Me levanté cuando escuché mi teléfono al tomarlo me di cuenta que la pantalla refleja el nombre de Dan.
–Hola.
–Siempre estás durmiendo –bufó.
–Me desvele anoche –me defendí.
–Con tu chica que no conozco –murmuró.
–Para que te acuestes con ella, no lo creo zorrito.
Si yo era mala hierba, Dan era peor, no le importaba si las chicas estaban casadas, comprometidas o en una relación y su justificación siempre era que él no las obligaba a nada, de todas formas él está soltero y ellas son las infieles.
–No le voy a hacer nada que ella no quiera –mencionó y sólo hice un gruñido como respuesta –. ¿Salimos está noche?
–No, me quedo en casa de mis padres.
–Me tienes en el abandono Selina Margareth Wiles.
Quiso insistir en que salieramos, pero de verdad quería quedarme aunque ahora mismo ya
