CAPÍTULO 01- Elección - parte 2

1205 Words
Me duele mucho la cabeza y siento un mareo al intentar abrir los ojos, siento un balanceo en todo mi cuerpo extiendo mi brazo tocando la cabeza siento una mano de alguien retirar mi mano de la cabeza y ponerla a un lado de ella, estoy acostada sobre algo suave y trato de concentrarme cuando todos los recuerdos llegan de golpe, ayer nunca llegue a mi casa alguien me quería secuestrar, abro lo ojos de golpe y lo primero que veo es un techo de madera viejo, dirijo la mirada hacia enfrente y veo a un hombre canoso sobre mí, no me da tiempo de analizar sus facciones del rostro cuándo me doy cuenta que estoy siendo violada por este tipo, me asusto e intento retíralo sobre mí, empiezo a mover mis piernas y brazos para retirarme pero él es tan fuerte que no puedo moverlo. De pronto me golpea. -Deja de moverte puta. Mi vista se nubla un poco cuando recupero mi estabilidad vuelvo a intentar retíralo de mí y este me vuelve a golpear en el rostro quedo totalmente mareada por el golpe, él aprovecha para voltearme boca abajo coloca una de sus manos en mi espalda inmovilizándome por completo, aunque intente levantarme es muy complicado de hacerlo, ya que ejerce mucha fuerza. -Quítate de mí, por favor no. -Cállate o te doy más duro. Grito por ayuda. - ¡Ayuda!, alguien por favor ayúdenme. Sálvenme -Aquí nadie te escuchará, no hay nada en los alrededores, grita todo lo que quieras, entre más grites más duro te daré. ¡Maldita puta! Siento como me penetra con más rudeza y no puedo evitar gritar por el dolor. -Te gusta verdad, te gusta así de duro. Vuelvo a gritar. -Respóndeme puta. -Auxilio, ayuda por favor. -Se dice, si señor, ahora repítelo. En esta ocasión no hablo y el parece enojarse, reirá su mano sobre mi espalda y me toma por el cuello apretando cada vez más su agarre asfixiándome poco a poco. -Repite conmigo maldita puta, si señor me gusta así de duro. Ahora repítelo. Igualmente, no digo nada y va apretando su mano sobre mi cuello tanto que ya me falta el aire a mis pulmones y me cuesta respirar, trato de sostener su mano sobre mi cuello para poder aspirar aire, estoy a punto de desmayarme cuando puedo coger un poco de aire. -Si se...ñor. -Si señor qué? -si se...ñor, me gus... ta... así...d..du...ro. -Así me gusta putita, obedientes. Me suelta el cuello y caigo sobre la cama. él vuelve a poner su mano sobre mi espalda, para ejercer fuerza para evitar que me mueva, me está violando tan duro que en cada penetración se siente horrible, mis lagrimas no dejan de salir de mis ojos, grito de vez en cuando, es demasiado duro la penetración, cosa que es a cada rato, el no baja su ritmo, al contrario, parece gustarle mi dolor. -Puta pero apretada, así me gusta. Siento un ardor en uno de mis glúteos de pronto aprieta mi mano en ella y siento que me está enterrando sus uñas. -Oh si, no te muevas o te dolerá. Y siento que se corre dentro de mí y empiezo a sentir una presión en mi v****a, al mismo tiempo cuando grito trato de quitarme. -Te dije que no te movieras puta. Cuando trato de moverme siento más dolor y me quedo quieta, pasan unos segundos y este hombre se vuelve a mover dentro de mí, me resulta sumamente doloroso ya que aun siento esa presión. -En definitiva, ya necesitaba una v****a que penetrar, estas apretada y se siente bien. Vamos pórtate bien y lo disfrutarás igual que yo. No le digo nada. -Se dice sí señor, siempre dirás sí señor cuando te hable. Ahora responde. -Si... señor Sus movimientos se van volviendo cada vez más rápidos y esa presión se va desapareciendo lo que genera que vaya más rápido, me separa más las piernas y levanta mi cadera, dando a un mayor acceso a mi intimidad, sus manos me toman de mi cadera y solo en aquel lugar se escucha el ruido de carne con carne retumbar en la habitación, no puedo evitar gritar en cada penetración que hace, va a un ritmo muy rápido a ese ritmo pasa una eternidad para mi hasta que nuevamente siento la presión y el suspira roncamente. Siento mi intimidad muy sensible y el parece no importarle, acerca su mano a mi clítoris y empieza a mover sus dedos y respingo por la sensación extrema de sensibilidad al menor movimiento me duele y me quejo por lo bajo en cambio él solo se ríe. -Niña estas apretada y muy rica, fue buena elección al traerte aquí, se obediente sino quieres que tu vida sea corta. Con esas palabras se retira de mí, me toma de la muñeca y me arrastra hasta la cabecera de la cama y me pone una esposa en cada muñeca sobre cada esquina de la cama, con eso se retira de la habitación dejando la puerta abierta, él sabe que no puedo huir del lugar, me encuentro esposada de mis muñecas a la cama. Me duele todo el cuerpo, mi parte intima palpita y me duele demasiado, la cama está totalmente manchada de sangre, de mi propia sangre, trato de ver mi cadera y está tiene las heridas abiertas de las uñas que me enterró. Trato de evitar llorar, pero mis lagrimas salen descontroladamente, me siento triste y con mucho dolor. Trato de respirar y controlar mi respiración y así evitar llorar más y no entrar en pánico. Hubiera dejado que mi compañero me acompañara hasta mi casa, ahorita no estuviera aquí, fui la victima perfecta, caminando sola a las 3:30 de la mañana en un lugar completamente solo y oscuro; me arrepiento demasiado de no aceptarle su compañía. Ahora no vale la pena arrepentirse, él hubiera no existe. Me encuentro en un lugar extraño, por la ventana veo que estamos en alguna especie de bosque y esta casa se ve demasiado desgastada, por lo que puedo deducir que es un lugar muy lejano y viejo. El tipo que me secuestro es un hombre mayor, lo sé por su cabellera gris oscura, pero aun así se ve que es fuerte no le costó nada el someterme su rostro tiene apenas unas arrugas visibles y su barba ya está crecida, le calculo que debería de tener unos cincuenta años o quizás más. El tipo en grosero y con poco corazón, como sea debo de salir de aquí o moriré, dejo claro que mi vida no le importa y no pienso quedarme aquí dejando que siga violándome o maltratándome todo lo que él quiera, aunque mi vida no es la mejor prefiero seguir viviendo al día en ambos trabajos que estar aquí. Ya han pasado horas y aun sigo esposada en la cama, mis brazos ya no los siento están totalmente adormecidos he intentado zafarme, pero me es imposible las esposas están muy apretadas a cualquier movimiento brusco se aprietan un poco más, por lo que evito moverme fuerte para no provocar que apriete más fuerte; de pronto escucho pasos acercarse y veo que él hombre de pie en el umbral de la puerta.
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