CAPÍTULO 14: LA FAMILIA DEL ALMA NARRA FABIEN LACROIX —Entonces, doctor, dígame, ¿hay alguna mejoría? —pregunté. El doctor se ajustó las gafas de lectura sobre el puente de la nariz y no necesité que hablara para saber lo que iba a decir. La expresión de su rostro y la mirada que me dirigió, me dieron la respuesta. Después de mis amenazas, en una última instancia había dicho que íbamos a esperar a ver cómo reaccionaban con él pasar de las horas. Si por la mañana mostraban algún tipo de evolución, significaría que habría algún tipo de posibilidad de recuperación para ellos. —Lamento decirlo, señor Lacroix, pero todo sigue igual que ayer —respondió el doctor, entre apesarado y preocupado, imagino que por cómo yo iba a reaccionar—. Ni su esposa, ni su hijo, han mostrado ningún tipo de me

