Capítulo 1
Tarde, parece que no importa cuánto me esfuerce en impedirlo, todo en mi vida parecía aparecer o irse muy tarde. Como si se tratase de alguna maldición generacional. Dicen que los errores pueden enmendarse, pero ¿Cómo poder detener el tiempo? ¿O volver al pasado? Daría todo lo que tengo, y hasta lo que no, por poder regresar a unos años atrás, o tener la oportunidad de un nuevo comienzo.
Ya tuviste el chance, y lo echaste a perder. Te diste cuenta muy tarde, otra vez, y también otra vez fuiste demasiado cobarde para hacer algo al respecto.
Suspiro con pesadez tras tropezar con una de las cajas que yacen en el suelo. Maldita sea, incluso sin necesidad de que esté presente tiene el poder de empeorar más mi día. Estoy demasiado ocupada y furiosa como para lidiar con un problema más el día de hoy. Sin siquiera pensarlo mi teléfono marca el número que sé de memoria, siendo dirigida hacia la casilla de voz.
Nicco, soy yo, sé que estás ahí, por una vez en tu vida toma responsabilidad de tus acciones, tienes que venir por tus cosas, me importa una mierda si estás de gira, el apartamento está hecho un caos por tu culpa, y no puedo seguir esperando, tienes veinticuatro horas para llevarte esas cajas, si no las dejaré en la calle. Tú decides.
Estúpido Nicco, estúpidas cajas, estúpidas responsabilidades adultas, y estúpido tiempo, que nunca se detiene por nada.
Debo irme ahora mismo, o la vida me sorprenderá poniéndome en una situación peor de la que ya me encuentro.
Todo está mal. Y no parece que nada fuese a ir mejor.
Maldije mentalmente al conductor del autobús por ir tan lento, tan sólo cuento con veinte minutos para llegar o estaré frita, tal vez sea buena idea pensar en alguna excusa mientras tanto, la mala noticia es que mi mente se encuentra en blanco; no puedo pensar en nada dentro de este lugar: huele espantoso, estoy rodeada de muchas personas extremadamente ruidosas, hace calor y no entiendo cómo es que le dieron licencia a este conductor, quien parece escuchó mis quejas, pero si sigue presionando tan fuerte el acelerador hará que todos terminemos muertos.
Pensándolo bien, no estaría tan mal.
Odio viajar en autobús, odio que personas desconocidas me toquen o rocen, odio los malos olores, en especial cuando no son míos, odio todo.
Ni siquiera puedo recordar el momento preciso en el que me convertí en esto, en esta mujer tan amargada y resentida con la vida. Los días en los que era una muchacha soñadora con tantas ilusiones quedaron años atrás, y parece que nunca volverá. Solía esperar con ansias el futuro, tenía una pura y real esperanza de que en algún instante mi vida iría a mejorar, pero nunca sucedió.
En cambio, quedé estancada, atrapada esperando algo que sé que nunca pasará salvo en mis sueños. Vivo en una eterna utopía, una realidad ficticia que me ayuda a mantenerme en este mundo, y es entonces cuando la comparo con mi verdadera vida que entro en crisis, justo como ahora.
Aquella habitual presión en el pecho aparece a la mitad del camino, e intento mantener la calma, ya he pasado por esto antes, y sé que no soy lo suficientemente afortunada como para que se trate de un infarto, sólo es ansiedad. Una muy fuerte.
Aunque… Detecto algo distinto.
Difícil de explicar, o de entender. Una sensación tan extraña, como si de pronto fuese abrazada por una enorme melancolía incierta. La presión en el pecho se desvaneció, dejándome sola con mis recuerdos. Pude recordar tantas cosas de mi vida que creía olvidadas, tantas personas de las cuales me alejé, tantas malas decisiones.
Mi cuerpo parecía más pesado de lo usual, era capaz de sentirlo todo, cada latido en mi pecho, el oxígeno ingresando a mis pulmones, el flujo de la sangre a través de mis venas. Y un gran vacío en donde se supone se encuentra mi corazón.
Dios ¿Qué me está pasando? ¿Acaso he tocado fondo en otro nivel de mi vida? No tengo el suficiente dinero para pagarle a un psicólogo en este momento. No puedo darme el lujo de afrontar un gasto similar. Al menos no ahora.
Mi respiración se acelera junto a los latidos de mi corazón, ¿me habré olvidado de algún documento en casa? Espero que no. Sería lo último que me faltara. Apenas inicia el día y ya la ando cagando en grande.
Incluso cuando las cosas se ven feas intenta ver el lado bueno, no seas tan dura contigo misma, recuerdo que siempre decía. Últimamente mi mente viaja a tus recuerdos, te extraño, más de lo que debería quizá, puede que mi vida sea distinta si…
Me arrepiento de no haber tomado un taxi, pero no podía permitirme gastar tanto dinero sin tener una respuesta positiva asegurada. Básicamente mi vida financiera depende de este momento, después de muchas noches sin dormir, bloqueos creativos y perder toda pizca de mi vida social y estabilidad emocional, había conseguido terminar mi libro.
El año pasado me contactaron para publicar una de mis obras y quedé maravillada, finalmente algo parecía ir bien en mi vida, mi gran sueño se estaba convirtiendo en una realidad, no me importaba mucho la fama y reconocimiento, tan sólo anhelaba ser alguien en la vida, dejar mi pequeño grano de arena en el mundo para que pueda ser disfrutado por los demás. Poder aportar algo con significado, necesitaba un hecho que me demostrara que todos mis sacrificios habían valido la pena.
Sin embargo, no todo dentro del mundo literario era tan encantador como parecía. Para la segunda entrega se me presentaron más trabas que cuando me gradué de secundaria: tuve que cambiar situaciones por las que atravesaban los personajes, incluso me pidieron que cambie algunos nombres porque resultaban ambiguos; en otras palabras, me estaban quitando mi libertad, parecía una adaptación de lo que alguna vez fue mi escrito. Me sentía decepcionada, pero seguí adelante por la paga que prometían, un poco de dinero no me caía nada mal, en especial ahora que debo cancelar algunas cuentas pendientes.
Elisa Cohtler era probablemente la mujer más seria que he conocido en mi vida, y era precisamente ello lo que la convertía en una de las asesoras de la editorial más reconocida del país, con convenios internacionales y prometía impulsar la carrera de cualquier escritor que tenga el potencial, y suerte de cruzarse con ella. Sonreí un tanto tímida al ingresar a su oficina, rogando que el olor a sudor de los otros pasajeros no haya quedado impregnado en mi atuendo.
Ella me examinó de arriba a abajo, llevándose el resto de lo que quedaba de mi autoestima consigo. Con un simple gesto me invitó a sentarme, me removí nerviosa en mi asiento, sabía que sólo debía conversar sobre algunos asuntos formales para después firmar el contrato y con ello recibir el cheque, pero algo parecía no ir tan bien como esperaba.
¿Es acaso una sensación mía o cuando esperas a que algo importante suceda el tiempo pasa más lento que de costumbre? Procuré parecer neutral, sin embargo me encontraba a punto de tener un colapso nervioso si la mujer no comenzaba a hablar de una vez.
- Dejando de lado que llegaste diecisiete minutos después de lo acordado, parece que todo está bien, ya te lo había adelantado por correo, y sabes que es una propuesta muy arriesgada, totalmente diferente de los libros que solemos publicar, por eso el equipo aún no sabe con certeza si lo controversial de tu bosquejo resulte beneficioso o no en lo que respecta a las ventas y reputación de la editorial - dijo mientras observaba unos papeles, totalmente indiferente, sin importarle ni siquiera un poco que mis sueños estuvieran siendo arruinados.
Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo entero, trayéndome de vuelta a aquel limbo infinito del cual parece que nunca saldré.
- ¿Eso quiere decir que no será publicado? - pregunté reprimiendo las lágrimas al punto que mi garganta ardía, Elisa dejó los papeles a un lado para dedicarme una escalofriante sonrisa. Dios, la prefiero seria,
- Nyx, somos una editorial seria, hemos trabajado mucho tiempo en tu obra, claro que será publicada - Oh dios, por fin algo comienza a salir bien en mi vida… Me gusta lo que dice, pero no la entonación con la que lo dice.
- Estoy un poco confundida, por tu tono de voz pareciera que hay algún problema - respondí fingiendo una sonrisa tímida y amistosa.
Descuida Nyx, no tienes nada de qué preocuparte, todo sigue según lo que hablamos, sólo debo advertirte que ha habido un cambio respecto al pago, como dije antes, implica un riesgo para nosotros, pero queremos arriesgarnos sin que existan pérdidas por supuesto, el monto que habíamos fijado será pagado en tres cuotas durante los próximos meses, y podría variar según la acogida que reciba el libro ¿te parece bien?
No, obviamente no me parecía bien, esperaron hasta el último minuto para informarme de tan terrible noticia, pensaba pagar el mes de renta con ese dinero, todos mis planes se fueron a la mierda, y lo peor de todo es que no me quedaba mayor opción que aceptar y firmar ese maldito contrato.
Elisa lo sabía, tenía pleno conocimiento de que podía hacer conmigo lo que ella quisiera, porque escribir historias es lo único que se me da bien en la vida, además no es tonta, se dio el trabajo de conocerme para averiguarlo todo, en especial mis puntos débiles. Sabe lo vulnerable que me encuentro ahora, y que este libro es lo único que tengo.
Me sentía tan engañada y decepcionada de mí misma, como si vendiera parte de mi alma por unas monedas, ese no era mi libro, no era la historia que quería contar, y por mucho esta no es la vida que hubiese deseado vivir.
Lamentablemente no puedo viajar al pasado para evitar que mi versión adolescente cometa los errores que hasta ahora parezco pagar. Estoy tan deprimida que bajo tres estaciones antes para caminar e intentar despejar mi mente. Con la miseria que me pagaron compré una botella de vodka y me senté en un parque tranquilo para continuar lamentando mi fracasada joven vida.