Capítulo 2

826 Words
Nada mejor que llegar cansada de un vuelo y que la bienvenida te la de tu ex junto con una chica pegada a él, ¡qué emoción! Y eso no es lo mejor, oh no, lo mejor es que hay una fiesta, excelente. Aunque me quedé unos segundos ahí parada nadie se dio cuenta de ello, Nate me saca de mi burbuja y me indica que lo siga, doy un paso pero para el colmo hago contacto visual con Scott, quién al verme abre los ojos sorprendido, se hace a un lado y despide a la chica, ella se va sin inmutarse. –Umm Maddie llegaste– dice Scott caminando hacia nosotros. –Sí ya llegó, y claramente está cansada así que la llevaré a su dormitorio– contesta Nate con un tono algo molesto. Él voltea a verme y entiendo su señal de "sígueme y no te alcanzará éste", a sus órdenes. Pero algo nos detiene... –Nate si quieres yo la puedo llevar, tú ya hiciste mucho– dice Scott mirando fijamente a Nate. Y yo que pensé que tendría una llegada acogedora, já. –No hermano, al parecer te interrumpimos, así que te dejamos tranquilo– Nate ya está molesto, y yo muy incómoda, que no quede duda. Al final Nate me guía al dormitorio, y yo me pregunto ¿Y mi hermano? Vaya, y yo soy la irresponsable. –Está será tu cama– entramos y no prende la luz, sólo nos alumbra la luz que llega por la ventana. La cama que señaló está pegada a la pared de lado izquierdo –En el closet hay espacio, los primeros cajones son tuyos. El baño es cruzando este pasillo y listo, si quieres mañana te ayudo a desempacar ya que hoy estás cansada, cualquier cosa me dices. ¿Alguna duda? –Sí ¿Por qué hay dos camas?– señalo la cama que está al otro lado de la habitación, en medio de las camas hay un escritorio. –¿No te dijo tu hermano?– eso ya me preocupó. Yo niego con la cabeza temiendo quién sería el dueño de esa cama –Es mía, pero tranquila soy un buen compañero de cuarto– me guiña el ojo y yo sólo asiento extrañada, ese chico sin duda tiene un tic. Bueno, claramente no lo esperaba pero es mejor que estar lidiando con Scott. –Si quieres ya te puedes dormir, si necesitas algo no dudes en decirme. Voy a estar unos minutos afuera, a menos que quieras salir a la fiesta, te puedes cambiar aquí, la puerta tiene seguro así que no te preocupes. –Sí está bien, muchas gracias por todo– me sonríe y antes de salir me guiña un ojo y se va. Tiene que ir a checarse. Después que me cambio, dudo en ir a lavarme los dientes, tendría que pasar entre toda esa gente, ugh. Abro ligeramente la puerta para ver qué tal sigue la fiesta, veo a Nate hablando con una chica, bueno, ella es la que habla, estoy esperando que su tic se haga presente pero no, él le dice algo y se levanta, lo veo caminar directo hacia acá; entro en pánico y cierro la puerta, me aviento a la cama y me cubro con el edredón y simulo estar dormida.  –¿Qué te pasa Nate?– se dice así mismo algo molesto. ¿Este chico está siempre molesto? Vaya variedad que tenemos en esta casa, cierro mis ojos tranquila de que no me vio –Buenas noches, roja. Ay. * Me desperté ya que sentí algo pegajoso y tieso en mi cabello, estaba oscuro por lo que no pude ver de qué se trataba, me levante con intenciones de prender la luz y ver que tenía en éste, pero sentí algo húmedo en el piso. Al caminar siento un hilo y se prendió un ventilador que jamás había visto sólo que tenía plumas, eso hace que me resbale y caiga al suelo. En el momento que grité escuche risas y en la puerta estaban Matthew, Nate y Scott riendo, detrás de ellos estaba Dylan con cara de cachorro, no estaba riendo así que supuse que lo obligaron. –¿En serio? ¿No pudieron hacer algo mejor?– al decir esto los tres se miraron sin comprender nada – Pudieron haber hecho algo mejor. ¿Tener que copiarle a una película infantil? Que bajo han caído– suelto una risa y ellos se me quedan viendo confundidos, piensan que no me molestó, y eso es lo que quiero que crean. Me levanto del suelo simulando que no me dolió la caída, camino hacia mi maleta y tomo de ahí mi toalla y mi bata de baño, siento que ellos siguen riendo en voz baja, la verdad si no fuera yo, también me estuviera riendo, pero ya veremos quién ríe al final. Camino hacia a ellos quienes están en el marco de la puerta, están acomodados en una fila, dejando un espacio por el que puedo pasar, camino con mi dignidad intacta y justo cuando estoy en medio de ellos volteo a verlos y pronuncio: –No saben en lo que se acaban de meter. Les guiño un ojo y sigo mi camino. Y sí, lo que dije va en serio.   
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