Capítulo 4

1466 Words
Transcurrida más de una hora, pues la tertulia se encontraba en pleno apogeo porque sin querer Liann mencionó a su equipo español favorito de futbol, a que no adivinan. Si, ese mismo, el Barça, motivado por su gran favoritismo por ellos, Liann lucía orgullosamente en sus brakets las ligas con el color que representa al famoso equipo: rojo y azul. Sophia destilaba alegría, como no, ella jugadora empedernida de futbol desde que prácticamente estaba en el vientre de su madre veía a Liann con cariño, ante sus ojos ahora se encontraba su nuevo mejor amigo. Liann explicaba con tanta devoción cada partido vívido a los cuales tenía el privilegio de asistir y disfrutar de estos como todo un fanático VIP y la cereza del pastel, Piqué era amigo personal de Liann, con esto Sophia casi se desmaya. Ante su reacción, sus compañeros sonreían felices pues al fin alguien conseguía apaciguar a la "bestia". David se excusó interrumpiendo la conversación ya que necesitaba urgente ir al baño. De camino a este por estar checando mensajes en su iPhone se fue de bruces contra alguien, por el impacto no se fijó quien era pero sus instintos de agente secreto se activaron, frenó su caída al tiempo que sostenía contra su pecho a una chica. David se encontró de frente con unos ojos azules como el cielo. Una preciosa rubia. Por su cabeza saltaron muchos pensamientos. ¿Cupido lo había flechado? Ja. La chica un poco nerviosa se zafó de él. En sus ojos se veía pánico, ella miraba a todos lados, como esperando algo. David casi se quería golpea. Finalmente el hombre se obligó hablar. —Disculpa, ¿te hice daño?—. La chica quería llorar, no por favor, rogó David para sí mismo, verla llorar sería un puto problema. —Estoy bien, en realidad no lo vi venir… yo revisaba el último pedido y por estar concentrada en este no me percate. Le ruego de nuevo me disculpe. ¿Qué mierda era esto? Ella disculpándose con él. No, en que jodido mundo una hermosa criatura como ella debía pedir disculpas a nadie, absolutamente nadie. La chica era presa de sus nervios,  David la miró fijamente y la escaneó de arriba abajo y  viendo ese panorama el joven agente  parecía el lobo feroz y ella la pobre caperucita del cuento;  un poco bajita, delgada, con una cabellera rubia como el sol en plena tarde de verano y unos labios tan perfectos y rosados. El súper agente le tomó una mano intentando calmarla, pues ahora que la escrudiñaba más de cerca la vio pálida entonces se preocupó. —Oye, el tonto fui yo y quien te debe una gran disculpa y por favor puedes tutearme —. Se vieron interrumpidos por una de un hombre detrás de ellos. —Luz, por favor excúsate con el señor. Girando sobre sus talones David apretó los dientes, intentaba calmarse, ni el mismo sabía qué demonios le ocurría. Con la sonrisa más fingida del planeta tierra el hombre en cuestión se dirigió a la persona quien supuso era parte del personal del restaurante y por ende, Luz. —Todo está en perfecto orden. La señorita presente no tuvo nada que ver, por lo contrario, fui yo el imprudente —. La miro de soslayo y le guiñó un ojo, aja ese, el derecho. Era evidente que David quería coquetear con ella. Luz se ruborizó ante eso y bajó su cabeza algo apenada y  el que suponía debía ser su supervisor aceptó las palabras de David y pasó de largo para seguir en sus labores. Luz comenzó andar, David le tomó el codo. —Luz. ¿Ese es tu nombre?  La mujer se sentía intimidada por él, deseaba que la dejara en paz ya que ese trabajo le había costado demasiado, ya tenía dos quejas de unos estúpidos clientes universitarios que se quisieron propasar con ella, por supuesto, el cliente siempre tiene la razón y ella fue quien pagó "los platos rotos" ironías de la vida.  Luz era hija de padres españoles, su padre había muerto en un accidente de auto cuando ella solo contaba con diez años; su madre y ella quedaron con la pensión de este, pero con el tiempo y la economía en España se fueron quedando prácticamente en la calle. La familia de sus padres era pequeña y ellos ya vivían su propio infierno de problemas por lo que Maru, su madre, decidió mudarse a Canadá para mejorar su situación económica, con lo que no contaban era que Maru se enfermaría de cáncer derrumbando las esperanzas de ambas mujeres. Maru deseaba lo mejor para su hija, quería verla realizada, toda una mujer de bien y Luz, lo único que deseaba era que surgiera un milagro y su madre estuviese sana pero el universo conspiraba contra ellas y el puto planeta también.  Para empeorar su día ese tipo la miraba como un cachorro herido y eso complicaba todo. El muy condenado poseía un atractivo brutal. La mujer notó claramente cómo se dirigió a ella mientras que con su supervisor le mostró la sonrisa más falsa que había visto en su vida, sin embargo su ceño fue amenazador entonces Luz pensó en dos teorías: 1- El galán realmente era actor 2- Se le zafó un jodido tornillo del cerebro Debía hacer algo o él le complicaría su noche y su maldito dolor de cabeza por llevar dos noches seguidas sin dormir como Dios manda, esto la tenía a punto de colapso. —Mira no quiero ser mal educada. Y sí, mi nombre es Luz y debo seguir trabajando, por favor si eres tan amable —. Miró su codo, el cual David aun sostenía, el susodicho la soltó de inmediato. —Está bien. Un gusto. Soy David. Le sonrió a medias la mesonera, su punzante dolor de cabeza la tenía grogui ya. Lo esquivó y siguió algo apurada. David se quedó mirándola como menso.   Rato después el joven agente regresó a la mesa con sus amigos y compañeros que no se percataron de su encuentro, no sabía si debía contarles, él siempre era el típico tipo que hablaba hasta por los codos de todas las mujeres con las que estaba, a unas cuantas se había llevado a la cama, pero solo era sexo más nada, al final solo sentía un gran vacío. Muchas de esas mujeres fueron por su propio pie tras él, eran descaradas y se metían en su cama por cuenta propia, por lo que David comprendía eran "mujeres de la vida" nada que valiera la pena. Él tampoco había sido una víctima, ellas le ofrecían sus frutos en bandeja de plata y él los tomaba sin remordimiento alguno, pero claro, siempre usando su debida protección. Se unió de nuevo a la conversación, le notificaron que Liann tenía planeado un paseo a España para ver en vivo y directo uno de los partidos del Barça. Se percató de su amiga, Sophia, su humor era otro, eso era agradable, mientras sonreía hacia su amiga se dio cuenta que detrás de ella, en las mesas continuas Luz venía con menú en mano hacia una de las mesas, pero, algo no estaba bien, ella se encontraba más pálida de lo habitual, vio como llevaba sus dedos a su cien y masajeaba con fuerza, Luz se detuvo, apretó sus ojos con tanta rudeza que su cara se descompuso. David saltó de la silla por impulso protector, situación que hizo que los demás entraran en alerta. ¡Maldición! Esto de ser agente secreto te mantiene en alerta 24/7. La pobre mujer sintió un leve mareo, rayos no, aquí no, pensó, pero cuando tu cerebro decide desconectarse del mundo por cansancio extremo, oye, no hay remedio.  Todo se fue poniendo borroso y se sintió despegar del piso, lo último que vio correr hacia ella a era ese hombre. Sus amigos y compañeros querían ayudar pero el parecía querer ladrar cada vez que Liann o Alex se acercaban. Sophia, Emma y Ashley presenciaron extrañadas, se miraron entre si y tuvieron la leve sospecha de que David se creía el dueño de esa mujer. Ryanne simulaba una sonrisa traviesa, ese guapo parecía ser el novio de su damisela, la escena se le hizo tan dulce que soltó un suspiro. Cuando vio por primera vez a David y la reacción de este hacia ella y Liann le resultó grosero, hosco y mal educado, pero justo ahora, verlo allí en ese papel de caballero al rescate le daba un giro de 360° a su manera de verlo era diferente. Se preguntaba si eso no era amor a primera vista, ¿que era entonces? A menos que en realidad fuese la novia y ella ni enterada. Sus nuevas compañeras la sacaron de dudas ipso facto.   Mood: amor, amor 
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