5: La Antesala del Aprendizaje

973 Words
Carmen, junto a sus nuevos amigos Juan, Teodora y Julia, continuó explorando los vastos rincones del campus. Se sumergieron en la vida estudiantil, conversando con los jóvenes locales, uniéndose a grupos de lectura, participando en sesiones de bailoterapia y hasta en clases de idiomas. Cada interacción era un paso más en su inmersión en esta nueva cultura. A la hora del almuerzo, el comedor se convertía en un hervidero de voces. Carmen, al pasar por la exhibición de alimentos, escogió con deleite arroz con pollo horneado, tajadas y ensalada. "¡Qué delicia!", exclamó, saboreando cada bocado. Por la tarde, Carmen se retiró a su habitación, donde disfrutó de una película antes de cambiar el canal y sintonizar las noticias, una ventana al mundo que la rodeaba. El domingo, el grupo de amigos se reunió para desayunar, tal como habían planeado. De repente, el director de la universidad convocó a todos los estudiantes a una reunión en el jardín principal. "¿Qué nos querrá decir el director? ¿Será que nos dará nuevas orientaciones para empezar con las clases mañana mismo?", se preguntó Carmen en voz alta. "Yo creo que sí", añadió Julia. "Ya llevamos aquí una semana haciendo actividades deportivas, leyendo, viendo televisión... Nos han dado mucho tiempo libre para conocer el lugar. Bueno, desayunemos tranquilamente y luego saldremos a ver qué nos dirá el director." --- Media hora después, con el desayuno terminado, todos se congregaron en el jardín principal, como había ordenado el director. Él comenzó a hablar, su voz resonando con autoridad: "Estimados estudiantes, ayer llegó el último vuelo de los participantes que se alojarán aquí en la institución. Mañana inician sus clases. En estos momentos, sus profesores y orientadores les están dejando sus guías, plan de estudio y horario en las mesas de sus dormitorios. Esperemos que su estadía aquí no les incomode. Por el contrario, que sirva para derribar las barreras ideológicas e idiomáticas que en ocasiones nos separan." El director hizo una pausa, y luego continuó, su tono reflejando el compromiso de la institución: "Todo el personal que labora en esta universidad se esforzará para que su estadía aquí sea un mutuo compartir, un *feedback* de conocimientos y experiencias. Mientras estén conviviendo aquí, daremos lo mejor de nosotros para que estén a gusto. Por cierto, se me olvidaba que, como habrán notado, aquí dentro del campus hay de todo lo que puedan imaginar, incluyendo tiendas de regalos donde pueden adquirir estampillas para escribirles a sus familiares y enviar sus cartas a Venezuela. También pueden usar la sala de computación para enviar correos electrónicos y así compartir todas sus experiencias vividas durante su estancia. Las cartas se recibirán de lunes a sábado y se enviarán al día siguiente. Ahora bien, dicho esto, pueden continuar con sus actividades." La extensa charla del director concluyó, y los estudiantes se dispersaron, reanudando sus actividades. "Bueno, amigos, mañana empiezan nuestras clases y no nos veremos con la misma frecuencia que esta semana", dijo Carmen, un dejo de melancolía en su voz. "Tranquila, amiga, sí nos estaremos viendo, aunque sea menos, ya que empiezan las clases", la consoló Julia. "Quizás nos veamos en el desayuno, el almuerzo o la cena. Como nos comentó el director desde el principio, los fines de semana podremos ir de paseo a los teatros, cines, parques, etc. No te desanimes, nos estaremos viendo por los pasillos también, y en algún momento nos reuniremos y conversaremos." "Claro, por supuesto, amiga, no nos desanimemos", respondió Teodora con gran entusiasmo. "Nos encontraremos por los pasillos, charlaremos, conversaremos. ¡La vamos a pasar muy bien, ya lo verán!" "Así es, muchachas, la vamos a pasar en grande aquí", comentó Juan Carlos. "Me siento a gusto en este lugar. De este país no conocemos nada, solamente lo que hemos estado conociendo aquí adentro de la institución. Y bueno, tampoco vamos a escaparnos por ahí, no sea que nos devuelvan a Venezuela. ¡Paciencia! Estos tres años van a pasar muy rápido y cuando menos lo pensemos, no nos vamos a querer ir. Como somos de distintos estados de Venezuela, aprovechemos al máximo nuestra estancia aquí, convivamos sanamente. Y cuando llegue ese momento de irnos, nos intercambiaremos nuestros números de teléfono, nuestros correos electrónicos, nuestro f*******:, y nos mantendremos informados para cuando lleguemos a Venezuela, nos encontremos y sigamos compartiendo nuestras experiencias." --- Los cuatro amigos se entregaron a sus distintas actividades por el resto del día. Al caer la tarde, Carmen se sentó en el jardín, contemplando el bello atardecer. Era una vista maravillosa. Luego, junto a sus compañeros, se dirigió al comedor para cenar. "Amigos, estoy nerviosa. Mañana empiezan las clases. Ojalá que los profesores sean muy comprensibles con nosotros", confesó Carmen. "Amiga, cálmate, no te angusties. Mañana será un nuevo día", la tranquilizó Juan Carlos. "Esto es un nuevo reto para nosotros. Yo veo esto como una nueva aventura que vivirá por siempre en mi recuerdo y que no se me olvidará jamás mientras esté con vida. Esta es una experiencia muy buena para mí, y así quiero que lo vean ustedes también, porque esta es la primera vez que salgo de mi país y quiero vivir y experimentar estos tres años que estaremos en este lugar y compartiendo con ustedes." "Teodora, cálmate, tú también estás muy intensa", concluyó Julia. "Yo sé que esto es como un escape para cada uno de nosotros. Ya que estamos aquí, aprovechemos el momento, ya no hay tiempo para tener miedo." Los cuatro amigos conversaron largo rato, hasta que el timbre sonó a las nueve de la noche, anunciando la hora de dormir. Se despidieron y se dirigieron a sus dormitorios. Carmen se quedó pensando en lo que le depararía el nuevo día: a quién conocería y cómo serían sus profesores. La aventura de su vida estaba a punto de comenzar de verdad.
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