CAPÍTULO 21: LO QUE QUIERO SER NARRA IAIN REDFIELD —¿Sí? —respondo la llamada que me ha hecho uno de los hombres que tenía vigilando el hospital donde se encontraba la esposa y el hijo de Lacroix. Son las cinco de la mañana y no creo que sean malas noticias, porque se suponía que el ataque sería un poco más tarde. Sin embargo, de igual modo, mi cerebro se pone en estado de alerta. Con Domenico nunca se sabía y lo mejor era suponer cualquier cosa. —Señor, llamo para informarle que se han ido —dijo Toni desde el otro lado del teléfono. —¿Se han ido? ¿Quiénes? —Los Lacroix. Se han ido del hospital hace unos quince minutos. —¿Sabes hacia dónde se han ido? —cuestioné. Me incorporé y me senté en la cama, con la espalda apoyada en el respaldo. —No, señor. Han manejado todo bajo la más es

