CAPÍTULO 11: COMPROMISO NARRA IAIN REDFIELD Al día siguiente, y a primera hora, tal como se lo prometí a Noemie, decidí viajar a Sicilia para hablar con mi nonno y explicarle lo que estaba sucediendo: que todo era una equivocación y que el hombre que había vendido la droga en el bar de los Lacroix no era Fabien, sino que era otro y ya estaba muerto. Como era muy temprano —apenas venían saliendo los primeros rayos del sol—, Noemie todavía estaba durmiendo. No quise despertarla, pero me atreví a entrar a su habitación para despedirme. Me paré a un costado de su cama y contemplé su sueño. Dormía apaciblemente, pareciendo un verdadero ángel. Me permití la libertad de inclinarme sobre su cama y depositar un suave beso sobre su frente. Se removió y le chisté con dulzura, para que no se despe

