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1206 Words
*HABLA, RICARDO* Mientras espero que la lerda de mi secretaria me alcance unos papeles que debo firmar, para la compra de unos terrenos e invertir en unos hoteles turísticos, que mi familia ha obtenido, soy el hijo mayor por lo tanto me toca encargarme de los negocios, tengo 27 años, desde los 22 años me dedico a la empresa,  fundada por mi difunto padre,  trato de que se sienta orgulloso de su hijo,  y qué  desde el cielo vea mis logros, cuido de mi madre y hermana quien estudia en Inglaterra, trato de darle todo para compensar la falta de mi viejo.  Trato de que todo funcione así, cómo cuando él estaba, mi madre y mi hermana son mi motor, aunque a veces me hostigan con eso de casarme, cosa que por el momento le huyo tal vez más viejo me decida, pero ahora estoy feliz con mi libertad.  Hoy fue un día agotador, firme los documentos y los archivé, me retiro de la empresa con rumbo para la casa me siento agotado, al llegar subo las escaleras me asomó al estudio, oigo a mi madre que esta al teléfono, me retiré a mi habitación, no la quise interrumpir.  Entre a mi dormitorio, me tiro en mi cama, cerrando mis ojos, en eso siento que me acarician el cabello, al abrir mis ojos veo que es Paola la amiga de mi hermana, ella sabe que mi hermana Reyna no está en casa, es inútil decírselo, ella siempre se cuela en mi habitación, me seduce y al final la pasamos fenomenal.  Después de un buen revolcón ella se sale de mi dormitorio, aprovecho darme un merecido baño, todo es cotidiano en mi vida, y por mujeres ni me preocupo ellas sólitas llegan a mí. Bajo a la sala, ya más cómodo, busco algo de comer en el refrigerador, en eso escucho a mi madre.   — Hijo cuando llegaste. Iván —Grita fuerte mi madre— —Dígame, señora.  —Aparece el mayordomo— — Iván llego la muchacha que me va a embellecer.   —A un no, señora.  —En cuanto llegue, llévala a mi habitación.  —Como ordene señora. —Él se retira— —Y eso que quieres ponerte más guapa madre.  — ¡No me digas que se te olvido!  —¿Qué se me olvido?  —Tenemos una cena en el hotel, conoceremos a nuestros nuevos socios, y como son extranjero estoy más emocionada.  —No iré.  —Veo a mi madre muy enojada ante mi decisión—  —Ricardo ve a buscar tu traje, te quiero listo a las seis, a mí no me digas que no. —Madre eso es aburrido, tú puedes darle la bienvenida.  — Tú vienes conmigo y no se diga más, solo esto me faltaba. —La veo subir enojada— Subo a toda prisa las escaleras detrás de ella, sé que está molesta, pero realmente es aburrido, pero ni modo me toco ir, la abrace por detrás y le bese su cuello, —Iré contigo madre. — Ella se puso muy feliz, sí que sabe manipularme—  Después de horas encerrada con la estilista en su habitación, sale mi madre de lo más bella ni parece que tiene cincuenta años, es una mujer muy llena de vida.  Estoy reclinado en las escaleras esperándola, le extiendo el brazo para que lo tome, ella sonríe al verme elegante, desde que mi padre murió yo soy el hombre de la casa y su soporte.  —Buen chico, estás guapísimo.  —¡Quién se resiste a tremenda belleza de compañía!  —¡¡Que cosas dices hijo!!  Nos subimos al coche, el chófer se dedicó a conducir mientras mi madre no paraba de hablar de los nuevos socios, me tenía con dolor de cabeza. Hasta que escuche al chófer decir ¡Llegamos!  Sonreí y procedí a ayudarla a bajarse, nos adentramos al hotel, hasta llegar al restorán donde será la reunión. Miró en la mesa a tres hombres uno mayor y dos más jóvenes, el hombre mayor al vernos nos saluda, como si nos conociera de años.  Mi madre me tomó del brazo y apresuró sus pasos, caminé junto a ella hasta llegar a la mesa, los dos tipos jóvenes me dieron la mano y se presentaron, hice lo mismo.  —Hola, señores, espero no haberlos hecho esperar mucho. —La ayudé a sentarse— —¡No se preocupe, le presento a mis dos hijos! —Pero que muchachos más guapos. Les presento a mi hijo Ricardo.  Después de un rato que hablamos de negocio, le dije a mi madre que me retiraría a descansar cuando decidiera irse me avisara, prácticamente ella y el señor Vargas quedaban platicando sobre cómo crecería el negocio que pretendían hacer, la parte interesante ya la había hablado conmigo, sus hijos también se miraban un poco aburrido, al igual que yo.  Uno de los hijos de él se retiró primero que mi, luego pedí disculpas por retirarme, me acerqué a recepción para pagar una habitación por unas horas.  —Disculpe señor, en qué le podemos servir —Me dice la bella Morena, ni se imagina las cosas que se me ocurren para poderme servir que mente tan perversa la que poseo— —Una habitación, solo estaré unas horas.  —Aquí tiene su llave, señor.  Tome la llave y me encamine al segundo piso, al subir al ascensor me cae una llamada de mi hermana, quien me notifica que se viene de vacaciones, mi madre se pondrá muy contenta al saberlo, en eso la puerta del ascensor se abre, salgo aun hablando con mi hermana cuando pasó por una de las habitaciones escucho ruidos de objetos quebrándose.  No me importa, pero en eso escucho la voz de una mujer gritar ayuda, noto que la puerta está semi abierta, la abro con cuidado, me adentro y miro una chica con lámpara en mano amenazar a alguien.  Un tipo de unos sesenta y cinco años en toalla, que asco, con el pellejo colgando la quiere agarrar, entró en totalidad, cuando la chica me ve corre hacia mí.  —Amor llegaste. —Suelta la lámpara y me da un beso en la mejilla y me susurra que la ayude y le siga la corriente— —¡Que haces aquí, me canse de esperarte!, y ¿Quién es este tipo?  —Quién eres tú, yo pague por esa chica, así que no te metas. —Nos grita el cerdo, miro la chica que se pone a la defensiva al escucharlo— —A quien le pagaste, quien demonios me tendió esta trampa. —La chica está exaltada— —Yo te compré y ahora te gozaré, —El tipo viene hacia ella, lo miró que está asustada y se esconde detrás de mí, con una mano lo detengo, él con ira me la quita, en eso me quiere dar un golpe para quitarme del camino— —Ella viene conmigo. —Le dejé ir un derechazo que cayó desmayado—Salgamos de aquí.  Salimos de la habitación ella me lleva de la mano, mira para todos lados, su carita hermosa e inocente, me regala una sonrisa, caminamos por el pasillo hasta que ella se detiene de repente. 
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