SECUESTRADA POR UN HOMBRE LOBO

Me levanto temprano y me cambio rápidamente, se me hace tarde para entrar al trabajo voy corriendo por las calles hasta llegar al restaurante, no me puedo permitir llegar tarde al trabajo, soy mesera de este lugar por el día y en las noches trabajo de un bar, vivo de las propinas que la gente me da, los encargados me permitieron trabajar porque conocieron a mi familia, llevo dos años viviendo sola tratando de sobrevivir diario, mi casa se está cayendo a pedazos. Desde que llego aquel virus me arrebataron a mi pequeña familia, solo éramos mis papas y yo, y ahora solo quedo yo. -Carla otra vez llegas justo a tiempo. -Lo sé y lo siento. Logro decir entrecortadamente, recupero mi respiración y voy a ponerme el mandil del restaurante, me hago una coleta alta, tomo mi libreta de notas y pluma. Atiendo los primeros clientes en el lugar, una parejita de abuelitos ellos siempre vienen por las mañanas para almorzar, quisiera llegar algún día a esto con alguien, juntos hasta la vejez, así transcurre toda la mañana hasta llegar la hora de salida, tengo un par de horas para iniciar mi segundo empleo, por lo que lo aprovecho para ir hacer el mandado al mercado, cuando recibo un mensaje de mi empleo de la noche. Hoy habrá varios eventos simultáneos en el bar que necesitan que me quede más tiempo. Hoy realmente me encuentro cansada, pero necesito más dinero, con lo que gano no me alcanza para mis necesidades, aunque no quisiera quedarme más tarde necesito ese dinero, le respondo que el mensaje y guardo mi celular en mi bolsillo trasero de mi pantalón, termino de echar al carrito las compras y pago por ello en caja. Llego al bar puntual y me pongo la playera del uniforme en el bar y me sujeto la bolsa riñonera en mi cadera con los logos del bar empiezo a trabajar, hay demasiada gente, está la gente habitual y todavía hay más por un evento en una de las alas también está el área privada la cual tienen un festejo de cumpleaños de alguien, hay mucho movimiento por todo el lugar, trato de escabullirme por todo el bar atendiendo a la gente tratando de no equivocarme con los pedidos, ya pasan de la media noche y aún hay demasiada gente por todo el sitio; cuando por fin se empieza a vaciar el lugar empiezo a recoger y ordenar todo junto con los otros meseros, cuando terminamos de limpiar y sacar la basura afuera, nos despedimos. Un compañero se acerca. - ¿Oye Carla, ya es tarde, quieres que te acompañe para acercarte a tu casa? -No es necesario Paco, muchas gracias, vivo a unas calles de aquí y llegaré rápido, pero gracias por preocuparte, de verdad lo agradezco. -Bueno, pero vete con mucho cuidado, ya es muy tarde. Con eso él se gira caminando al lado contrario al mío, los demás compañeros del trabajo pasan por ellos o se acompañan entre ellos, en cambio yo me voy sola, ya es muy tarde veo mi muñeca al reloj y son las 3:30 de la madrugada, las calles se encuentran desérticas, apresuro el paso para llegar rápido a mi casa y poder descansar un par de horas, antes de ir temprano al restaurant nuevamente, me pongo los audífonos con música baja para que el trayecto sea más ameno a unas cuantas calles antes de llegar a casa siento una sensación de persecución en mi nuca, volteo hacia atrás pero no veo a nadie, continuo con mi camino cuando vuelvo a sentir esa extraña sensación, cuando vuelvo a voltear hacia atrás un hombre me atrapa y coloca en mi nariz un pañuelo con un líquido que al inhalar me pica la nariz, trato de respirar y pataleo para tratar de zafarme de su agarre pero la energía me consume que no puedo evitar inhalar y esa es mi perdición, mi cuerpo se debilita hasta cerrar los ojos.