Atrapada por una venganza

1. Dolor y pérdida

Andrew

Mis ojos y mi corazón siguen inundados de dolor, aún no puedo con todo esto, si tan solo hubiera llegado al menos una hora más temprano toda esta tragedia no estuviera pasando, vuelvo y entro a la habitación y ahí está mi padre con su cuerpo inerte sobre su escritorio. 

Aun no entiendo ¿Qué pasa con la maldita policía que no llega?, ¿por qué lo hiciste papá? es la misma pregunta que me he hecho desde que llegué y lo vi con un disparo sobre su sien y en su mano derecha un revólver empuñado.

—¡Papá! —giro mi cuerpo al sentir a mi pequeña hermana de tan solo 18 años llegar a la desgarradora escena a quien hoy también le robaron la felicidad.

—Megan por Dios te dije que te quedarás afuera. —La tomó de la cintura e impido que entre, sé que todo esto es muy duro para ella, que más quisiera yo poder calmar su dolor, pero ni yo mismo puedo con toda esta impotencia que tengo dentro, por más que le dije a mi papá que yo solucionaría todo, no me escucho y tomo la salida rápida a todos sus problemas.

—Andrew, por favor te lo suplico, déjame ver a mi papito por última vez, te juro que nunca más te volveré a pedir nada, pero por favor déjamelo ver…  

La tomé entre mis brazos y abrazó su pequeño cuerpo, la abrazo tan fuerte que me da miedo soltarla y que también le hagan daño, como el que le hicieron a mi padre.

—No, sabes que no podemos entrar ni tú ni yo podemos, primero tiene que venir la policía y acordonar la escena —Susurro a su oído.

—Megan dime ¿qué pasó?, Si hace dos horas llamé a mi padre y le dije que vendría pronto, que me esperara, todo estaba bien su tono de voz era lleno de alegría, ¿Dime qué pasó? —Levantó su mentón y la miro a los ojo, necesito saber ¿Qué pasó, por qué mi padre tomó esa decisión?, hace unas horas cuando hable con él y le dije que volvería solo para ayudarlo en su empresa estaba muy emocionado, jamás pensé que después de tres años de no ver a mi padre me iba a encontrar con que se quitó la vida, que ni siquiera le pude dar un abrazo.

—Andrew. —Me mira con sus ojitos llenos de lágrimas—. Yo acababa de llegar de la escuela, fui y lo saludé como siempre lo hago cuando llegó. —Suerbe su nariz y se echa a llorar nuevamente, decido no seguir preguntando ya tendremos tiempo para hablar.

—Ve y le dices a la ama de llaves que prepare café —digo tratando de que su mente se ocupe en otra cosa, pero que digo como vamos a poder borrar esa imagen tan horrible de nuestra cabeza.

—Andrew, mi padre no te lo dijo, pero no tenemos nada, estamos en bancarrota, incluso está casa la tenemos que desocupar en dos días.  —Abro mis ojos como platos, no puedo entender que pasó, si tan solo me fui tres años y las veces que hablamos solo me dijo que tenía problemas con uno de sus socios pero jamás mencionó que estaba en la quiebra.

—Megan, ahora hablamos por ahora ve y abre la puerta, porque me imagino que tampoco tenemos mayordomo, ¿Cierto?  —Ella asiente y se retira para abrir la puerta, mientras yo doy vueltas en mi cabeza, por qué mi padre me oculto todo esto, si tan solo hubiera dicho yo hubiera dejado todo y hubiera vuelto de inmediato, al cabo de unos segundos veo que viene la policía con trajes blancos y detrás de ellos Megan quien llora desconsoladamente,

—¿Él joven Andrew Smith? —pregunta un oficial acercándose a la escena, yo asiento y dejo que ellos hagan su trabajo, espero en la salida de la biblioteca y después de casi una hora salen dos oficiales con mi padre sobre una camilla, me hago aún lado para que crucen, mientras mi alma y mi corazón está hecha mil pedazos.

—Papito, papito, no te vayas, no me dejes. —Corro hacia donde mi hermana quien se lanzó encima de la camilla impidiendo que los oficiales hagan su trabajo, corro hacia ella tomándola de la cintura, pero quisiera soltarla y ser yo quien corriera tras de mi padre, pero no puedo tengo que ser fuerte por ella y por mí.

Ya han pasado tres horas y aún sigo esperando el dictamen de medicina legal, nunca imaginé que estos trámites demorarán tanto, me preocupa Megan quien quedó sola en esa enorme casa, no quiero que cometa alguna locura, pero no la podía traer conmigo ya que no la iban a dejar entrar, sin contar que no quería que ella se desplomara; además ya es tarde y lo menos que quiero ahora es que enferme, al cabo de casi cuatro horas me entregan los documentos de medicina legal, donde la necropsia confirmo suicidio con arma de fuego, las pruebas de evalistica lo confirman mi padre disparo el arma, se quitó la vida, no sé si soy egoísta pero porque fue tan cobarde y no pudo enfrentar los problemas estoy seguro que entre los dos lo hubiéramos solucionado.

Llegó a casa las luces se encuentran apagadas, bueno prácticamente ya son las once de la noche, aflojó un poco la corbata me encuentro cansado y agobiado, no se que va ser ahora de nuestras vidas sin nuestro padre, que va ser de Megan si él lo era todo para ella, caminó por la casa en busca de mi hermana, subo las escaleras pero aquí todavía huele a muerte a desolación, camino por el largo pasillo hasta llegar a la habitación de mi hermana, doy pequeños toques no creo que esté dormida, ¿Quién podría conciliar el sueño en estos momentos?,  pero no responde es señal que en medio del dolor pudo al menos conciliar el sueño. 

Decido entrar quiero darle su beso de las buenas noches a mi pequeña garrapata, ella es una luz que queda en el camino y que estoy dispuesto a dar mi vida si es necesario, abro la puerta y ahí está ella caminé hasta el borde de su cama y me siento dejando salir un enorme suspiro, me inclinó para poder darle su beso en su pequeña frente, solo que mis ojos se concentran en su mano, algo que tiene empuñado en ellas llamó mi atención, le tomo la mano y la abro con algo de fuerza que al abrirla deja caer un frasco con pastillas.

—¡Megan!, ¿Qué hiciste?, —La tomo entre mis brazos y la muevo bruscamente para que reaccione, pero no vuelve en sí, tomo su pulso, a ver si todavía sigue con vida, «tu no mi niña, tu no», logrando sentir su pulso un poco débil, pero mi alma vuelve a cuerpo, no espero ni un minuto más. La alzó y salgo corriendo con ella en mis brazos, bajo las escaleras, y con una de mis manos logró abrir la puerta, la llevó hasta donde está el auto que era de mi padre y la pongo en la parte trasera, corro hacia el asiento del piloto y me pongo en marcha, creo que llegue en menos de 10 minutos, pues me pase semáforos en rojo y hasta un pare, pero no importa con tal de que mi hermana se salve.

Llegó al hospital bajo rápido y corro a la parte de atrás y saco a mi hermana, la tomo entre mis brazos y corrí nuevamente con ella.

—Un doctor, un doctor —Gritó desesperadamente, al fondo veo que vienen varios enfermeros con una camilla la pongo sobre ella y voy detrás de ellos, con mi corazón latiendo a mil por hora.

—Lo siento mucho joven, pero aquí no puede pasar. —Me quedó viendo cómo se la llevan, solo espero que ella tampoco me vaya a dejar, me dejó caer sobre el piso frío, y empiezo a llorar como nunca lo había hecho en mi vida, ni siquiera cuando era tan solo un niño lloré como lo hago ahora.

—Familiares de la joven que ingresó hace una hora, —Me levanto algo confundido,

—Si soy yo. —Levanto mi mano, y me pongo de pie para ir donde se encuentra el doctor.

—Bueno joven. —Andrew Smith. Recalco mi nombre—. Bueno joven Andrew lamento informarte que su hermana intentó suicidarse ya que tomó y revolvió muchos medicamentos, por fortuna usted la trajo a tiempo y logramos salvar su vida. —Yo sé que el dolor que estamos sintiendo es muy grande, pero mi hermana quiso buscar una salida demasiado rápida, sé que si yo no hubiese llegado ella no estaría aquí y eso nunca me lo perdonaría, ella es lo único que me queda y sin ella no sé qué sería de mi vida.

—¿Doctor, pero ella estará bien? —pregunto angustiado, pues ella es lo más importante en mi vida.

—Ella estará bien, la tendremos esta noche en observación y ya mañana la podrás llevar a la casa, por ahora puede retirarse a descansar, me imagino que debe estar agotada por lo sucedido con su hermana. —Asiento y después de darle gracias al médico que le salvó la vida a mi hermana preferí ir a dormir dentro del auto, no quiero que llegue a pasar algo y yo no esté cerca.

Me duele todo el cuerpo esto de dormir en el auto no va conmigo, salgo del auto para estirar mis piernas, miro el reloj y todavía es muy temprano para ver a Megan mejor voy por un café mientras llega la hora de ir por mi pequeña hermana, tomo mi chaqueta y cierro la puerta del auto, paso la calle en busca lugar donde pueda tomar un café bien n***o que es lo único que calmaría está ansiedad que tengo, al encontrar donde comprar mi café llegó y en lo primero que mis ojos se cruzan es con una hermosa mujer quien va sonriendo.

Es como un bello espejismo a mitad del desierto, sus cabellos son dorados como la luz del sol sus ojos azules y profundos como el azul del mar y sus labios carnosos que invitan a perderse en ellos, sigo mi camino hasta el mostrador para pedir mi café mientras el bello espejismo desaparece justo al cruzar la calle.

—¿Cómo va querer su café, señor? —dice la joven detrás del mostrador, la verdad me perdí tanto en aquella mujer que ni siquiera me había dado cuenta que ya había llegado en la fila.

—n***o y sin azúcar —respondo regalando le una sonrisa a la mujer detrás del mostrador, recibo mi café y salgo con rumbo hacia mi auto, ya casi es hora de ver a Megan y quiero estar bien despierto, hoy va ser un día bastante largo y agotador tengo que arreglar lo del funeral de mi padre, termino mi café y miro mi muñeca veo que ya es hora de ir por mi pequeña hermana quien no sé si hoy podrá soportar todo lo que nos espera, acomodo mi camisa y corbata y voy hacia el hospital en busca del doctor que atendió a mi hermana, necesito que le de alta lo más rápido posible, ya que necesito ir a la funeraria arreglar lo de mi padre.

 Tan pronto veo al médico me dirijo hasta él y pido que si por favor puede dar la orden de salida de Megan, aunque puso miles de peros porque todavía no se encuentra bien terminó por firmar su salida, pero no la puedo dejar aquí cuando tenemos que ir por nuestro padre. Ella me mira con sus ojos cristalinos y siento como mi corazón se parte.