Capítulo 2: “Solo un café normal”

1990 Words
Llegué a mi apartamento y me desvestí, al menos una ventaja de vivir sola era que me podía dar el lujo de caminar en ropa interior por todo el apartamento. Metí toda la ropa sucia y empapada a la lavadora y programe la lavadora, dentro de 50 minutos estaría limpia mi ropa. Me fui a mi habitación que solamente quedaba a unos pocos metros de la lavadora, mi apartamento no era tan grande y podía escuchar el sonido de la lavadora, decidí tomar una siesta, de todas formas, escucharía cuando la lavadora terminara de hacer su trabajo y sacaría toda la ropa. Me acosté en la cama y acomodé la almohada. -Solo serán 50 minutos – dije antes de cerrar los ojos. El sonido de la alarma me despertó, me moví un poco incomoda en la cama, arrugué un poco los ojos por toda la luz del sol que entraba por mi ventana. Después de unos segundos tratando de reincorporarme mire la pantalla de mi celular con el ceño fruncido para luego abrir los ojos con mucha sorpresa, me levanté de golpe de la cama, me había quedado dormida la noche anterior y había olvidado por completo mi ropa, fui a la lavadora y saque la ropa, toda la ropa estaba un poco húmeda, corrí al comedor y tendí la ropa en las sillas. Corrí al baño para ducharme y bufe enfadada, el dueño del apartamento me dijo la regadera de la ducha a veces tenía problemas y que haría todo lo posible por cambiarla lo antes posible pero no lo ha hecho todavía. Bufe nuevamente resignada y metí mi cabeza en el lavamanos para lavar mi cabello y empecé a limpiar todo mi cuerpo con toallas, no era una gran ducha, pero al menos no apestaría el resto del día. Regresé rápidamente a la habitación y tomé unos jeans y una blusa color rosa pastel, algunas cosas de mi habitación todavía seguían un poco desordenadas por la mudanza y no tenía tanto tiempo para estar organizando mi atuendo de este día así que solamente tomé las primeras zapatillas que encontré. Salí de casa a las 6:50 y tome un taxi, ni siquiera había tenido tanto tiempo para peinarme, con mis dedos empecé a peinarme y me hice una cola alta, mire mi reflejo por la ventanilla y me encogí de hombros. No me veo tan bien, pero al menos tomé una ducha y no apestaría. Todavía faltaban algunas calles para llegar a la empresa cuando recordé que debía comprarle un café a mi jefe todas las mañanas. - ¡Deténgase por favor! – exclame. Le pague al taxista y me baje rápidamente del taxi, mire a todo mi alrededor tratando de buscar una cafetería para mi suerte frente a mi había dos cafeterías una era Starbucks y la otra era Camelia’s Coffee, pensaba entrar a Starbucks, pero cuando me acerque a la puerta me di cuenta de que había una gran fila para pedir un café, no lo dude mucho y decidí ir a la segunda cafetería ya que no tenía tanto tiempo. Cuando estuve dentro de la cafetería me detuve a pensar qué clase de café le gustaría a mi jefe, ni siquiera lo conocía y tampoco me habían dicho que tipo de café comprar, supuse que tal vez sería una persona mayor que de seguro está cansada de tanto leer o revisar documentos la noche anterior y necesita algo muy fuerte para que lo mantenga despierto por el resto del día así que le pedí un café doble. Salí de la cafetería y esperé en la orilla de la calle al menos 10 minutos a que algún taxi se detuviera, pero todos iban llenos, empecé a caminar unas calles hasta que al fin conseguí un taxi el cual me llevo hasta la empresa. Entre de prisa a la empresa y subí hasta el último piso, sentí un gran alivio al darme cuenta de que todavía no había llegado mi jefe. Hice todo lo que me habían indicado, ordené las carpetas, encendí la computadora de escritorio y limpié ambos escritorios, el de mi jefe y el mío. Todavía tenía tiempo de sobra antes de que mi jefe viniera así que arregle los cables que le daban energía a la computadora. Miré la hora en la pantalla de mi celular y vi que solo faltaban 5 minutos para las 9 así que salí de la oficina y me quedé parada en la puerta. Me quede ahí parada allí hasta que fueron las 9:00 am se escucharon las puertas del elevador abrirse. -Buenos días, señor Spinter – dijo la señorita Smith saludando. Me sorprendí al ver a aquel hombre que caminaba hacia mi dirección, su semblante parecía muy serio, era un hombre muy alto, debía medir al menos 1.90 m, piel clara, cabello marrón oscuro y ojos azules, el traje que llevaba le encajaba a la perfección en su cuerpo que se veía bien tonificado. -Buenos días, señor Spinter, yo seré su nueva…- ni siquiera me dejo terminar cuando había pasado de largo y entro a su oficina. Mis mejillas se empezaron a ruborizar de la vergüenza, miré a la señorita Smith quien me hizo un gesto diciéndome que entrara a la oficina, yo asentí y entre. Él se sentó frente a su escritorio y tomo el café que había dejado en su escritorio. Sonreí satisfecha al ver que había cumplido con todas mis obligaciones a pesar de que había salido tarde de mi casa, mi sonrisa se borro cuando él tomo un sorbo e hizo una mueca. - ¿Qué es esto? – dijo haciendo una mueca con su boca. Su voz era bastante grave que resonó por toda la habitación, por una extraña razón su voz me causo un poco de escalofríos. - Es café… - dije torpemente, su mirada reflejaba un poco de fastidio – Un café doble, pensé que le gustaría – dije en susurro. - Deshazte de esto – dijo dejando el café sobre su escritorio. Al parecer ni siquiera había podido acertar en su café favorito. Caminé rápidamente a su escritorio para tomar su café y botarlo. - ¿Cuál es mi agenda para este día? – preguntó mientras yo botaba el café. Me acerqué a su escritorio y tomé la agenda que antes había impreso, abrí la carpeta y puse las papeletas nuevamente en su escritorio. -Esa es su agenda de hoy – dije, pero él ni siquiera vio los papeles, solo siguió viendo su computadora. Tomé de nuevo la agenda y aclaré mi garganta para empezar a leer toda su agenda, estaba tan concentrada leyendo que ni siquiera lo había volteado a ver, cuando terminé de leer él me miraba directamente a los ojos, su ceño estaba levemente fruncido mientras me miraba. -Gracias – dijo mirándome, lo mire a los ojos, pero inmediatamente quite mi vista y me limite a asentir. Era la primera vez que me miraba a los ojos y preferiría que no lo volviera a hacer, no fui capaz de mantener mi vista en sus ojos cuando decidí apartar mi mirada porque me intimidaba. -Todavía tiene 30 minutos antes de su reunión ¿Quiere que le consiga otro café? – pregunté mientras apretaba un poco la carpeta entre mis manos, quería arreglar mi primer error. - ¿Cuál es su nombre? – preguntó ignorando completamente mi pregunta. Abrí mi boca para pronunciar mis palabras, pero no dije nada. - Soy Olivia Baldinelli – sonreí de lado. - Bien señorita Baldinelli, le daré algunos consejos que quiero que cumpla al pie de la letra – En ese momento abrí mi libreta para empezar a anotar lo que estaba a punto de decir – Consiga una Tablet y deje de anotar datos importantes en su libreta, es muy anticuado y poco profesional, compré esa Tablet de la tarjeta de la empresa – lo miré avergonzada, mordí mi labio inferior y deje de escribir para verlo a él – No me vuelva a traer un café doble a menos que me quiera asesinar, quiero un café normal – yo asentí – Mientras yo no la llame usted deberá permanecer fuera de esta oficina, solicite que pongan un escritorio enfrente de esa ventana – dijo señalando la ventana que estaba justo en la entrada - ¿Sabe conducir? - Si – respondí. - Perfecto, usted manejara algunas veces cuando sea necesario – dijo mirándome – De ser necesario tendrá que acompañarme a mi casa para terminar algunos documentos, no se preocupe podrá quedarse en la habitación de huéspedes así que le pido que lo tomé en cuenta en su agenda, no se preocupe por las horas de trabajo extras, se le recompensaran el doble, ¿Alguna pregunta? Supongo que quiere decir que no tenga planes con amigos en la noche y que preparé una maleta con un pijama. - No señor Spinter – respondí segura. - Señorita Baldinelli, ¿Cuántos años cree que tengo? – dijo haciendo que yo lo mirara sorprendida. ¿Por qué me preguntaba eso? Lo miré incrédula por unos segundos, su expresión era la misma así que me di cuenta de que su pregunta iba en serio. Miré detenidamente su rostro, a pesar de que tenía algunas líneas de expresión no creo que fuera demasiado mayor. -30 – respondí haciendo que se dibujara una sonrisa en su rostro, después de eso se escapó una risa de sus labios, la forma en que me sonreía de cierta forma era un poco burlona. - No sé si sentirme halagado u ofendido – dijo negando con la cabeza – Por favor solo dígame, Leo o Leonardo, no me diga señor, me hace sentir como si fuera de 40 años. - De acuerdo – dije un poco nerviosa. Que extraño será llamar a mi jefe por su nombre y no por su apellido. -Creo que deberíamos de irnos, dentro de unos minutos tendrá su reunión – dije y él asintió con la cabeza. Él se levantó de su asiento y salió de la oficina, yo empecé a caminar detrás de él. Después de salir del ascensor nos dirigimos hacia la sala de reuniones, todas las personas que veían a Leonardo lo saludaban respetuosamente, aunque él no respondía nada. Durante todo el camino vi que todas las mujeres vestían con faldas y blusas de botones muy formales, por un momento me sentí muy incómoda, era la única mujer con jeans y saco en la empresa, por suerte tenía una falda, una blusa formal y unos tacones que podría usar mañana. Así continuo el resto del día, nos movíamos de un lugar a otro para que él fuera a diferentes reuniones. Pude notar que la mayoría de las personas que trabajan aquí cuando miraban a el señor Spinter lo miraban con un poco de temor, muchas veces algunas personas cuando lo veían caminar por el pasillo tomaban otro camino para evitar cruzarse en su camino. La mayoría de las reuniones eran informativas para hablar sobre futuros proyectos, en la mayoría de las reuniones se podía sentir una gran tensión en el lugar, a pesar de que el señor Spinter se notaba muy relajado y seguro de si mismo las demás personas, incluyéndome, parecíamos muy nerviosos. Leonardo Spinter es una de esas personas que realmente no te conviene tener de enemigo. Agregando que Leonardo Spinter es muy intimidante para cualquiera, hasta para sus empleados, cada una de sus intervenciones en las reuniones dejaban sin palabras a todas las personas que estaban en la mesa, con una simple pregunta que él hacía podía destruir por completo una exposición de casi veinte minutos de sus empleados. Termine toda mi jornada laboral hasta las 10:00 pm y llegue a mi apartamento casi a medianoche por el tráfico, cuando llegue a mi apartamento literalmente solo tiré mis zapatos al suelo y me tiré a la cama, puse la alarma para el siguiente día y me quede dormida.        
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