La hija del diablo
Cuando visito la tierra, lo encuentro fascinante, me gusta ver como se comportan los humanos y me agrada su manera de divertirse, pero también me desconcierta el daño que se hacen unos a otros, pero antes de que explicar eso, voy a presentarme.
Mi nombre es Samm y tengo 18 años, vivo en el infierno, en compañía de mi madre, mi hermano Mael y mi padre, y si, mi padre es lucifer, el diablo, o como quieran llamarle.
Al ser la princesa del infierno, siempre he hecho lo que quiero y plasca, es por eso que se me permite hacer casi lo que sea, por ejemplo visitar el mundo de los humanos.
La primera vez que fui, decidí ir a un pequeño pueblo, lo hice en compañía de Mael, casi nunca nos separamos, quizá sea por el vínculo de gemelos que nos une, o porque mi padre lo torturaria si me pasa algo, en fin, lo primero que hice al llegar fue ir a una fiesta, creo que herede la forma de ser mi madre y es por eso que la diversión corre por mis venas.
La fiesta transcurría sin contratiempos y me resultaba divertido ver a los hombres discutir por poder bailar conmigo, es claro, por si aun no lo imaginan, que soy una mujer sumamente hermosa, aunque tuve que cambiar mi apariencia al estar ahí, seguía siendo muy atractiva a la vista.
Sin embargo llegada las dos de la mañana la gente comenzó a retirarse, no entendía el porqué, la fiesta estaba muy animada cinco minutos antes y ahora todos se iban. Un hombre, al vernos aún ahí parados, se nos acercó y nos dijo -muchachos no parecen ser de por aquí, les dare un consejo, vayan a casa ahora, porque en el momento en que el reloj de las 3:00 cosas malas pasan por este lugar, pues es la hora en la que el maldito diablo sale a pasear, y hace mucho mal, en especial a las jovencitas que lo topen-.
Mael y yo nos miramos el uno al otro, me sentí molesta por la manera en la que se refirió aquel hombre a nuestro padre, pero me contube de lastimarlo, los humanos a veces son ignorantes de sus palabras. Pero me dio mucha curiosidad saber a que se refería aquel viejo, pues cave decir que fue ridículo escuchar que papá deambula por las calles a las tres de la mañana, jaja, el pobre tiene tanto trabajo que casi nunca sale de su oficina.
Asi que decidí investigar el asunto yo misma, y descubrir al "diablo" que se aparecía por pueblo.
Mael siempre ha sido muy serio y responsable, jamás se mete en problemas, a menos que yo lo arrastre en mis travesuras, así que no me siguió el juego y se quedó ahí esperándome, sabía que no corría peligro alguno,pues soy una diabla, y la fuerza de los humanos esta muy por debajo de mi poder y fuerza.
Yo me dispuse a caminar por las calles, esa noche había llevado un vestido hermoso de color blanco, que resaltaba mis perfectas curvas, mis pechos firmes, y mi tonificado trasero, usaba tacones rojos que hacían juego con mis labios, y me veía realmente sexy, yo iba mirando los alrededores, y de pontro las campanas comenzaron a sonar, indicando las tres de la noche.
Continúe caminando y al pasar por un callejón oscuro, pude distinguir una silueta, me detuve y me quedé mirando y la silueta se acerco a mí, al irse acercando finalmente distinguí a un hombre entre los 30 y 40 años, que vestía completamente de rojo y usaba una máscara, no pude evitar sonreír, pues a lo que la gente tanto le temía, resultó ser un simple hombre haciendo un pobre intento de disfrazarse de papá, el cual jamás vestirá de una manera tan ridícula.
Creó que aquel hombre pensó que le estaba sonriendo a él, pues me tomó de la mano y cubrió mi boca, llevándome a una casa vieja y alejada del pueblo. No me resisti, quería saber que era lo que realmente hacía y el porqué era tan temido.
Al llegar, me ató a una cama y comenzó a quitarse la ropa, era evidente lo que aria, así que en tono tranquilo le dije -no soy de este lugar, no sabes quien soy, pero hoy estoy cumpliendo mi mayoría de edad, me han dado muchos regalos, sin embargo hoy te are un regalo a ti también, perdonaré tu vida, pero solo si me liberas ahora y dejas de hacer esto a otras chicas. Estoy siendo generosa contigo, pero atrévete a rechazar mi regalo y desatare mi furia hacia ti-, aquel hombre comenzó a reírse - jajajajajajaja, eres solo una perra más a la que envestir, si es tu cumpleaños, te voy dar un regalo también, a ti te conservaré para que me satisfagas cuando quiera, ya que no eres de aquí, nadie te buscará en el pueblo, y una vez que me aburras, tiraré tu cuerpo descuartizado a los perros- entonces aquel hombre comenzó a subirse sobre mi y antes de que pudiera arrancar mi vestido, rompí las cuerdas que me ataban y lo levante con una mano, mostré mi verdadera forma, y al verme quizo gritar pero de su boca no se emitía sonido alguno, -a ti no te tiraré a los perros, porque ni los perros merecen comer basura como tú- le dije y sonreí, con un chasquido de mis dedos su cuerpo comenzó a quemarse y con mi mano traspase su piel y lentamente arranque su corazón, -nos veremos en el infierno- le dije por último, y lo deje ahí, quemándose en esa casucha vieja en la que había torturado a otras chicas.
Al salir, ahí estaba Mael, -es hora de regresar- dijo, y volvimos a casa.
Al día siguiente en aquel pueblo, ya se extendia otra historia, una que perduraria hasta el fin de los tiempos.
Quizá crean que lo hice porque simplemente soy hija del diablo y el mal forma parte de mí, pero la verdad es que estando en ese lugar, pude sentir el dolor de las mujeres a las que aquel infeliz daño, y pude sentirlo como mío. Ese es uno de los poderes de un diablo, es por eso que podemos ofrecer tratos exactos en donde incluimos lo que los humanos quieren o necesitan, pues si lo queremos, podemos sentir su dolor, ira o alegría.
Es así como a partir de ese día, de vez en cuando visito el mundo humano vestida con mi hermoso vestido blanco y mis tacones rojos, voy por ahí poniendo a prueba a los hombres, aquellos cuyo corazón es bueno y puro, son capaces de resistirse a mi encanto y evitan dañarme o siquiera mirarme inadecuadamente, por ello les hago el mismo regalo que aquel hombre rechazo...su vida. Sin embargo hay quienes tienen un corazón podrido y sus deseos mas oscuros salen a relucir, por lo cual nunca nadie los vuelve a ver.
Hoy en día en el mundo humano, algunos de ustedes me llaman matlazihua, y hay muchas historias sobre mí. Pero la verdad es que soy solo Samm, la hija del diablo, aquella que cuando esté libre y tenga tiempo, quizá te visite algún día, solo espero que aceptes mi regalo.