Capitulo 5. Frente a frente

1097 Words
La humana estaba de muy mal humor desde que los habían sacado de esa ventana. — ¿Está bien teniente? — le preguntó un soldado preocupado y él sabía que no se refería a su pequeña experiencia cargada de adrenalina en las alturas. Sino a la humana y sus poderes, y como podrían o no haber impactado en él. — Si estoy bien...parece no afectarme — murmuró él y Gia llegó a oírlo mientras aferraban con una especie de esposas de alta tecnología sus manos en la espalda. HIJO DE PUTA. Pensó ella por dentro, 'ya veremos si no te afecta'...pues ella más allá de su aroma tenía atractivo y sensualidad. Y eso también era un arma. Y Gia no era tonta, de alguna forma le había llegado al changer, aunque no fuera por su aroma. Ella podía leer muy bien a las personas. Especialmente a los machos. Y cuando la aferró en el aire, y con un evidente poder que tenía la atrajo...cuando la miró a los ojos, más allá de sus palabras pudo ver algo...y quizá él era su llave para huir o sobrevivir...tal vez ambos. La condujeron hacia un vehículo y le resultó un poco gracioso que los soldados se abrieran a su paso...Le tenían miedo... Ella sonrió irónica y miró al macho que la había rescatado por sobre su hombro. — Dile a tus soldados que no soy contagiosa, perro... — espetó con sarcasmo pero él la miró serio sin decirle nada a cambio. Luego. Se trepó con ella en una camioneta blindada negra sin ventanas. Iban ellos dos solos. Pero antes había cruzado unas palabras con otro de sus soldados, un cabo. — Déjenme solo con la humana... — ¿Le parece que es lo mejor señor? — No sabemos que tan efectiva pueden ser las máscaras en un ambiente cerrado y si hay un accidente no quiero que se hagan daño...o los obligue a hacer algo...— dijo Peyton. El changer lo miró sin estar muy convencido de su argumento. — Arthur, no estoy bajo su hechizo...debes creerme...— murmuró él — Aparte soy tu superior...— dijo con voz firme —. Debes obedecerme El cabo finalmente asíntió. Sin estar muy convencido todavía igualmente. Ya habían subido a la humana y Peyton se subió tras ella y cerraron las puertas de la camioneta. Como era oscuro por dentro tenía una luz blanca artificial. Él se sentó frente a ella y el vehículo echó a andar. — Así que eres inmune...— dijo ella alzando una ceja inquisidora. Gia sonrió ampliamente y abrió de par en par sus piernas. — Yo podría hacerte muy muy feliz lobito — le dijo con una voz melosa. Peyton la miró con seriedad y el rostro duro. — Tus tácticas no van a funcionar conmigo humana...— afirmó con certeza. — Mmmm veremos... — ¿Y cómo sabes que soy un lobo? — le pregunto curioso. Ella se encogió de hombros y el movimiento hizo que su camisa se abriera dejando a la vista una porción de su pecho cremoso. Peyton no pudo evitarlo y dirigió su mirada hacía allí y la oyó reír. — Eres como todos lobo...Un perro a mis pies...— susurró ella con una voz hipnótica. — Solo tengo curiosidad... — ¿Ese es el eufemismo para decir que estas caliente, ahora? Jajaja...tarde o temprano serás mío pichicho... — Del modo en que yo lo veo estás en clara desventaja — replicó elocuente Peyton. — ¿Esto? — dijo ella y movió sus hombros, sus manos aún en la espalda...— Esto es momentáneo, de hecho...— ella con una contorsión pasó sus manos por debajo de su cola pasando por sus piernas logrando que sus manos quedaran al frente. — Muy habilidosa — dijo él y alzó una ceja —. Pero eso no contesta mi pregunta...¿Cómo sabías que era lobo? Ella no podía explicarlo...de alguna forma siempre reconocía a los lobos...Y trataba de evitarlos...había habido excepciones claro...y si de caninos hablaba no podría descartar a la hiena pero con él la historia era diferente, ellos eran iguales incluso aunque sus razas fueran diferentes... De hecho por alguna razón siempre tenía más química con los felinos, como el león que la había metido en ese lío justamente. Ella encogió sus hombros una vez más. — Simplemente lo sé...qué importa...Por tu culpa ahora seré el conejito de indias de tus amiguitos del Comando...Gracias por nada — terminó en tono amargo. — Pero te salvé la vida...y mientras haya vida hay esperanza — respondió Peyton de modo solemne. Ella inclinó la cabeza y se echó adelante, dejando mostrar más de su piel tentadora. — Si realmente quieres ayudarme, puedes liberarme...di que te hipnotice con mi aroma, que te equivocaste...— le dijo y pasó la lengua por sus labios carnosos seductora —. Yo podría darte algo de recompensa perrito, podemos jugar con tu huesito si quieres...— murmuró y guiñó su ojo. Peyton aspiró, ya que para su sorpresa sintió que su cuerpo traicionero respondía a la mujer y con sus poderes psíquicos la hizo echar hacia atrás, su espalda pegada a la pared del vehículo de golpe. — Mierda, eso dolió — siseó ella. — Perdón, no fue mi intención — le dijo él sincero pues no tuvo intención de herirla. Ella entornó sus ojos, y lo miró con sus peculiares ojos verdes. — ¿Tan leal eres al Comando "Teniente"? — preguntó con sarcasmo Gia. Peyton se enderezó en el asiento. La realidad era que últimamente se había empezado a cuestionar su lealtad al cuerpo militar al que pertenecía. Gia aprovechó la confusión en su rostro y estiró su larga pierna. Planto su pie en medio de su bragueta y comenzó a acariciar su entrepierna. En esa ocasión Peyton agarró el delicado pie entre sus manos para sacarlo, lo colocó en el suelo agachándose, en el proceso. — Basta Gia...— dijo y saboreó su nombre en sus labios, era la primera vez que lo pronunciaba —...deja de hacer eso... — ¿Y si no lo hago?.— le respondió ella con voz ronca. Él había puesto una rodilla en el suelo y se estabilizaba con su telequinesis por el movimiento del vehículo. Sin darse cuenta, tomó con suavidad la pantorrilla femenina. — Si no lo haces, el lobo malo te comerá... — le dijo mirándola a los ojos. — Mmm suena tentador, y en esa posición a mis pies y entre mis piernas grrr...— ella estiró su cuerpo —...mucho mejor todavía perrito...
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