Cargo mi ropa en el armario, consciente de cómo mis shorts vaqueros cortados se ven ridículos junto a los trajes de diseño de James.
Él se recuesta en la entrada observándome.
Siento mis mejillas calentarse. ¿Nota la diferencia en nuestra ropa? ¿Le importa?
Con la bolsa vacía, la meto en un contenedor y me enderezo. El armario es más grande que mi dormitorio en el apartamento que comparto con Joshua.
Es tan grande que hay una isla en el centro con más gabinetes y una encimera. Paso mi mano por la piedra lisa. —¿Para qué usas esto?
—Para doblar —responde.
Mis cejas se alzan. Su ropa se envía a lavar y regresa doblada cada semana. Me detengo, mis dedos bailando sobre la superficie.
Esta encimera es como tantas partes de esta casa. Se ve hermosa y está destinada a ser funcional, pero e
