Luego de un par de polvos de descarga emocional, Nick cayó abatido y Taína tuvo oportunidad de observarlo completamente sin parecer una acosadora. Su cabello oscuro despeinado por los jalones proporcionados por ella, las mejillas aún sonrojadas por la acción, sus ojos cerrados mostraban unas pestañas muy largas y una barba de tres días que era la culpable de haberle hecho cosquillas por todos lados acompañando unos sexys labios que, por más que lamieron cada espacio de su cuerpo, no fue capaz de besar. Porque fue la única regla impuesta por ella: no podían besarse. Llamenlo tonto pero los besos, para ella, eran algo más puro que el sexo mismo, los labios únicamente para la persona especial valía mas que cualquier tesorito que nos enseñan a cuidar desde pequeñas. Se sintió como una puta-

