Después de tremendo susto, que salí ilesa por milagro de Dios y del pervertido, vale más que la arpía de Leticia no abrió su boca, esa es la desventaja cuando tienes cola que te pisotee. Y una cosa cuida ella mantenerse pura y santa ante los ojos de mi familia, aunque Gian no se come el cuento, eso lo he notado.
Al día siguiente, me dispuse a ir a trabajar, mi hermano Julián se ofreció en llevarme, e irme a traer, dizque dice que aún no me cree nada, me da igual con tal mi padre me crea, ya a mi hermano esa mujer le ha lavado el cerebro, ojalá que cuando la conozca de verdad no sea demasiado tarde.
—¡Sabes que no te creo nada, ojalá sea cierto eso, porque no voy a permitir que andes con un tipo como ese! —Rompe el silencio, dentro del auto—
—Tú conoces a Ricardo .
—Por Dios hermana qu
