Ricardo abre la puerta del departamento sin entrar, mostrando hacia el interior un gran ramo de rosas rojas, empuja poco a poco tratando de darle a su esposa una sorpresa con su regreso, pero lo que consigue es una sala que está a oscuras, cierra y entra avanzando un poco más. —Amor, ya regresé— llama convencido de que obtendrá respuesta —Violeta, mi amor, ya estoy en aquí— habla en un tono más alto, pensando en que tal vez no lo escucha, pero su voz resuena en el silencio. Frunciendo el ceño, deja las flores sobre la mesa de centro y su equipaje a un lado, mira en la cocina e igualmente las luces están apagadas, las enciende, ve que todo limpio y ordenado, entonces regresa a la sala de estar, por un momento piensa que tal vez salió con su hermano, pero a su mente llega la imagen de esa

