Punto de vista de Roxie
De todas las cosas absurdas que me dijiste, necesitaba que me lo mostraras por si se me rompía una uña.
¡Qué idiota!
Entro en la cocina y enciendo la tetera.
Estoy furiosa por lo que Alexander me había dicho. Puede sonar duro y infantil de mi parte estar así, pero tengo mis razones para ser así.
Fui una friki en la escuela, como muchos me llamaban. Me encantaba leer y hacer mis propias cosas, lo que significaba que no tenía amigos. Estaba sola, pero todos tenían algo que decir de mí. O bien era débil, un bicho raro o simplemente estúpida.
Muchas de las chicas de mi escuela fingían ser mis amigas solo para acercarse a Alexander y Jason. Algunas incluso llegaban tan lejos como para quedarse a dormir en mi casa. A menudo las encontraba besándose con mi hermano o Alexander, dejándome fuera de juego. Cuando estábamos de vuelta en la escuela, todas volvían a ignorarme o atormentarme. Solo sucedió una vez, ya que estaba demasiado asustada como para permitir que alguien más viniera a mi casa. Mi padre nunca preguntó nada; él pensaba que todo estaba bien. Me aseguré de que no supiera nada al respecto, ya que lo habría empeorado para mí.
Alexander y Jason eran populares en su día, pero también lo eran cuando yo estaba en la escuela. Todos se preguntaban por qué nunca fui como Jason; los chicos me llamaban fea mientras que las chicas me llamaban patética. Todos pensaban que debería ser como Jason.
Siempre escribía diarios sobre lo que pasaba, pero nunca se lo conté a nadie. Los encontré todos en el fondo de mi armario cuando estaba ordenando mi habitación. No quería deshacerme de ellos, ya que quería recordar a la persona que solía ser aquí. Nunca fui ingenua, pero era una chica que vivía en una casa llena de hombres. Nunca tuve un hueso femenino en mi cuerpo, y todos se burlaban de eso.
La única persona que tuve durante toda la escuela secundaria fue Bex. Ella nunca tomó el control ni me hizo sentir como todos los demás. Ella fue la única amiga que tuve en aquel entonces, y me ayudó tanto como pudo. Me consolaba cuando lloraba hasta quedarme dormida o incluso hablaba mal de todos los que me hacían sentir mal. Bex fue mi salvación y siempre se aseguró de que supiera que ella me respaldaba.
Cuando fui a la manada de mi tío Keith, era una forastera, pero me centré en lo que quería hacer. Nunca quise estar sola y quería amigos. Después de completar el entrenamiento básico, hice algunos amigos. Sentí una sensación completamente diferente de ser querida, y no era por mi hermano y su mejor amigo.
La empieza a hervir y me saca de mis pensamientos.
Pero pronto me doy cuenta de que ya no estoy sola en la cocina.
No miro hacia atrás, pero sé quién es.
—¿Quieres una taza? —le pregunto, mientras me preparo una.
—Sí, por favor —dice mi padre. Puedo oír cómo arrastra una silla por el suelo.
Rápidamente hago dos tazas de té. Una vez que llego a la mesa, coloco las tazas y saco la silla junto a mi padre.
Me siento y sostengo mi taza en mis manos.
Siento los ojos de mi padre en mí.
—¿Te sentiste bien al golpear a Lex? —pregunta.
Lo miro, pero noto la sonrisa en su rostro.
Sonreí.
—Sí, así fue — le digo.
Mi padre asiente,
—Tengo que admitir que se quedó sorprendido con ese poderoso gancho que lanzaste —dice mientras levanta su taza y toma un sorbo de su té.
Lo observo.
—¿Vas a decirme cuánto tiempo han sabido todos ustedes que Alexander es mi pareja? —le pregunto.
Mi padre se toma el té de un trago y coloca la taza en la mesa. Mira rápidamente hacia mí.
—Directo al grano, ¿eh? —dice.
Asiento con la cabeza mientras escucho que la puerta de entrada se abre.
Sé que es Jason.
Tomo un sorbo de mi té mientras él entra en la cocina. Mira entre mi padre y yo.
—Te lo diremos —dice —. Pero voy a hacerme una taza.
Jason sirve una taza y se acerca a la mesa para sentarse a mi lado. Toma un sorbo y lo coloca frente a él.
Me mira, pero sonríe.
—Debo decir que fue increíble presenciar ese golpe; incluso hay un moratón formándose bajo su ojo.
Puedo sentir cómo Bex sonríe mientras está sentada en sus patas traseras; espera pacientemente escuchar su explicación.
Lo miro
—Gracias, pero ¿podemos hablar del hecho de que ambos sabían que Alexander es mi pareja? —le digo.
Jason me mira, luego mira a mi padre.
—Rox, tienes que entender, nos dimos cuenta de que Lex actuaba de manera extraña cuando venía aquí —dice mi padre —Quiero decir, se quedaba afuera de tu puerta si se quedaba a dormir, o parecía que iba a saltar sobre ti cuando te acercabas a él.
Hago una mueca y frunzo el ceño.
—¿De qué demonios están hablando? Alexander nunca me vio como otra cosa que una hermanita. Cuando me envió lejos, dejó eso claro —les digo a ambos.
Jason niega con la cabeza.
—No, Rox, no entiendes —dice y suspira —Lex descubrió que eras su pareja cuando tenías trece años.
Lo miro ligeramente sorprendida por lo que dijo.
Trece, tenía trece años.
Eso es extraño y también ilegal.
—Pero ¿cómo? —le pregunto, con una mueca en mi rostro.
Jason se reclina en la silla.
—Lex me contó que se enteró de que eras su pareja unos meses después de que te fueras —revela. Pero mira a mi padre — Papá se enteró antes que yo.
Me doy vuelta para mirar a mi padre.
Mi padre me dedica una pequeña sonrisa.
—Quería decírtelo, Rox, de verdad. Pero va en contra de la ley de los hombres lobo anunciar a alguien que acaba de cumplir la mayoría de edad que son compañeros; tienen que esperar a que su compañero también sea mayor de edad —se excusa ante mí.
Lo miro fijamente, pero tiene sentido, supongo.
—Así que, ¿por qué no pudieron decirme ambos? —les pregunto.
Mi padre mueve su mano y quita la mía de la suya, y toma mi mano.
—Rox, el Alfa Frank nos dijo que no lo hiciéramos, ya que quería que no tuvieras ningún conocimiento previo sobre quién era tu compañero, y también sería ilegal para nosotros.
Bex mira a través de mis ojos y se acerca cada vez más a mí. Su calidez me envuelve mientras se sienta conmigo en mi forma humana.
Mi padre me mira y sus ojos se agrandan ligeramente al notar a Bex.
—Bex —dice en voz baja.
Asentimos ante él.
—Entendemos por qué ahora, pero el compañero lastimó al humano —dice ella.
Mi padre aprieta ligeramente mi mano.
—Lo sé, pero tienes que entender que Lex intentaba hacer lo mejor para ti y para él en ese momento. No sabemos exactamente en qué estaba pensando en ese momento, ya que esa es su historia para contarte, pero sé que estaba pasando por un momento difícil, especialmente con su lobo, ya que se comportaba más como un adolescente hormonal que como Lex.
Bex asiente pero retrocede un poco. Quería hacerles saber a ambos que está allí, escuchando todo lo que dicen.
—No lo sabes tan bien como yo —dice Jason de repente.
Lo miro.
Jason me mira con ceño fruncido.
—Blaze era un trabajo duro e incluso se apoderaba de Lex para tratar de encontrarte —dice — Nunca te interpongas entre Blaze y lo que él quiere, créeme.
Levanto las cejas.
—¿Qué quieres decir?
Jason me mira fijamente.
—Blaze lucharía e incluso heriría a las personas si no le permitieran encontrarte. Ni siquiera estaba dispuesto a dejarte ir por el bien de Lex. El Alfa Frank incluso tuvo que intervenir varias veces, incluso ponerlo en su lugar. Pero Blaze es un lobo alfa de voluntad fuerte, y nadie podía hacer nada. Pero Lex tuvo que decirle que te dejara ir, o lo enviarían a la cárcel.
Aparto la mirada y miro hacia adelante.
Todo tiene sentido ahora. Mi padre y Jason tenían que ocultármelo. Supongo que Blaze les habría obligado a decirle dónde estaba yo si tuviera su forma. Podía comprender por qué me lo habían ocultado. Ellos pudieron ir a la cárcel.
Suspiro.
—Lo entiendo, pero me siento como si no tuviera opción en el asunto —digo y miro a mi padre, luego a Jason —¿Saben cómo se sintió ser alejada por alguien que se quedó aquí todo este tiempo y me hacía sentir como si fuera lo más feo y algo en lo que él pisoteaba?
Jason me mira con una pequeña sonrisa.
—Lo sé, Lex me contó lo que te dijo, y le di una buena regañada, pero sabía que tenía que hacerlo.
Aparto la mirada, sé eso, pero duele como mil demonios.
No quería irme, incluso con todo el acoso que sufría en la escuela. Nunca quise dejar a mi padre y a Jason; ellos son mi familia.
—¿Por qué no vinieron ambos conmigo? —les pregunto mientras miro mi mano —Estaba sola y solo tenía al tío Keith. Nadie más.
El silencio que siguió a esa pregunta era ensordecedor.
—Desearía poder haberlo hecho, pero el Alfa Frank pensó que cometeríamos un error o algo así —menciona mi padre y aprieta suavemente mi mano.
No lo miro.
—No pude irme. Lex es mi mejor amigo, y yo sería su Beta —dice Jason.
Me giro y lo miro.
—Oh, así que Alexander es alguien más importante que tu hermanita —le reclamo.
Pude sentir que Bex se acercaba, pero aún no emerge.
—Rox, no seas así —dice y me mira. Hay tristeza en sus ojos —. Nunca podría elegir entre ti y Lex, y tenía que estar aquí. Como papá dijo, el Alfa Frank pensó que te lo diríamos, y sabes que nunca te mentiría, Rox.
Cierro los ojos, esto es una sobrecarga de información.
"Rox, ¿estás bien?" pregunta Bex mientras me mira preocupada.
"Estoy bien, solo necesito procesar todo esto", le digo.
Abro los ojos y suspiro.
—Creo que me voy a mi habitación, necesito asimilar esto.
Empujo la silla hacia atrás y suelto la mano de mi padre.
Me levanto y me dirijo a mi habitación.
Sé que lo que dicen es verdad, pero el Alfa Frank nunca debió haber cuestionado su lealtad hacia él, y sé que les habría pedido que me lo dijeran. Con todo lo que pasé, probablemente les habría dicho que no mencionaran el nombre de Alexander. Pero que no vinieran a verme durante seis años, solo tiempo virtual, fue duro. Nunca dijeron ni insinuaron nada por teléfono.
Estoy afuera de mi habitación y abro la puerta.
Entro y cierro la puerta detrás de mí.
Me siento en la cama. No puedo evitar mirar alrededor de la habitación.
Me levanto de la cama y me dirijo a mi armario.
Me agacho y agarro la caja llena de viejos diarios.
Los coloco en la cama y me siento junto a la caja. Me aseguro de estar cómoda. Saco uno y comienzo a leer.
No quiero recordar la mala experiencia que tuve, pero eran un recordatorio de quién era.
Sigo siendo la misma persona, pero a la vez soy una niña que perdió a su madre y que estaba sola en el mundo en aquel entonces. Ahora sé que cambié, y muchas personas se sorprenderán al ver lo que puedo hacer.