Lágrimas de rabia bajaban por mis mejillas cuando llegué al reservado de nuevo. Carrie y Blake estaban a punto de irse, así que casi nos tropezamos en la salida. Mi mejor amiga palideció, ella nunca me había visto llorar, siempre fui reservada con mis emociones, pero ahora no tenía a nadie familiar conmigo, estaba sola y me sentía como una idiota.
—Micaela, ¿qué ha ocurrido? —preguntó ella, viniendo hacia mí.
—Necesito irme —susurré, porque no quería explicarle lo que había visto con Blake allí. — ¿Puedo quedarme hoy contigo?
Ella asintió sin dudarlo.
—Por supuesto que sí, pero ¿qué pasó con Jasper? —preguntó, preocupada. – Tienes que decirme nena o me vas a matar de la preocupación. ¿Te ha hecho algo?
Negué, limpiando las lágrimas que cayeron y no pude contener. No iba a llorar
