CAPÍTULO DOS

1432 Words
AÑOS DESPUÉS —Glacies lotos— susurra la chica que estaba escondida entre las ramas de los árboles. El brazo del muchacho comenzó a congelarse. —Gratum calorem— su cuerpo comenzó a emanar calor y el hielo comenzó a derretirse —Sal de tu escondite, Sabrina— dice Mael. —No es justo, Mael— Sabrina se deja descolgar de la rama y queda al lado de Mael —Tu elemento es más poderoso que el mío. —No es verdad— recoge sus espadas del suelo y luego las coloca en su espalda —Tú elemento es igual de poderoso que el mío, es solo que los ataques que me lanzas son insignificantes. Sabrina toma su arco y flechas y también se las coloca en la espalda —Pero te he lanzado mis ataques más poderosos y siempre pierdo contra ti. —Tal vez no seas fuerte con tu magia, pero eres sigilosa y ágil combatiendo cuerpo a cuerpo. —Es verdad, jamás me has ganado de esa forma— ríe y luego se adelanta unos cuantos centímetros, comienza a caminar de reversa —Mael vamos al pueblo, quiero comprar esa fruta roja de nuevo. —Imposible— camina más rápido —Tengo que recoger la herbolaría para mi ungüento. Más tarde, tal vez. —Jamás me complaces— la chica hace un puchero —Lo prometiste la última vez y eso fue hace...— comienza a contar con los dedos —Tres semanas. —Iremos cuando los suministros se nos hayan agotado. —Pero ya no tengo más fruta roja. —Pues eso te pasa por comerlos todos por montón. —Mael, por favor— pidió la chica. —Vamos al río primero— cedió. No podía decir que no a una petición de su hermana mayor. —Está bien— comenzó a correr —Vamos Mael, la herbolaría no se recogerá sola. —Espera, Sabrina— el chico comienza a correr detrás de ella. Al poco rato de haber comenzado a correr la chica se detuvo y luego pidió a su hermano que también lo hiciera —Transformaste, hay humanos rodeando esta zona. Mael solo asintió y comenzó a utilizar su magia tal cual su madre les había enseñado. El olfato de Sabrina era tan parecido al de su madre y ella podía oler la magia a muchos metros de distancia, también sabía identificar si era de humano o mágico y eso solo pocos podían hacerlo. —Iré a ver ¿que pasa?— comenzó a trepar el árbol y luego a moverse sigilosamente por ellos para poder llegar a donde los humanos se encontraban. Mael decidió esperar a que volviera y se sentó en el suelo, se quitó las espadas y luego se recostó para poder ver cómo las nubes cambiaban de forma. Sabrina se detuvo, justo antes de llegar al río, y se sentó a admirar el hermoso rostro de la mujer que se encontraba en la orilla. Al parecer de la chica, ella era simplemente perfecta, sus suaves, negros y hermosos rizos caían como cascada. Su piel era blanca y delicada y sus labios estaban húmedos y rosados. Sabrina jamás había conocido un rostro así de perfecto y hermoso. Se acercó aún más, sus ojos querían apreciar la belleza innata de aquella mujer. Con sigilo se escabulló entre las ramas y se acomodó para seguir observándola. —Princesa— una mujer se acercó a donde la chica se encontraba recogiendo flores —Tenemos que irnos, encontraron un cadaver cerca de aquí— la mujer se escuchaba preocupada —Es peligroso seguir. —Pero aún no terminó de recoger las flores. —Haga caso, princesa— un hombre con armadura se acercó a donde las dos mujeres se encontraban —es peligroso continuar aquí. Un grito se escuchó, los bandidos se acercaban a donde la chica se encontraba, eran cinco de ellos y venían armados. —¡LOS ROCKOS ESTÁN AQUÍ!— gritó uno de los guardias. —Mujer— el hombre con armadura habló —Lleva a la princesa a un lugar seguro— tomó su espada y se preparó para combatir. —Apresuremonos— dijo la mujer a la chica. Le tomó de la mano y luego ambas comenzaron a correr. Sabrina volvió a donde su hermano se encontraba —Mael— lo llamó —Encontré algo interesante, los ROCKOS están combatiendo contra los guardias del palacio. —¿En serio?— preguntó y ella asintió —Es una buena oportunidad, la recompensa por esos hombres es de diez mil Bols. —Nos haremos ricos— dijo la chica y después se le escapó una risita —son cinco a la derecha y otros tres se dirigieron a la izquierda , ve por los de la derecha y yo por los de la izquierda— tomó su arco y volvió a trepar el árbol. Mael se dirigió a la dirección que Sabrina le señaló y luego ella se dirigió a rescatar a su damisela en apuros. Se movió sigilosamente por las ramas de los árboles y cuando dio con los hombres tomó su arco y apuntó a su primera víctima. Disparo y la flecha se estampó contra el pecho del primer hombre. —Uno menos— susurró. Tomó otra flecha y la disparó, esta se estampó en el cuello del segundo y luego su tercera flecha se estampó en la frente del último hombre. —Eres grande, Sabrina— se dijo a sí misma con una sonrisa en la boca. El grito de la chica alarmó a Sabrina y también a su guardia. Ambos corrieron a la misma dirección para poder llegar a protegerla. —Nos darán buen dinero por tu cabeza— dijo el hombre, este apuntaba con su cuchillo hacia donde la hermosa chica se encontraba mientras que caminaba lentamente en su dirección. Al verla en peligro, Sabrina se descolgó del árbol ya que no podía matarlo frente a la hermosa mujer, eso la traumaría y era muy joven para ver morir a alguien frente a sus ojos, o bueno, eso es lo qué Sabrina pensaba. Sus pies se estamparon en el rostro del hombre y este cayó al suelo. —¿Acaso no sabes qué es de mala educación molestar una dama tan hermosa como ella?— se sentó sobre él y acercó su cara a su rostro —Eso es un gran pecado frente a mis ojos— sonrió y seguido de eso le planto unos cuantos golpes en el rostro —Y yo no puedo perdonártelo. —¿Quien eres tú?— cuestiona el soldado. Al ver la amenaza Sabrina tomó su arco y apuntó su flecha hacia el hombre —Soy una cazarrecompensas y ¿tú eres de confiar? —Pero claro que si, soy el guardia real de la primera princesa. —Da la casualidad que te mire haciendo un trato con los ROCKOS, dime ¿Eso es de confiar? —Yo no haría eso jamás, juré lealtad a mi rey. —Valla— lanzó su primera flecha y esta se estampó en el pie del hombre, tomó otra y volvió a lanzarla, esta se estampó en su otro pie. —No sabía que la lealtad se pagaba con traición— caminó lentamente hasta quedar frente al hombre —¿El dinero te segó? No entiendo por qué un hombre con raciocinio se atrevería a traicionar a su rey. —Yo... —¿Es eso verdad?— pregunta la princesa. —Lo siento, lo siento mucho, mi princesa. Yo no quise hacerlo— se arrodilló frente a ella —Por favor, perdone la vida de este estúpido hombre. —Sabrina— Mael se acercó a donde ella se encontraba —Recoge los cuerpos y vallamos por nuestra recompensa— ordenó y luego la chica asintió. —aqua carcerem— susurró y luego su magia comenzó a actuar, el agua envolvió a los cuerpos y luego estos comenzaron a flotar en el aire —Adiós, madmuacel— tomo la mano de la princesa y luego la besó tiernamente. Hizo una pequeña reverencia y luego se giró para comenzar a caminar al lado de su hermano —Camina, Sabrina— volvió a ordenar Mael al ver que su hermana no dejaba de mirar hacia atrás. —Ya voy— dejo de mirar hacia atrás y luego se acopló al paso de su hermano —Entonces ¿Iremos por el fruto rojo? —Después de obtener nuestra recompensa. —Genial, entonces camina más rápido, Mael— Sabrina apresuró su paso —El fruto rojo nos espera.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD