BENJAMIN
Camisa blanca bien planchada, traje n***o hecho a la medida, corbata negra. Pinza para corbata color dorado, gemelos dorados con la imagen de la cara de un lobo, zapatos de vestir brillantes y a la medida. Miré mi cuerpo una vez más al espejo de cuerpo entero, cabello n***o más corto por los costados y bien peinado hacia un costado. Mi único arete n***o obsidiana que colgaba en mi oreja derecha indicando que era líder de la manada de Arroyo Grande, todo estaba en orden, como debía ser. Miré mi reloj plateado que brillaba en mi muñeca indicando que, si no salíamos ahora, llegaríamos tarde a la fiesta y yo odiaba llegar tarde.
Justo cuando estaba a punto de llamar a mi beta mentalmente, el susodicho entró vestido adecuadamente, llevaba un traje color vino con una camisa negra, en vez de corbata usaba un broche de cadena plateada en el cuello de su camisa ambos lados tenían la cara de un lobo.
– Sí, cuídate y cuida a mi bebé. Te visitaré el otro mes.
Alcé una ceja mirando a mi beta una vez colgó su llamada. Cuando me miró, parecía culpable y arrepentido. Jade y Ryan habían tenido un matrimonio muy feliz, nos conocíamos desde niños así que presencié la etapa de enamoramiento de esos dos. Pensé que una vez que Ryan encontrara su lobo y dejara el pueblo para formarse como beta, su enamoramiento se iría, pero grande fue mi sorpresa que cuando Jade tuvo su loba interior sería la pareja destinada de Ryan.
Al contrario que los machos, las hembras no se podían transformar, solo tenía en espíritu, la fuerza y los sentidos agudos de un lobo. Ryan estaba más que encantado y se notaba cuanto adoraba a Jade, pero ya había pasado ocho años y no había noticias de algún cachorro. La misión de una hembra era de protectora y criadora, ella se encargaba de cuidar su hogar y de criar a sus cachorros, lo cual su tarea era tener crías. Mientras que la tarea del macho era de dar todo lo necesario en su familia, proteger a su hembra y a sus crías, proteger su hogar y ser un ejemplo para su linaje. No existía la infidelidad en nosotros, pero si había un caso en el que la hembra no podía darnos cachorros, podíamos buscar un “vientre de alquiler” que nos lo diera, pero la hembra debía dar su consentimiento y solo sería una relación de una sola vez sin profundizar en sentimientos.
La cuestión en este caso era que Jade no sabía de la existencia de Lilith y el futuro bebé de Ryan, ni que su esposo ya llevaba con esa relación clandestina todo ese tiempo. Fue una noche que estuvimos en otra manada, después de una reunión fuimos a beber y conocimos a un grupo de lobas jóvenes. Una de ellas se quedó encantada con Ryan y él pues…estaba muy abatido por la falsa alarma de embarazo y la presión de su familia con las crías. Él se dejó llevar, la primera vez fue por un error, las siguientes porque Ryan comenzó a interesarse en Lilith como un soplo de aire fresco y una distracción de la presión como beta y como esposo. De eso ya hace un año, recién hace unos dos meses Ryan se enteró de que Lilith estaba embarazada.
– ¿Cuándo se lo vas a decir a Jade?
– Yo…hablaré con ella hoy después de la fiesta.
– Bien, no quiero mierda en mi manada y mucho menos quiero mierdas con otra manada solo porque te pasaste de polla fácil.
Ryan era mi mejor amigo, mi confidente, pero eso no quería decir que podía pasarle cualquier cosa sin decir nada. Todo tenía un orden, un fin y Ryan había sido descontrolado en sus decisiones, no había pensado con su materia gris y ese era el problema.
Si Jade quisiera podría pedir la cabeza de Lilith después que el bebé naciera, ella no estuvo de acuerdo a tener un vientre de alquiler, ni siquiera este caso podría ser considerado uno de alquiler porque su esposo mantenía una relación romántica con esa loba. Si Jade pedía la cabeza de Lilith estaríamos en problemas con su manada pues era la sobrina de la manada de Santa bárbara y muy probablemente podría haber una guerra si eso sucediera. A lo contrario de lo que decían los libros sobre nosotros, las parejas destinadas no podían sentir la infidelidad, pero si era cierto que, si nuestra pareja llegara a rechazarnos, nos dolería como la mierda y perderíamos la mitad de nuestra fuerza. Las hembras tenían tal poder sobre nosotros los machos.
Mientras íbamos al auto me quedé pensando. Tener un problema tener pareja destinada, era un problema estar a la merced de otra persona porque no se podía controlar. El control era poder y encontrar una pareja destinada te hacia fuerte sí, pero si te rechazaba te haría más débil y eso era inconveniente.
En mis 34 años agradecía no haber encontrado a mi pareja destinada. Yo tenía un plan para eso. Iba a conseguir una pareja elegida fuerte, que me beneficiara políticamente y ella se aseguraría de darme cachorros fuertes y capaces. Y si llegaba mi pareja destinada, solo tenía que tenerla a mi lado y convencerla de los beneficios que tendría. Estaría a mi lado y también mi pareja elegida, podría tener la fuerza política que tanto necesitaba y la fuerza física que mi pareja destinada me iba a dar. Era un ganar-ganar, por eso mismo este último viaje fue para hacer negocios sobre mi futura pareja elegida.
La prima de Lilith, Delilah era una hembra inteligente, con buenos modales, cortes al hablar, con buen cuerpo y lo más importante, su padre era el líder de la manada de Santa Barbara. Me daría poder y también sería una buena esposa trofeo, fue criada para ser digna de ser llamada Luna. Fue complicado al principio porque la hembra se negaba a aceptar la posibilidad de que, si llegaba a mi pareja destinada, ella tendría que aceptarla. Pero felizmente todo salió bien y ella firmó el contrato prematrimonial. Solo faltaba realizar la fiesta de compromiso que se llevaría a cabo en unos meses y todo estaría en su lugar.
No seas idiota, yo no aceptaré una compañera que no sea la mía.
Solté un suspiro, cada que pensaba en mis planes de compromiso, mi lobo, Hades rugía y se enfurruñaba. El día que Delilah firmó por fin el contrato prematrimonial, casi pierdo el control sobre él. Cada día se estaba poniendo más y más difícil lidiar con él. Hades bufó al saber lo que estaba pensando.