Cita

1512 Words
El inicio de clases había sido, en cierta forma, ligeramente tortuoso. Pero con ellos, se sentía un poco más ameno. Al terminar la jornada de presentaciones y todo eso, suspiré con alivio y salí junto a ellos, respondiendo preguntas, esquivando bromas, ignorando las miradas constantes de los demás. A pesar de que habían pasado ya varios meses, para muchos seguía siendo extraño el cambio que había tomado. Y bueno... si a mi yo del pasado le mostraran mi versión actual, juraría hasta la horca que era una farsa. Una mentira construida a pulso. Los miré por un segundo y solté un suspiro, negando con la cabeza mientras se empujaban entre ellos, lanzándose la pelota de béisbol y atrapándola con esa familiaridad que solo ellos entendían. Keny se colocó a mi lado. ¿Terminaste, cierto?- preguntó con una pequeña sonrisa ladeada. No pude evitar sonreír levemente y asentir. Rodeó mis hombros con su brazo mientras ambos observábamos a los otros dos reírse y lanzarse la pelota. Bien hecho- aseguró con firmeza. Le miré de reojo. Creí que estarías dolido- murmuré. Luego de todo... realmente no. Era una mierda- dijo con un tono seco, molesto. Lo observé con curiosidad. Cobré un par de favores, y bueno... su expediente es una porquería- agregó. Asentí, comprendiendo a lo que se refería. Al final de cuentas, lo merecía. Y él, más que nadie, sabía cómo moverse. Si se te da bien este trabajo... ¿realmente no quieres tomar el puesto de tu padre?, Podríamos adelantar el relevo- bromeé con ligereza. Él no se quejó. Tampoco frunció el ceño, ni fingió indignación como usualmente lo haría. Solo guardó silencio. Le miré, arqueando una ceja. ¿Lo estás considerando?- frunci ligeramente el ceño completamente curiosa, y sorprendida. Tal vez...- soltó, sin dar más detalles. Asentí lentamente, incrédula. Era difícil de creer. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?- le mire completamente. No puedes proteger a quien amas si no tienes poder- dijo con la voz más firme, más seria-. Mucho menos si alguna vez lo tuviste y luego renunciaste a él. No habrá protección, no habrá cobertura, no habrá absolutamente nada para mantener a salvo a los que amas.- me miró directo a los ojos. Pero eso ya lo sabes, ¿no?- agregó con una sonrisa suave mientras frotaba mi espalda con la palma. Solté un suspiro silencioso y asentí. Sí, lo sabía. Era una verdad jodidamente molesta. Y pesaba, como una piedra sobre el pecho. Más tarde, fuimos a mi casa. Brian pasó por mí, mientras los demás se fueron con Keny en su auto. El almuerzo ya estaba listo cuando llegamos. Los chicos conocieron oficialmente a mis hermanos, y para mi sorpresa, conectaron de inmediato. No me lo esperaba, mis hermanos no eran precisamente confiados con cualquiera, mucho menos después de lo que había ocurrido... Pero ahí estaban, los chicos los adoraban y ellos venían casi todos los días, las semanas habían pasado. Una, tal vez tres. No lo he notado exactamente por la tranquilidad y dulzura en la que estaba envuelta entre todos ellos, corriendo entre los pasillos con Matt, peleando de mentira con William, y robándole dulces a Elijah como si los conocieran de toda la vida. Yo solo observaba sentada en la mesa del jardín, con una taza entre las manos y una sonrisa extraña en el rostro. No era amplia, ni siquiera completamente sincera. Era una sonrisa pequeña, pero real. De esas que duelen un poquito en el pecho, porque no sabes si mereces lo que estás sintiendo. Tal vez era eso lo que me inquietaba. La sensación de calma. Lo inusual que se sentía todo tan... bien. Di un sorbo a la taza, y solté una risa cuando los gemelos se acercaron a mí para guiarme y jugar con ellos, mientras Noah fingía ser el monstruo de las cosquillas, los Dos soltaban carcajadas y se ocultaban detrás de mí. Solté una risa sin poder evitarlo, y los tomé a ambos de las manos para correr con cuidado lejos de él. Mientras soltabamos risitas, un escalofrío me recorrió la espina dorsal, esa sensación de cuando alguien me estaba viendo por mucho rato. No era una sensación de amenaza, pero tampoco era una sensación que me gustara del todo. No sé cuánto tiempo jugamos, tampoco sé cuanto tiempo tuve esa sensación encima. Desde la misma dirección, pero cada que volteaba hacia ahí no había nada. Hermana, tengo sed- Fanny me sacó de mis pensamientos, acaricié sus cabellos con dulzura y le sonreí. También sentía la garganta reseca por tanto reír y correr. Asentí. Iré por algo para tomar.- dije, asintió y salió corriendo de vuelta con Oliver y Lucas, que le contaban cosas a Amel. Suspiré ligeramente, y me fui adentro. La cocina estaba algo oscura, por la hora. No era entrada la noche, pero estaba oscuro. Estaba oscuro, parecía que llovería pronto, no quise encender las Luces porque realmente solo iba por algo de jugo. Abrí el refrigerador a buscar la jarra de jugo, suspiré, la sonrisa no abandonaba mis labios. Estaba feliz. Saqué Dos vasos del buro con calma, aquella sensación regreso con un escalofrío. ¿Vas a servir para ellos?- escuché la voz, la reconocí de inmediato. Sí, tenían sed- tarareo con calma, sin girarme. Lo sentí acercarse por detrás un poco más. No hemos estado solos desde que tus amigos regresaron.- dijo, su voz salió baja, me tense un poco algo culpable- apenas y te veo...- murmuró, con un tono bajo, tímido y vulnerable. Trague en seco ligeramente sintiendo la culpa nuevamente de imprimirme ligeramente el pecho. He estado ocupada...- murmuré en defensa, por instinto, con cuidado de que no me malinterpretera. Se siente distinto...- murmuró, le mire apenas por el reflejo del cristal del buro, movia sus manos con cuidado como si tratará de gesticular algo correctamente, como si estuviera buscando con cuidado que decir- como si estuvieras... Más lejos...- Seguí sirviendo el jugo con cuidado, sin saber qué decir. Pero me dolía que creyera que no lo estaba intentado, porque realmente lo estaba haciendo. Dejé la jarra con cuidado sobre el meson- te siento lejos, Marshina. Y... Eso me duele.- agrego, eso me hizo sentir mucho más culpable. Voltee a él de reojo está vez, le mire con cuidado, no quería que se sintiera mal. O que sintieras que estaba siendo un estorbo o una molestia. Suspiré apenas, y le sonreí con ternura. He estado ocupada, cariño- murmuré con cuidado, en sonrió de forma pequeña y aparto la mirada y rasco su nuca. Pero tampoco haces algo para pasar tiempo juntos.- soltó, su expresión era de dolor, quise maldecir. ¿Me había enfrascado demasiado en esto?, estaba tan feliz que ellos habían regresado, el último mes ellos venían casi siempre, los gemelos los adoraban. Baje la mirada avergonzada, no dije nada, no supe que decir. Luego, recordé, podía cancelar la reunión con Braxton mañana, sonreí apenas esperando que la idea le guste. Haré tiempo para nosotros mañana.- aseguré, en tono de promesa. Solo quería que lo supieras.- murmuró, dio un paso atrás y desvío la mirada, se notó culpable. ¿Por qué?, quería pasar tiempo con él. Era mi novio. Qué te extraño...- agrego, sus Mejías se tiñeron de carmesí, apenas lo noté por el brillo ligero que entraba por las puertas del cristal que daban al jardín. Dejé todo en el mesón y me acerqué a él para rodear su cintura con sus brazos, se tenso ligeramente. Parece que lo he tomado por sorpresa, sonreí apenas. Él era adorable, como un gatito quizás. Acaricio mis cabellos con delicadeza, oculte mi rostro en su pecho con cuidado sin separarme de él. Lo siento tanto, sabes que es nuevo para mí esto de una relación...- murmuré con ternura, me separé solo un poco para verlo apenas, apenas lo hice, se reclino y beso mi frente con ternura. Tranquila, se que haces lo que puedes.- aseguro, acaricio mi mejía con delicadeza, ladee mi rostro a su tacto con cuidado. ¿Qué tal si mañana tenemos una cita?- tararee con ternura, mirándole a los ojos. Tomó mi mentón con delicadeza, y beso mis labios con ternura, de forma lenta. Correspondí el beso sin dudarlo, al separarnos, unió su frente con la mía y sonrió con ternura. Me encantaría.- susurro contra mis labios, sonreí con dulzura mirándole a los ojos con ternura. Su aroma y su calidez era reconfortante. Me puse de puntillas y bese sus labios de forma corta antes de separarme de él. Está vez me encargaré yo, ¿Sí?- aseguré, con una sonrisa tierna-, solo te avisaré a qué hora.- agregué, asintió. Hermana, tengo sed- escuché a Amel, voltee hacia el jardín. Le mire otra vez Lo siento, tengo que irme. Nos vemos mañana, ¿Sí?, no lo olvides.- sonrió con ternura, tome la charola con el par de vasos que había preparado, y salí de ahí al jardín otra vez. Tenía que pensar en una cita, sería la primera vez que fuese yo quien prepare una cita. Y, en total, sería apenas la segunda cita que tendríamos juntos.
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