieron. Esto es muy emocionante. Cuéntame todo sobre ese hombre misterioso—
Normalmente, habría querido borrar esa sonrisa del rostro de Blake, pero hoy lo único que paso por mi mente fue:
Mi polla se infló al pensar en Abigail atada, mirándome, lamiendo esos labios rosados, pero mi polla se desinflo cuando ella comenzó a hablar.
—Su nombre es Oliver— Casi vibro de emoción. —Finalmente me invitó a salir. Nos conocimos en línea hace unas semanas y hemos estado chateando por video llamada. Él es tan amable. Es arquitecto y tímido y…—
Los ojos azules de Abigail brillaron y su sonrisa era amplia y natural. La sangre volvió a mi polla. Nunca me había dado cuenta de lo ancha que tenía la boca. Probablemente porque ella nunca había sonreído así, pero lo haría. Casi gemí al imaginarla de rodillas, sonriéndome antes de que abriera esa gran boca suya y se tragué mi polla.
—Entonces, ¿estás esperando con ansias esta cita? — Blake me dió una mirada de “te lo dije”
La ignoré y me moví ligeramente, tratando de reprimir mi deseo. Tengo casi cuarenta años, no soy un adolescente sin control sobre su pene.
—¿A dónde irán ustedes dos? — preguntó Blake.
—A ningún lugar— dije. Ni siquiera me estremecí cuando ambas mujeres guardaron silencio y se volvieron mirándome. Blake tenía una expresión divertida en su rostro, pero Abigail estaba sorprendida. Demasiado. Ella me había sorprendido con la noticia de esta cita. Pensé que habíamos pasado casi todos los momentos de vigilia juntos durante casi un año, pero aparentemente ella había encontrado algo de tiempo para chatear por video llamada con un idiota llamado Oliver.
—No irás a esta cita—
—¿Disculpa? — El tono de Abigail tenía un tono de advertencia.
La ignoré. —Me escuchas— puse una mano sobre mi computadora.
—Hay trabajo que hacer—
—No para mí. Tengo el fin de semana libre—
—Ya no más— No la iba a perder de vista. No me arriesgaría a que el esperma de este otro hombre infiltrara su útero.
—Acabamos de discutir esto. Tengo el fin de semana libre. No puedes cambiar de opinión— dijo. Miró a Blake en busca de ayuda, pero la otra mujer permaneció en silencio, mirándonos como si fuera su programa de comedia favorito.
—Si puedo. Yo soy el jefe— Estaba cada vez más cansado de su constante resistencia a mi autoridad.
—He trabajado todos los fines de semana durante los últimos diez meses. Llego temprano y trabajo hasta tarde todos los días. Lo único que hago es trabajar—
—Lo sé. Has demostrado que eres inteligente y dedicada. Sabes que cuando hay trabajo se hacen sacrificios. Por eso me confunde que todavía pienses que vas a tener una cita esta noche— Casi gruñí al pensar en ella sentada y charlando con un extraño. El hombre tocándola. Besándola. Mierda, eso no, eso no iba a suceder. Ella es mía. Yo la había encontrado primero y la había elegido.
—Voy porque me diste el fin de semana libre. Lo cual no debería haber tenido que pedir. Es fin de semana. Ya he trabajado más de ochenta horas esta semana—
—Yo también—
—Es tu empresa—
—Bien. Lo entiendes— me incliné hacia adelante. —Soy tu jefe—
—Eres un idiota— Incliné la cabeza en señal de acuerdo.
—Cuando tengo que serlo—
— Bueno, Finn— ella se inclinó hacia mí.
— No me llames así— mis palabras fueron suaves, una advertencia.
— Harper— el tono de Blake fue cauteloso. Ella lo conocía lo suficiente como para saber que estaba a un susurro de explotar.
— No voy a trabajar este fin de semana Finn— Abigail me fulminó con la mirada. Debería saber que no debía presionarme. Pero nunca había tenido que mostrarle este lado de mí. Ella siempre había obedecido, muchas veces con una actitud sarcástica, pero ella se había inclinado ante mis demandas como una buena sumisa. No, ella no era una sumisa y nunca lo seria. Era una buena empleada y pronto sería una buena madre, pero eso era todo.
— Trabajaras este fin de semana y si me llamas Finn una vez más, yo…—
— Harper no lo hagas— Blake se puso de pie. —Respiremos todos profundamente y podremos hablar de esto como adultos—
— No hay nada que discutir— yo soy el jefe. Había tomado una decisión y Abigail tendría que afrontarla.
— En eso estamos de acuerdo— Abigail tomó su computadora portátil. —Te veré el lunes—
— Si te vas, estás despedidas—
— Harper— Blake se movió hacia Abigail. —Por favor dame un minuto con él— Abigail asintió y salió de la habitación.