Capítulo 4: “Venganza”

2140 Words
Una semana después de ese incidente en la enfermería todo había seguido con normalidad, últimamente Leonardo había estado un poco ausente de la empresa lo cual era mejor para mí porque me daba un pequeño respiro y podía comer con tranquilidad. De hecho, durante todo este tiempo que llevo trabajando en este empresa, me había saltado tantas comidas que hasta había bajado 5 libras lo cual no era tan bueno para mi salud, de por si yo ya era un poco delgada si seguía así podría hasta enfermarme. Ahora que no estaba mi jefe podía trabajar tranquilamente, Leonardo me había pedido recopilar información de los últimos seis meses, estaba tan concentrada trabajando mientras escuchaba música con mis audífonos que ya solamente me faltaba un mes y terminaría con todo el trabajo. -Señorita Baldinelli – se acercó a mí la señorita Smith, me quite los audífonos inmediatamente para escucharla. - Hola señorita Smith – dije sonriéndole. - Creo que nunca hemos tenido la oportunidad de hablar a gusto, me llamo Carolina, pero puedes decirme Caro – dijo sonriéndome. - Hola Caro, puedes llamarme Olivia – respondí con una gran sonrisa. Al fin podía hablar libremente con la única compañera de trabajo que estaba en este piso. - ¿Quieres ir a almorzar conmigo y otros compañeros de trabajo? – pregunto sonriéndome ampliamente. Había estado tan concentrada en los documentos que realmente ni siquiera me había dado cuenta de que ya era la hora de almuerzo. -Claro – dije levantándome de mi asiento. Tomé mi cartera y ambas bajamos a la planta principal para reunirnos con los otros compañeros de trabajo. -Ya era hora que bajaras, muero de hambre – dijo una mujer pelirroja como de nuestra misma edad. - Lo siento no había terminado de ordenar algunas cosas – dijo Carolina. - Hice las reservaciones que me dijiste ¿Pero por qué me pediste que reservara uno más? – dijo un hombre, él se detuvo al verme a mí. - Quiero presentarles a Olivia Baldinelli, también está conmigo en el último…- Carolina fue interrumpida. - Por supuesto que sabemos quién es esta flor, mi nombre es Gabriel Mendes, estoy en el área de marketing por si algún día necesitas algo puedes contar conmigo – me tomó de la mano y le dio un beso – No dudes en llamarme si necesitas algo – me guiño un ojo. - Discúlpalo, siempre suele ser así con las mujeres que conoce – dijo la otra mujer que estaba con nosotros – Aunque no te preocupes, es gay – dijo guiñándome un ojo – Yo soy Abigail Sanders y puedes encontrarme en el área de contabilidad – me sonrió ampliamente. Nos fuimos caminando al restaurante que había reservado Gabriel, durante todo el camino todos ellos hablaban y siempre se incluían en sus conversaciones lo cual me hizo sentir bien porque no me excluían del grupo. Unos minutos después llegamos al restaurante, elegimos sentarnos en una de las mesas del fondo que tenía una gran ventana que daba hacia la calle. Nos trajeron los menús y todos buscamos algo para ordenar, me sentí un poco aliviada al ver los precios, no eran tan caros y no tendría problema porque no gastaría tanto dinero en un almuerzo. -Tengo que admitir que te vi muchas veces entrando y saliendo del ascensor, pero jamás tuve el valor de hablarte – dijo Gabriel – dime ¿Qué se siente ser la celebridad de la empresa? - ¿Celebridad? – pregunte incrédula. - No hay nadie que no te conozca en la empresa, todos te conocen, aunque tú no nos conozcas – mencionó Abigail. - ¿Por qué? – pregunté riendo. - Eres la asistente personal del CEO de Spinter Enterprises, estas todo el tiempo con uno de los hombres más importantes e influyentes de Nueva York – dijo Abigail suspirando. - Cuéntanos ¿Se ve más atractivo cuando lee sus documentos en su escritorio? – dijo Gabriel recargando el peso de su mandíbula sobre ambas manos – Me imagino siendo la asistente personal de Leonardo, imagínate, vas caminando por el pasillo con muchos documentos en tus manos y entonces por accidente te caes y botas todos los documentos y entonces Leonardo se acerca rápidamente a ti y te ayuda y mientras recogen todos esos papeles ambos hacen contacto visual – mordió su labio inferior. Todas empezamos a reírnos a carcajadas por la gran imaginación de Gabriel. Mientras todos estábamos riendo empecé a recordar y tratar de imaginar una escena así con él tal y como lo acaba de describir Gabriel, pero nada, de hecho, si me había caído, pero él ni siquiera se levantado para ayudarme… Aunque al final si se levanto y me llevo a la enfermería, aunque no fue así de lindo como Gabriel se lo imagina, de hecho, las pocas veces que me he detenido a verlo es cuando esta leyendo documentos en su escritorio y la mayoría de las veces me ha visto viéndolo y solamente ha fruncido el ceño. En resumen: no creo que suceda algo como lo que Gabriel se acaba de imaginar. - Yo no diría eso – hice una mueca – Mas bien da miedo, es muy intimidante – dije haciendo que Carolina empezara a estallar a carcajadas. - ¡Lo ven! ¡Se los dije! ¡Él da miedo! – Carolina no paraba de reírse. - Supongo que jamás le podrán quitar el apodo de diablo – dijo Gabriel riendo. - ¿Por qué diablo? – pregunte curiosa. - Cuando te decimos que es el diablo no es una broma – dijo Abigail mirándome seria yo levante un poco las cejas por la sorpresa – Siempre que otra empresa empieza a ser una amenaza para Spinter Enterprises no sabemos como pero siempre terminan mal todas esas empresas, la única empresa que se ha podido librar de Leonardo Spinter es Strike Enterprises. - Escuché que ambas empresas tienen buenas relaciones – dije y todos asintieron. - Pero no creas que esa buena relación es por el gusto o elección de Leonardo – Abigail negó con la cabeza – Antes de que Leonardo Spinter fuera nombrado CEO su padre era el CEO entonces él es como el mejor amigo del CEO de Strike Enterprises. Aunque dicen que a Leonardo no le agrada ese CEO – se encogió de hombros. - Y ni hablar de cómo nos trata – dijo Gabriel – Una vez subí al ascensor con él porque su ascensor personal estaba en mantenimiento, fue el momento más horrible de mi vida ¡Lo juro! sentí que me estaba quedando sin aire con el simple hecho de estar tan cerca de él, todos en la empresa le tienen miedo. Dicen que la anterior asistente que tuvo, después de haber renunciado nadie volvió a saber de ella ¿Y que crees? – me miro directamente a los ojos – Hace una semana la encontraron muerta en su apartamento – abrí los ojos muy asustada. - Deja de decir tonterías Gabriel, la asustaras – Carolina le dio un pequeño golpe en el hombro. - No le creas, no la encontraron muerta, ella renuncio porque ya era un poco vieja y se iba a jubilar – dijo Abigail riendo. La presencia de Leonardo Spinter era tan siniestra e intimidante que por un momento pensé que todo eso si era verdad.   - Aunque todo lo demás si es verdad – admitió Gabriel. - Si, eso es cierto – afirmo Carolina. - ¿Por qué aplicaste para ser su asistente? ¿Acaso quieres morir? – pregunto Abigail con media sonrisa. - Bueno, para ser sincera, ni siquiera sabía que sería la asistente del CEO – dije balbuceando – Estaba tan desesperada buscando un trabajo que ni siquiera recuerdo que enviara mi curriculum para ser asistente de un CEO – dije riendo. - No lo hiciste – mencionó Carolina – Debido a que sus otras asistentes casi siempre renunciaban rápido y llevaba mucho tiempo sin conseguir una nueva le dijo al área administrativa que hiciera un anuncio que buscaban una asistente para un cargo menor y si su curriculum lo convencía la contrataría – dijo haciendo que yo la mirara asustada. - ¿Me estás diciendo que me eligió personalmente? – dije aclarándome la garganta. - Si – dijo Carolina asintiendo con su cabeza. - Te juro que hasta me acaba de recorrer un escalofrío por todo el cuerpo – Abigail empezó a frotar las manos en sus brazos. - Que potente, ¿Dónde estudiaste chica? ¿Acaso eres de Harvard? – Gabriel me miro muy sorprendido. - No – respondí. - ¿Lo conocías antes? – pregunto Abigail. - No, ni siquiera soy de Nueva York – mordí mi labio inferior con nerviosismo. - Creo que ya se a quien le diré que haga mi próximo curriculum – dijo Abigail bromeando. - Lo haré sin ningún problema – le seguí la broma. - Como sea, ahora estas aquí, brindo por la celebridad Spinter Enterprises – dijo Gabriel levantando su vaso con jugo de naranja para hacer su brindis. Todas levantamos nuestro vaso e hicimos un brindis. Gabriel era muy gracioso, siempre nos hacía reír a todas, después de nuestro almuerzo me terminaron de agradar mucho ellos, dijimos que si teníamos tiempo libre podríamos almorzar mañana también juntos. -Espero que no te haya incomodado Gabriel – dijo Carolina riendo y negando con la cabeza. - No para nada, me agradaron mucho ambos – le sonreí. - Él mismo se hace llamar un alma libre, tendrías que verlo en una discoteca bailando, es toda una fiera o al menos eso dice él – sonrió. En ese momento salimos del elevador mientras reíamos a carcajadas, nuestras risas desaparecieron cuando vimos a Leonardo en el pasillo y frente a mi escritorio. -Hablamos luego – habló en susurro antes de irse a su escritorio. Di un suspiro y caminé hacia mi jefe quien parecía estar buscando algo en mi escritorio. -No recibí ninguna llamada de que llegaría más temprano de lo normal, de haberlo sabido habría regresado antes para ayudarlo – dije viendo como buscaba algo en mi escritorio. - No se preocupe, solamente buscaba esto – tomó unos documentos que había preparado para él – Por favor acompáñeme. Él camino hacia su oficina, yo deje mi cartera sobre el escritorio y tomé el iPad para tomar apuntes de lo que me dijera, a los pocos segundos entre a la oficina, él ya estaba sentado frente a su escritorio esperándome. -Necesito que cancele sus planes de esta noche porque me acompañara a unas reuniones que tendré programadas en mi casa – su atención estaba en el monitor de su computadora. - Que raro, no recuerdo que tuviera programada alguna reunión – dije en voz baja, casi para mí misma. - Yo mismo la programé – me miró – Si necesita ir a su casa por ropa, hágalo, mi chofer pasara por usted a su departamento. […] El resto del día paso con normalidad, mi jefe me dejo salir del trabajo antes para que fuera a mi casa por mis cosas así que cuando eran las 5:00 pm regresé a mi casa para tomar la ropa que necesitaría, realmente no era mucha, solamente un pijama, supuse que podría tomar una ducha allí así que también me lleve un outfit para mañana. Leonardo me envió un mensaje diciéndome que estaría en mi apartamento en menos de un minuto, corrí para tomar el bolso que tenía toda mi ropa y baje del edificio. Cuando estuve fuera del edificio no vi ninguno de los autos negros que suelen llevar a Leonardo así que me quede esperando en la calle, en ese momento me di cuenta de que a unos metros de mi estaba aquel Audi rojo que me había mojado con el charco, me acerque un poco solamente para estar segura y eran las mismas placas, L666. Empecé a reír como una maniaca y empecé a buscar mis llaves del apartamento en mi bolso, no había nadie en la calle así que nadie se daría cuenta de lo que estaba a punto de hacer, me acerque disimuladamente y camine hasta la parte trasera del auto, mire una vez más hacia todos lados para asegurarme de que nadie estuviera cerca, cuando estuve segura empecé a pasar la llave con fuerza en la pintura del auto desde la parte trasera hasta la puerta del copiloto. - ¿Quién ríe ahora maldito loco? – dije riendo, estaba a punto de alejarme del auto cuando escuche que encendieron el motor del auto, en ese momento abrieron la ventanilla del copiloto y casi me desmayo en ese mismo momento. - ¿Qué cree que acaba de hacer señorita Baldinelli? – dijo la voz de mi jefe desde el interior del Audi rojo que acababa de rayar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD