Violeta se mira en el espejo y no reconoce en ella a la mujer que fué cuatro (4) años atrás, siente su alma cansada, envejecida; ese vestido ancho que le llega a la mitad de las pantorrillas no es lo que ella solía usar, su cabello rubio que un día fué admirado, siempre lo lleva recogido; su apariencia no es de una mujer de veintiocho años, se pregunta si ha valido la pena y entonces piensa en Diego, Ricardo lo ha acostumbrado un estándar de vida que ella no podría darle y él parece feliz; la mejor escuela, el mejor equipo de fútbol y entradas a los restaurantes y clubes más prestigioso de Río de Janeiro. ¡Cómo quisiera poder salir corriendo!, pero no puede, porque hay un menor que depende de ella; además, está insegura de sus capacidades, cuatro años de vejaciones han acabado completamen

