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Mi esposa sustituta

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Blurb

Gwen Maena, es una chica ingenua que no sabía lo que podía albergar en el corazón de un ser humano malvado, hasta que un día de tantos su vida cambia totalmente, su padre pide que se case con un hombre poderoso en lugar de su hermana menor, quien creyendo que su prometido había perdido toda su fortuna, exige que sea su hermana Gwen que se case con él.

La historia da un giro cuando Eros, el prometido de Linda, cree que Gwen lo ha abandonado después de él sufrir un accidente y caer en un largo coma, solo que él no sabe que todo este acto es de su propia madre quien intimida a Gwen en todo momento.

En la historia entre Gwen y su ya esposo Eros ocurren muchos acontecimientos desagradables hay personas que desaparecen, ocurren asesinatos, dejando una que otra evidencia inconclusa que no lleva al culpable.

Gwen sufre de desamor y mal trato, pues las intrigas son parte de su vida.

cuatro años después Gwen por fin aparece en la vida de Eros, quién la odia por haberlo dejado a su suerte, pero descubrirá que es mas grande lo que siente por ella que el sentimiento de odiarla, porque apenas la tenga de nuevo entre sus brazos, sentirá el calor de la pasión dentro de él.

Al final, ¿podrán ámbos enfrentar los obstáculos del destino y abrazar su felicidad?

¿Cómo será que estas dos personas encuentren un camino entre si para amarse y perdonarse mutuamente?

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Mentiras dichas
—Mamá, ¿Porque voy a ser yo quien deba casarse con ese hombre? —Ve y convenza a mi padre de que sea mi hermana Gwen la que ocupe mi lugar, yo no quiero casarme con ese tal Eros. —¡Eros es tu prometido!, ¿como podríamos enviar a tu hermana en lugar de ti? —Sally, la madre de Linda, no sabía como hacer entender acerca de su compromiso para casarse era de ella y no de Gwen. —Eros lo ha perdido todo, ¿No has escuchado las noticias? —dijo Linda haciendo mala cara. —Son solo rumores, no dejes a tu hombre, Linda, es lo que te puedo aconsejar. —Ya lo dije, no me casaré con ese hombre, ahora es un pobre diablo y también un enfermo, ¿quieres que lo cuide? —Linda siguió parloteando. —Se dice que le dieron la paliza de su vida, ya ni respeto le tienen. —Dime, ¿que voy a hacer con un hombre así? no soy una enfermera —resaltó. —Está enfermo y en coma en un hospital, no veo porque no le desconectan los aparatos de oxígeno —dijo Linda sin sentir ninguna empatía. —Sally solo movió la cabeza, hasta ella sabía que su hija era una arpía. —La madre de Eros lo sigue cuidando y está esperanzada a que se case conmigo, pero yo no me casaré con un hombre asi. —¿De donde es que sacas tanta información acerca de él? —preguntó Sally. —Bueno, tengo mis contactos por ahí y me valgo de mi propio manejo —dijo la chica haciendo una mueca de altivez en su cara. Linda Maena era la menor de las dos hijas de Ralph, su hermana mayor Gwen, era por ocho meses mayor que Linda. La familia Maena tenía sus propios secretos y a diferencia de Gwen, Linda solo se dedicaba a sus red3s socia1es, le gustaba mantener esa fachada de chica deslumbrante ante los demás. Gwen era muy distinta de su hermana Linda, a ella le gustaba ocuparse en algo que le proporcionara más experiencia y satisfacción, por eso trabajaba como asistente de director en una mediana Empresa de Cosméticos. También Gwen estaba dedicada a su último año de estudio universitario, siempre le gustó ser autosuficiente. Incluso Gwen no tenía auto y se desplazaba en trenes, autobuses, y cuando realmente se ameritaba, buscaba los servicios de transporte selecto. Aunque Linda tenía un auto nuevo de marca Lamborghini, eso a Gwen no le quitaba el sueño, pues ella no se sentía afectada por esa situación. Gwen nunca se había quejado del estilo de vida que llevaba, era su elección. Su padre jamás la trató igual a su hermana Linda, ella no sabía ni porqué. La madre de Gwen la habían dado por muerta y ella creció pensando que Sally, la madre de Linda, era también su madre. Gwen nunca reclamó en nada y mas bien agradecía lo poco de cariño que le demostraban, habia aprendido que el cariño no se exigía, sino que nacía del corazón. De pronto se escuchó el ruido de un auto llegar a casa, Linda se asomó desde la ventana del segundo piso para ver quien llegaba, ella vió llegar a su hermana Gwen y empezó por despotricar. Su enojo era ver que alguien cortejaba a su hermana. —¡Mamá! —dijo Linda en tono molesto. —¿Qué pasa, ahora porque te enojas? —Es esa perdida de Gwen —dijo a punto de hacer rabietas —trajo a un hombre a casa —dice de manera odiosa. Sin que su hija la viera, Sally puso los ojos volteados, es por que sabe bien que su hija le gusta exagerar cuando se trata de Gwen. Debía seguir la corriente a Linda, después de todo era hija. Al entrar a la sala, Gwen fue abochornada por la voz incesante y molesta de Linda. —¡Oye, tú! —¿Quién es ese hombre con el que vienes? —Gwen frunció el ceño, ella ya estaba acostumbrada a los arranques de su hermana Linda. —¡Linda, acaso te crees que eres mi padre! Te recuerdo que yo tengo suficiente edad para estar en alguna relación con alguien, tu no eres quién para juzgar eso. Linda hizo un escándalo de la nada, ella incluso ofendió a Gwen todavía más. —Pues no vengas a manchar el honor de nuestra familia —promulgó Linda, miró a Gwen de pies a cabeza y prosiguió. —Mira, tu todavía podrías ayudar a nuestra familia si se requiriera —Gwen no entendió las palabras de Linda. No sabía que la intención de Linda, era enviarla en su lugar a sustituir como esposa de Eros Graham. ... Mientras todo esto ocurría, Sally solo se transportó en el pasado. La madre de Gwen y ella eran muy buenas amigas desde la época de la escuela, sin embargo pronto la suerte cambiaría para Maria Hally quien rápido fue elegida para casarse con el hijo de un Empresario de renombre. Ya casados, Maria, había pedido a su esposo por nombre Ralph, a que contratara a su amiga Sally para trabajar como secretaria asistente. Maria era tan ingenua que no pensó nunca en la traición de su supuesta mejor amiga y de su recién esposo, muy tarde ella entendió la frase de la abuela que reza así, "nunca debes meter a tu casa a una perra, sea chica o grande." Maria había quedado embarazada en los primeros tres meses de su matrimonio, y los achaques del embarazo habían hecho alejarse de su esposo. No sabiendo que su amiga Sally ya le hacia hacía el mandado. Al enterrarse de la infidelidad de los dos, su esposo Ralph trató de convencer a María de callar, pero María amenazó con contarle al padre de Ralph por lo que convencido por su amante Sally, el hombre escondió del ojo de su padre su desliz. Empezó por encerrar en el sótano a su esposa, y luego fue reemplazada por la presencia de su amante, en este caso de Sally. Ralph no estaba de acuerdo con la separación, no quería perder la gracia de su padre e ideó un plan para callar a su esposa Maria definitivamente. Por petición de su nueva mujer, Ralph tuvo que decir que Maria había muerto, la realidad era que Maria nunca quiso irse sin su hija, cuando todo esto pasó, Gwen apenas tenía dos años y tantos meses. Maria había sufrido toda la maldad de su entonces esposo y su amante Sally, había sido llevada a un manicomio con alta seguridad y ahí se había vuelto temporalmente loca, pero era de tanto dolor, de angustia. Lo único inteligente que Maria hizo unos años después, fue ganarse la confianza del doctor Fausto Hiath, así este hombre al paso de unos diez años de estar cuidando de Maria, se dió cuenta que ella no estaba loca, solo había confiado en las personas menos indicadas y habia pagado un gran precio. Al final, el doctor Fausto terminó enamorado de Maria, le ofreció una nueva vida, le dijo que la ayudaría a salir del manicomio y llevarla lejos, pero debía casarse con él. Todo eso sucedió cuando Gwen habia acabado de cumplir sus trece años, ahora Gwen ya tenía veintiún años. Cuando Gwen crecía, la gente siempre hacia estos comentarios. "Oh, pero estas niñas parecen un par de gemelas" Gwen a esa edad ya tenía por detrás a una hermana por nombre Linda, que de linda no tenía nada. Gwen siempre calculó la edad de ella y la edad de Linda, y siempre concluyó que el tiempo entre las dos no era suficiente para que naciera Linda en ese lapso de tiempo. “Un embarazo dura nueve meses, y entre Linda y yo hay ocho meses de diferencia” claro que la única vez que preguntara esa discrepancia, ella recibiera una bofetada por respuesta. Pronto Gwen se daría cuenta que ella era un cero a la izquierda por parte de quienes creía eran sus padres, pero aprendió a vivir con eso. “Se dice que no hace falta lo que nunca se ha tenido, o bien, que no se extraña lo que no se tiene” Gwen siempre pensó que había algo malo con ella, y por eso aceptó esta situación, el desamor de sus padres a ella. ••• Volviendo al presente, Sally por fin salió de su ensimismamiento, su hija Linda le dio una sacudida trayendo la al presente. —Gwen, que quieres decir con que solo a tu padre le permites decir algo, yo soy tu madre! —dijo de mala gana. —Mamá, Linda es la menos indicada para sermonear me, mira su comportamiento y el mío. —Mamá, ¿ves como me menosprecia esta? Gwen siempre se cree mejor que yo, ella es una perra. —¡Y tu, una gata en celo! —gruñó Gwen. El sonido al golpe en alguna superficie de pared sonó fuerte, era la palma de la mano de Sally en la mejilla aterciopelada de Gwen. Enseguida el rostro de Gwen se hinchó y se puso roja, mientras que la cara de Linda se le dibujó una enorme sonrisa. —¡Respeta a tu hermana, carajo! —le gritó la mujer. —¡A ella si le es permitido llamarme perra, zorra, pero yo no puedo decir que ella es una gata en celo, pues te guste o no, esa es la verdad! —gritó Gwen. —¡Si ella es una zorra, hazte de la vista gorda! No tienes que recriminar que lo es. —¡Digo esto madre si es que eres mi madre! Por que de madre no tienes nada para mi —el rostro de Sally se llenó de ira, iba a pegarle de nuevo, pero en eso llegó el padre de ambas chicas. —¿¡Que pasa aquí!? —gritó este, enseguida Gwen supo que ella era la que llevaba las de perder. Por que entre los tres le caerían encima. —¡Papito lindo! —chilló Linda, por que era cepillona, tenía una labia que a cualquiera convencía. —Aquí mi hermana Gwen anda de resbalosa con hombres y como le dije que no hiciera eso por que me perjudica, ella me llamó ofensivamente. —Wuee, wuee, wuee —Ralph quien adoraba a su hija Linda, se acercó amorosamente y la abrazó mientras al mismo tiempo le ensartaba con sus ojos a Gwen. Entre la rabia desmedida y el ataque inminente que sentía, Ralph cometió el error de gritar a su hija mayor una verdad. —¡Eres igual a tu madre! No vales nada, nadie te tomará en serio. Gwen solo escuchó la parte donde dijera que ella era igual a su madre, Gwen sabía que no era a Sally que su padre refería, así que dijo: —¡Eso era lo que siempre sospechaba, que alguien aquí no era nada mío—tartamudeó el hombre y a su vez lo hizo Sally. —¡Qué! ¡De que hablas eh! —De que no soy hija de ustedes, o al menos, no de uno de ustedes —Gwen lloró. —Y me alegra mucho saber que no soy hija de ustedes —dijo Gwen con tanta rabia. —Ustedes nunca me han querido —dijo la chica antes de salir corriendo hacia su habitación. Ralph suspiró hondo, miró irse a Gwen, su esposa con labia preguntó. —¿Que pasa? ¿Hay problemas acaso? —Si, la fábrica de zapatos se está viniendo abajo, ya sabes, al día de hoy, mi padre aún llora la muerte de Maria y no me quiere dar un peso partido por la mitad. —¿Que Maria? —preguntó Linda. —La madre de Gwen —dijo Sally. —Entonces, ¿No es mi hermana? —Si es tu hermana, porque es mi hija también. —Pues a como dijiste que era igual a su madre deduzco que podría no ser tu hija —dijo Linda con cizaña. —Pues la madre de Gwen era mi esposa y ella es mi primogénita, Linda. ¿Sabes el lugar que te tocaría entonces? —miró a su hija Linda con enojo. —¡Mamá! —gritó Linda ya llorosa. —¡Ralph! ¿por que le dices eso a Linda? —Entonces que no hurgue en el pasado —dijo Ralph yendo hacia el despacho. Sally lo siguió ahi. Le dijo en tono áspero a su marido. —¿Y ahora que vas a hacer con estos problemas financieros? —Supe que el prometido de Linda también esta en bancarrota, y por si fuera poco, sufrió un accidente y esta en cama, tiene varios días de no despertar de su desmayo. —¡Qué! —Él era mi oportunidad de salirme de este problema financiero. —¿Que vamos hacer ahora? —dijo Ralph agarrándose de la cabeza. —¡Resuelva esto! —dijo Sally —, porque ni Linda ni yo nos merecemos que esas ricachonas nos miren por debajo del hombro. —¿Solo eso te preocupa, ¿no? —¿Pues que mas debía preocuparme? —¡Tu eres el hombre de esta familia! —dijo Sally entrecortado sus palabras. Ralph alguna vez pagó con la moneda de la traición a Maria, era claro que en algún momento iba a pagar esa deuda. Sally dió la vuelta y dijo a Ralph. —¡Ah, algo más! Linda ya no se quiere casar con el señor Eros, su prometido. Y bien sabes que el abuelo de ese tal Eros nos pagó una cuantiosa suma por dote que si nos retractáramos íbamos a pagarle siete veces el total recibido. —¡Lo mejor será que Linda se case y no posponga ese acuerdo! —dijo Radolp. —¡No! Te lo digo para que mandes a Gwen a cumplir ese compromiso, deja de exigir a Linda acerca de ese contrato —dijo Sally. —Pero si ese dinero Gwen ni se lo gastó, lo gastaste tú y Linda, ¿Cómo es que Gwen pagaría lo que ni siquiera usó? —cuestionó Ralph. —¡Pero que te pasa! Bien veo que ahora te vas del lado de tu hijita —reclamó Sally, a lo que el marido le respondiera. —Solo trato de ser justo, además las dos son mis hijas —Sally molesta salió del despacho de su marido. Linda se acercó rápido y preguntó. —¿Que pasa mamá? —¿La obligará a casarse con ese desgraciado pobre? —Hija, las cosas están de mal en peor, ahora tu papá se la está dando de justo, no quiere obligar a Gwen a casarse con ese hombre, dice que tú y yo gastamos ese dinero. —Hay mamá, convéncelo cuando está en la cama contigo —Linda hablaba desde la voz de la experiencia. —¡Linda! —exclamó la madre. —¿Tu ya lo hiciste? —preguntó con sorpresa —, hay mamá, no seas a la antigua por favorrr —dijo Linda poniendo cara de sonsa. —"¿A la antigua?" —dijo repitiendo las palabras de su hija, le dió un ataque de nervios a Sally. El contrato decía que la novia de Eros Graham debía seguir virgen al subirse a la cama de su esposo.

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