CAPITULO 6

1976 Words
Cristina estaba nerviosa, se había vencido la semana que le había pedido a Fernando Lavalle para trasladarse a su casa e iniciar su trabajo como asistente doméstica, aún tenía dudas si existía tal título  o él se lo había inventado. La verdad mejor dicha no era muy importante, al final lo que quería era no depender de él para todo y trabajando de lo que sea conseguiría cubrir sus gastos y los gastos de la niña. Su nerviosismo era que una vez en su poder no podría escapar, temía que el faltara a su juramento y se llevara a su hijo  y terminara echándola de su casa. Pero las acciones del hombre también hablaban bien de él, había surtido la despensa durante la semana para que no tuviera ningún problema con alimentarse y alimentar a Belén. Lo más difícil  fue renunciar a la panadería don Luis se quedaría sólo, pero no se molestó cuando le  dijo que renunciaba todo lo contrario le deseo lo mejor. —¿Realmente has aceptado el trabajo? —Magdalena era su mejor amiga pero desconocía sobre su embarazo, no sentía vergüenza porque no había hecho nada malo, pero le era muy difícil tratar de explicarle lo ocurrido. Ella misma aún estaba sorprendida de la manera en la que resulto embarazada. —No he podido conseguir un trabajo decente hasta ahora y lo de la panadería no me alcanza más que para cubrir el precio de la habitación —Rubí al parecer no había dicho los motivos de su despido. No se lo agradecía en absoluto porque el motivo de quedarse callada no era para salvar su honor si no para que evitar tener problemas con el Ministerio de Trabajo si llegaban a enterarse. —Puedes trabajar y conservar el cuarto, Belén está acostumbrada a la colonia y también tiene sus amigos, llevarla sería cambiar su mundo —no quería quedarse sola,  no era huérfana como Cristina, pero sus padres vivían lejos de la Ciudad, era muy difícil verlos para eso debía esperar los fines de año, Cristina era como su familia. —Te echaré de menos —aceptó finalmente que no iba a convencerla de quedarse y tampoco podía ser egoísta y cortar su futuro, cuando sabía de sobra las penas que pasaba con una niña a cuestas. Una niña que no era suya pero que amaba como tal. —Te prometo que vendré a visitarte, no sé cuándo, porque apenas estaré iniciando con el trabajo, por favor cuídate Maggi — se despidió con un abrazo fuerte, todo sería nuevo para ellas a partir de ahora. —Cuídate Cris, cuida a Belén. No te olvides de mí por favor —sonrió aunque las lágrimas mojaron sus rostros en el fondo sabían que no iban a separarse para siempre. ⧓⧓⧓ —Le agradezco su comprensión don Luis, muchas gracias por todo —Fernando extendió el cheque mensual para el mayor, era el pago por las raciones que le había entregado a Cristina todos los días, aunque el anciano estuvo reacio a recibirlo porque apreciaba a la chica, sabía que necesitaría el dinero para la contratación de una nueva empleada —Cuídela por favor, Cristina es una buena mujer —pidió —No se preocupe, ella estará bien, es una promesa —salió del pequeño local. Pasaría por Cristina, la semana se le había hecho eterna pero finalmente el día había llegado a  partir de hoy no estarían separados. Condujo hasta la entrada de la colonia donde Cristina vivía, no se veía un lugar seguro, pero no podía juzgarlos a la ligera, había cometido el error con anterioridad. Espero alrededor de cinco minutos cuando la vio bajar con maleta en mano y una pequeña niña, de no más de cinco años, cabello n***o, no se parecía en nada a Cristina en realidad se preguntó si su hijo se parecería a su madre o a él. Bajo del auto y ayudo a subir la maleta, mientras abría la puerta para que pudieran subir al auto. —¿Listas? —Cristina asintió no era capaz de encontrar su voz, había nostalgia en su corazón la habitación en esa colonia era lo más cercano al hogar que había conocido. ⧓⧓ Después de una hora de camino debido al tráfico llegaron. Era una casa lujosa no era enorme como en las telenovelas pero sí lo era para ella que solo había vivido en un pequeño cuarto de alquiler. Bajo con la ayuda de Fernando, tomó a la niña de su mano para caminar detrás del hombre mayor, esperaba no encontrarse con gente mal educada como la secretaria que la  había visto con desprecio. —Señor todo esta listo —una mujer mayor salió al encuentro, le sonrió y ella imagino que esto podía funcionar bien. —Gracias Lupita, te presento a Cristina Sáenz y su hija —la mujer sonrió de nuevo —Cristina ella es Lupita mi ama de llaves — Cristina sonrió en respuesta —Mucho justo, ella es Belén presento a su hija —Bienvenidas a esta casa, permítame ayudarle con la maleta —se ofreció —No hace falta Lupita lo haré personalmente por favor prepara el almuerzo que te pedí — ella asintió y salió rumbo a la cocina —Es muy amable —Cristina menciono mientras caminaba detrás de Fernando —Sí, lleva conmigo desde que tengo memoria y se ha negado a dejar de trabajar —sonrió —Es algo así ¿cómo su nana?  —él asintió —He pedido que decoren dos habitaciones podemos pasar primero a la de la niña —Cristina nunca había dormido en una cama separada de Belén, pero no sabía cómo expresarlo —Espero que te guste Belén —la niña se escondía tras las piernas de Cristina, era así cada vez que conocía a las personas por primera vez. Entraron a la habitación de la niña, la decoración era infantil, una cama personal con la fachada de una casa, esperaba que fuera del agrado de Belén sería la primera niña en vivir en su casa y quería asegurarse de que su estadía fuera buena. —¿Te gusta Belén? — Cristina preguntó a su hija —¿Es para mí? —Sí, dale las gracias al señor Fernando —incitó a su hija —Gracias señor —sacó la cabeza como si fuera una pequeña tortuga, la idea le hizo sonreír —No tienes nada que agradecer pequeña, ahora veremos la habitación de tu madre ¿quieres venir? —ella asintió aun tímidamente Cristina se sorprendió al ver su habitación, era enorme, la decoración en azul pavo, le llamo la atención pero no preguntó o dijo nada al respecto, nunca había imaginado dormir en un lugar tan grande, la cama parecía suave, las sabanas de seda acariciaban la superficie, el tocar, todo era demasiado lujoso para ella. —Si  hay algo que deseas cambiar solo tienes que decirlo Cristina, esta puerta separa mi habitación de la tuya, espero no te moleste pero quiero estar al pendiente de todo lo que pueda suceder —eso ya no le sorprendió era papá primerizo y le recordó los primeros días de Belén a su lado, las veces que despertaba por las noches para ver si la niña respiraba. —Gracias, todo es muy bonito, no cambiare nada —sonrió de repente se sintió tímida ante la intensa mirada de Fernando —¿Puedo? —¿Eh? —no había comprendido —Puedo tocar tu vientre —ella abrió los ojos asustada, pero aun así asintió ante la intensa mirada sobre el lugar donde crecía su hijo. Su mano temblaba mientras tocaba la ligera curva del vientre de Cristina, una emoción abrumadora se extendió por su cuerpo, no podía sentir a su hijo aun, era muy pequeño para eso, pero esperaría paciente por ese momento. Cristina dio un pequeño brinco al sentir la mano de Fernando sobre su vientre aunque era por encima de su ropa la sensación dejo un hormiguero en la parte donde tenía su mano, quería alejarse ante las sensaciones que le estaba provocando pero permaneció  quieta esperando a que fuera él quien se retirara —Gracias Cristina, gracias —aparto la mano y salió de la habitación, se sentía extraño, su corazón se había entibiado de una manera que le había causado miedo. Cristina no dijo una sola palabra, estaba… ni siquiera sabía con seguridad como estaba en estos momentos, sus  mejillas se tiñeron de rojo… ⧓⧓ —Estás realmente loco ¿traerla a tu casa? —Arturo giró la silla de su oficina, no podía creer lo que su amigo había hecho —Es la mejor solución Arturo, además mi casa es lo suficientemente grande y será la casa de mi hijo en algún momento —Hubiera sido mejor que permitieras que se quedara en el condominio que utilizamos para las madres que alquilan su vientre, contaría con servicio médico las veinticuatro horas del día. Además de que nadie se enteraría que esa mujer será la madre de tu hijo —Fui claro Arturo. No voy  a esconder a Cristina, ella no será un sucio secreto en mi vida, es la madre de mi hijo y será tratada como tal, el error fue de tus colegas ella nunca se postuló para vender su vientre. Por supuesto no tendría ningún problema si la persona inseminada hubiera sido tu prostituta, de ella únicamente me habría interesado mi hijo —¿Estás interesado en esa mujer? —la manera en que Arturo se expresaba de la madre de su hijo le molesto —Se llama Cristina, no esa mujer como tú la llamas. Y si estuviera interesado en ella, sería mi problema no el tuyo Arturo, trata de mantener tus comentarios para ti en cuanto a Cristina Sáenz se refieran —salió enojado de la oficina de su amigo, la forma despectiva de tratar a Cristina le molestaba y  no sabía ocultar su sentir al respecto. Había hecho la cita para mañana, el médico a cargo de controlar el embarazo de Cristina quería asegurarse de que todo fuera sobre ruedas y él quería tener la  completa seguridad de que así fuera.  ⧓⧓ —¿Es todo lo que tengo que hacer? —Cristina preguntó mientras Lupita le daba instrucciones —Sí, sólo tienes que tener en orden la oficina de Fernando, nada más cariño —se preguntaba si Lupita sabía el motivo de su presencia en la casa del señor Lavalle —¿Usted sabe? —se atrevió a preguntar —Por supuesto cariño, estoy tan feliz de que mi niño por fin tenga una familia, aunque no entiendo ¿por qué tú quieres trabajar? —se acercó un poco más —Tengo una hija Lupita —sonrió mientras la niña entraba a la biblioteca —Mami, ¿puedo ir al jardín? —preguntó son una linda sonrisa. Cristina miro a Lupita para pedir permiso —Por supuesto, Cristina acompaña a tu hija hoy tienes el día libre —asintió tomó de la mano a Belén y salieron al jardín, en un principio llego a pensar que era una casa pequeña, pero no había sido así, le jardín era grande al igual que la piscina que estaba en la parte de atrás de la casa, se vio tentada a sacarse las zapatillas y meter su pies en el agua pero sería abusar de la hospitalidad del señor Lavalle. —¿Viviremos para siempre aquí? —preguntó la niña mientras corría detrás de una mariposa —No lo sé cariño —no había pensado en eso ¿Qué sucedería cuando diera a luz al bebe? El señor Lavalle había prometido no apartarlo del bebé, se recordó incluso lo había jurado y quería confiar, quería creer que realmente no le tendería una trampa por si las dudas no firmaría nada ni por error…
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