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La Sonrisa que Nunca Desapareció

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Naruto
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Blurb

Minato y Kushina dan a luz a un pequeño rubio de hermosos ojos azules sellando en el al kyubi.

Los primeros años del pequeño fueron hermosos, sus padres lo mimaban y le daban todo el amor pero dos meses después de cumplir sus seis años sus pequeños hermanos nacen haciendo que sus padres lo ignoren y lo olviden, provocando que los aldeanos lo odien por ser el jinchuriki del kyubi.

El pequeño kitsune encuentra personas que realmente se preocupan por él y se convierten en parte de su familia.

Este pequeño nunca odio a sus padres y ama a sus hermanos.

¿Que pasara con el pequeño?

¿Sera poderoso?

¿Sus padres se arrepentirán?

¿Lo podrán recuperar?

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I.- Nueva Familia
Naruto   Toda mi vida he sido el jinchuriki del kyubi, el espíritu de un zorro de nueve colas que arraso con Konoha cuando nací. Mi madre fue la antigua jinchuriki pero cuando me dio a luz gracias a un extraño enemigo logró que el kyubi saliera y fuera controlado atacando a la aldea ocasionando muchas muertes. Mis padres estuvieron a punto de perder la vida también pero de alguna manera el kyubi recuperó un poco de control, lo suficiente para que mi padre pudiera sellarlo en mi dejando un poco de su chakra en mi madre para que no muriera, ya que si a los jinchurikis les quitan a la criatura que llevan dentro mueren.   El verdadero nombre del kyubi es Kurama y aunque todos piensan que es un zorro demoniaco no es así, ha sido como un segundo padre para mí, siempre me ha cuidado y me ha enseñado muchas. Mis padres son las personas más amorosas del mundo, me gusta mucho estar con ellos al igual que con mi padrino pero él suele estar de viaje y casi nunca lo veo pero siempre me manda regalos.   Todo cambió para mí el día que mis hermanos nacieron, Menma y Tatsu, son los mejores hermanitos y los adoro con mi alma pero desde que llegaron mis padres me ignoran y los aldeanos han visto eso aprovechando para golpearme o burlare de mi, se que están enojados por lo que paso pero yo no tengo la culpa y tampoco Kurama, me enoja que los juzguen cuando él ni siquiera podía tener el control de su cuerpo; nunc ha querido hacer daño, solo es algo amargado.    Hoy fue uno de los peores días, estaba caminando por la aldea cuando me tomaron y arrastraron a un callejón oscuro y sin salida golpeándome sin descanso dejándome sobre un charco de mi propia sangre. No creo que Kurama podrá sanarlas tan rápido porque sí, gracias a su chakra sano un poco más rápido que los humanos comunes.   - Kurama – susurré tratando de controlar mis sollozos   ¿Qué paso cachorro?   Sonreí ligeramente escuchar la voz de Kurama en mi cabeza siempre me calma. Cerré los ojos yendo a mi subconsciente donde me encontré con mi Kurama, me senté a su lado dejando que la calidez de su pelaje me envolviera.   - ¿Alguien me amará realmente? A veces pienso que papá y mamá no lo hacen, ya ni siquiera se dan cuanta si estoy en la casa o no – dijo acercando mis piernas a mi pequeño ocultando mi cabeza en ellas   Cachorro yo te amo como un hijo y sé que hay muchas personas que te quieren y les importas. No estás solo pequeño   Sentí como una de sus colas me envolvía y dejaba suaves caricias en mi cabeza con su hocico. Kurama siempre sabe como hacerme sentir mejor, saque mi cabeza de mis piernas abrazando la cola del zorro con cariño.   - Gracias Kurama, tienes razón   Abrí los ojos encontrándome en una habitación pero está no es mía. Pensé que despertaría en ese callejón frío y oscuro además estoy cubierto de vendas.     …………………………………………………     El pequeño rubio se levantó de manera cuidadosa de la cama después de todo aún estaba bastante adolorido por las heridas en su cuerpo y se sentía bastante débil. Naruto observó todo el lugar con cuidado, conocía ese lugar. La puerta fue abierta por una hermosa mujer de cabello azabache de ojos ónix que se alarmo al ver al pequeño parado así que acercó de inmediato.    - ¡Naru! – con delicadeza colocó al pequeño sobre la cama – No deberías estar levantado   - Lo siento Miko-san – se disculpo el pequeño esbozando una pequeña sonrisa Mikoto acarició la cabeza de Naruto con cariño, la mujer había sido como una segunda madre para el pequeño kitsune al haber sido la mejor amiga de su madre además de que Sasuke, su hijo era mejor amigo del rubio; la familia siempre había sido muy apegada al pequeño, lo amaban como uno más de la familia.   - Te dejaron solo de nuevo ¿verdad? – dijo la mujer con tristeza     Ella junto con Fugaku, su esposo, fueron los primeros en darse cuenta de cómo sus padres comenzaban abandonarlos, los aldeanos no se atrevían hacerle nada al pequeño cuando estaba con ellos pero sabía que en cuanto el rubio estuviera solo le harían daño. Trataron muchas veces de hablar con Minato y Kushina pero ellos simplemente no escuchaban; de verdad era como si Naruto ni siquiera existiera en su cabeza, como si seis años de su vida hubieran desaparecido y eso los enfurecía porque el pequeño también era su hijo y no solo Menma y Tatsu.   - Si – dijo Naruto esbozando una sonrisa cargada de tristeza   Mikoto se sentó al lado del pequeño dejando un suave beso en su frente cargado de ternura y amor.   - Mamá, ¿cómo está Naru? – preguntó Itachi, el hijo mayor de la pareja, asomándose por la puerta de la habitación sonriendo al ver al rubio despierto y entrando por completo acerándose a la cama   - ¡Itachi! – saludó Naruto emocionado, amaba al mayor siempre era muy bueno con él   - Hola Naru - dijo Itachi con una sonrisa en su rostro acariciando el cabello del menor con cariño   Fugaku entró a la habitación sorprendiéndose de ver a Naruto pero después asintió contento, Mikoto había hecho su trabajo mucho más sencillo y así podría darles a todos una buena noticia.   - Veo que Mikoto te salvo Naruto, tengo una gran noticia que se que les alegrará a todos, Sasuke y Yuki ya lo saben así que desde hoy formas parte del clan Uchiha y eres nuestro hijo, logré mover algunas cosas para hacerte parte de nuestra familia – dijo Fugaku esbozando una ligera sonrisa   El hombre de verdad quería a Naruto y vea a un gran ninja en el futuro, el pequeño tenía un gran potencial y corazón para volver el mejor de todos ellos.    Naruto estaba realmente sorprendido pero feliz, sabía que algo así llegarían en algún momento aunque amaba a sus padres no podía seguir en un hogar donde ni siquiera sabían de su existencia; tal vez así los aldeanos dejaran de molestarlo.   - Gracias, de verdad – dijo mientras pequeñas lágrima comenzaban a correr por sus mejillas mientras una gran sonrisa adornaba su rostro   Itachi y Mikoto lo envolvieron entre sus brazos con cariño y en ese momento entró Sasuke y la pequeña Yuki, un azabache de ojos azul cielo, quien se arrojó a los brazos del rubio.   - Bienvenido a la familia dobe – le dijo Sasuke con una sonrisa adornando su rostro   Al fin el rubio tendría una familia que lo apreciara como se lo merecía, él merecía mucho más y el azabache siempre se dio cuenta, su ahora hermano era un rayo de luz que merecía ser cuidado y apreciado como el mismo sol.   - Gracias teme – le dijo Naruto con una hermosa sonrisa adornando su rostro   - Naru – dijo la pequeña de tres años restregando su mejilla con la del mayor   Naruto acarició el cabello de la pequeña mientras que las lágrimas seguían corriendo por su rostro pero su sonrisa había calentado los corazones de los Uchiha, su ahora nuevo, hermano e hijo era su nuevo rayo de luz.   - Gracias por aceptarme  Naruto   Toda mi vida he sido el jinchuriki del kyubi, el espíritu de un zorro de nueve colas que arraso con Konoha cuando nací. Mi madre fue la antigua jinchuriki pero cuando me dio a luz gracias a un extraño enemigo logró que el kyubi saliera y fuera controlado atacando a la aldea ocasionando muchas muertes. Mis padres estuvieron a punto de perder la vida también pero de alguna manera el kyubi recuperó un poco de control, lo suficiente para que mi padre pudiera sellarlo en mi dejando un poco de su chakra en mi madre para que no muriera, ya que si a los jinchurikis les quitan a la criatura que llevan dentro mueren.   El verdadero nombre del kyubi es Kurama y aunque todos piensan que es un zorro demoniaco no es así, ha sido como un segundo padre para mí, siempre me ha cuidado y me ha enseñado muchas. Mis padres son las personas más amorosas del mundo, me gusta mucho estar con ellos al igual que con mi padrino pero él suele estar de viaje y casi nunca lo veo pero siempre me manda regalos.   Todo cambió para mí el día que mis hermanos nacieron, Menma y Tatsu, son los mejores hermanitos y los adoro con mi alma pero desde que llegaron mis padres me ignoran y los aldeanos han visto eso aprovechando para golpearme o burlare de mi, se que están enojados por lo que paso pero yo no tengo la culpa y tampoco Kurama, me enoja que los juzguen cuando él ni siquiera podía tener el control de su cuerpo; nunc ha querido hacer daño, solo es algo amargado.    Hoy fue uno de los peores días, estaba caminando por la aldea cuando me tomaron y arrastraron a un callejón oscuro y sin salida golpeándome sin descanso dejándome sobre un charco de mi propia sangre. No creo que Kurama podrá sanarlas tan rápido porque sí, gracias a su chakra sano un poco más rápido que los humanos comunes.   - Kurama – susurré tratando de controlar mis sollozos   ¿Qué paso cachorro?   Sonreí ligeramente escuchar la voz de Kurama en mi cabeza siempre me calma. Cerré los ojos yendo a mi subconsciente donde me encontré con mi Kurama, me senté a su lado dejando que la calidez de su pelaje me envolviera.   - ¿Alguien me amará realmente? A veces pienso que papá y mamá no lo hacen, ya ni siquiera se dan cuanta si estoy en la casa o no – dijo acercando mis piernas a mi pequeño ocultando mi cabeza en ellas   Cachorro yo te amo como un hijo y sé que hay muchas personas que te quieren y les importas. No estás solo pequeño   Sentí como una de sus colas me envolvía y dejaba suaves caricias en mi cabeza con su hocico. Kurama siempre sabe como hacerme sentir mejor, saque mi cabeza de mis piernas abrazando la cola del zorro con cariño.   - Gracias Kurama, tienes razón   Abrí los ojos encontrándome en una habitación pero está no es mía. Pensé que despertaría en ese callejón frío y oscuro además estoy cubierto de vendas.     …………………………………………………     El pequeño rubio se levantó de manera cuidadosa de la cama después de todo aún estaba bastante adolorido por las heridas en su cuerpo y se sentía bastante débil. Naruto observó todo el lugar con cuidado, conocía ese lugar. La puerta fue abierta por una hermosa mujer de cabello azabache de ojos ónix que se alarmo al ver al pequeño parado así que acercó de inmediato.    - ¡Naru! – con delicadeza colocó al pequeño sobre la cama – No deberías estar levantado   - Lo siento Miko-san – se disculpo el pequeño esbozando una pequeña sonrisa Mikoto acarició la cabeza de Naruto con cariño, la mujer había sido como una segunda madre para el pequeño kitsune al haber sido la mejor amiga de su madre además de que Sasuke, su hijo era mejor amigo del rubio; la familia siempre había sido muy apegada al pequeño, lo amaban como uno más de la familia.   - Te dejaron solo de nuevo ¿verdad? – dijo la mujer con tristeza     Ella junto con Fugaku, su esposo, fueron los primeros en darse cuenta de cómo sus padres comenzaban abandonarlos, los aldeanos no se atrevían hacerle nada al pequeño cuando estaba con ellos pero sabía que en cuanto el rubio estuviera solo le harían daño. Trataron muchas veces de hablar con Minato y Kushina pero ellos simplemente no escuchaban; de verdad era como si Naruto ni siquiera existiera en su cabeza, como si seis años de su vida hubieran desaparecido y eso los enfurecía porque el pequeño también era su hijo y no solo Menma y Tatsu.   - Si – dijo Naruto esbozando una sonrisa cargada de tristeza   Mikoto se sentó al lado del pequeño dejando un suave beso en su frente cargado de ternura y amor.   - Mamá, ¿cómo está Naru? – preguntó Itachi, el hijo mayor de la pareja, asomándose por la puerta de la habitación sonriendo al ver al rubio despierto y entrando por completo acerándose a la cama   - ¡Itachi! – saludó Naruto emocionado, amaba al mayor siempre era muy bueno con él   - Hola Naru - dijo Itachi con una sonrisa en su rostro acariciando el cabello del menor con cariño   Fugaku entró a la habitación sorprendiéndose de ver a Naruto pero después asintió contento, Mikoto había hecho su trabajo mucho más sencillo y así podría darles a todos una buena noticia.   - Veo que Mikoto te salvo Naruto, tengo una gran noticia que se que les alegrará a todos, Sasuke y Yuki ya lo saben así que desde hoy formas parte del clan Uchiha y eres nuestro hijo, logré mover algunas cosas para hacerte parte de nuestra familia – dijo Fugaku esbozando una ligera sonrisa   El hombre de verdad quería a Naruto y vea a un gran ninja en el futuro, el pequeño tenía un gran potencial y corazón para volver el mejor de todos ellos.    Naruto estaba realmente sorprendido pero feliz, sabía que algo así llegarían en algún momento aunque amaba a sus padres no podía seguir en un hogar donde ni siquiera sabían de su existencia; tal vez así los aldeanos dejaran de molestarlo.   - Gracias, de verdad – dijo mientras pequeñas lágrima comenzaban a correr por sus mejillas mientras una gran sonrisa adornaba su rostro   Itachi y Mikoto lo envolvieron entre sus brazos con cariño y en ese momento entró Sasuke y la pequeña Yuki, un azabache de ojos azul cielo, quien se arrojó a los brazos del rubio.   - Bienvenido a la familia dobe – le dijo Sasuke con una sonrisa adornando su rostro   Al fin el rubio tendría una familia que lo apreciara como se lo merecía, él merecía mucho más y el azabache siempre se dio cuenta, su ahora hermano era un rayo de luz que merecía ser cuidado y apreciado como el mismo sol.   - Gracias teme – le dijo Naruto con una hermosa sonrisa adornando su rostro   - Naru – dijo la pequeña de tres años restregando su mejilla con la del mayor   Naruto acarició el cabello de la pequeña mientras que las lágrimas seguían corriendo por su rostro pero su sonrisa había calentado los corazones de los Uchiha, su ahora nuevo, hermano e hijo era su nuevo rayo de luz.   - Gracias por aceptarme  Naruto   Toda mi vida he sido el jinchuriki del kyubi, el espíritu de un zorro de nueve colas que arraso con Konoha cuando nací. Mi madre fue la antigua jinchuriki pero cuando me dio a luz gracias a un extraño enemigo logró que el kyubi saliera y fuera controlado atacando a la aldea ocasionando muchas muertes. Mis padres estuvieron a punto de perder la vida también pero de alguna manera el kyubi recuperó un poco de control, lo suficiente para que mi padre pudiera sellarlo en mi dejando un poco de su chakra en mi madre para que no muriera, ya que si a los jinchurikis les quitan a la criatura que llevan dentro mueren.   El verdadero nombre del kyubi es Kurama y aunque todos piensan que es un zorro demoniaco no es así, ha sido como un segundo padre para mí, siempre me ha cuidado y me ha enseñado muchas. Mis padres son las personas más amorosas del mundo, me gusta mucho estar con ellos al igual que con mi padrino pero él suele estar de viaje y casi nunca lo veo pero siempre me manda regalos.   Todo cambió para mí el día que mis hermanos nacieron, Menma y Tatsu, son los mejores hermanitos y los adoro con mi alma pero desde que llegaron mis padres me ignoran y los aldeanos han visto eso aprovechando para golpearme o burlare de mi, se que están enojados por lo que paso pero yo no tengo la culpa y tampoco Kurama, me enoja que los juzguen cuando él ni siquiera podía tener el control de su cuerpo; nunc ha querido hacer daño, solo es algo amargado.    Hoy fue uno de los peores días, estaba caminando por la aldea cuando me tomaron y arrastraron a un callejón oscuro y sin salida golpeándome sin descanso dejándome sobre un charco de mi propia sangre. No creo que Kurama podrá sanarlas tan rápido porque sí, gracias a su chakra sano un poco más rápido que los humanos comunes.   - Kurama – susurré tratando de controlar mis sollozos   ¿Qué paso cachorro?   Sonreí ligeramente escuchar la voz de Kurama en mi cabeza siempre me calma. Cerré los ojos yendo a mi subconsciente donde me encontré con mi Kurama, me senté a su lado dejando que la calidez de su pelaje me envolviera.   - ¿Alguien me amará realmente? A veces pienso que papá y mamá no lo hacen, ya ni siquiera se dan cuanta si estoy en la casa o no – dijo acercando mis piernas a mi pequeño ocultando mi cabeza en ellas   Cachorro yo te amo como un hijo y sé que hay muchas personas que te quieren y les importas. No estás solo pequeño   Sentí como una de sus colas me envolvía y dejaba suaves caricias en mi cabeza con su hocico. Kurama siempre sabe como hacerme sentir mejor, saque mi cabeza de mis piernas abrazando la cola del zorro con cariño.   - Gracias Kurama, tienes razón   Abrí los ojos encontrándome en una habitación pero está no es mía. Pensé que despertaría en ese callejón frío y oscuro además estoy cubierto de vendas.     …………………………………………………     El pequeño rubio se levantó de manera cuidadosa de la cama después de todo aún estaba bastante adolorido por las heridas en su cuerpo y se sentía bastante débil. Naruto observó todo el lugar con cuidado, conocía ese lugar. La puerta fue abierta por una hermosa mujer de cabello azabache de ojos ónix que se alarmo al ver al pequeño parado así que acercó de inmediato.    - ¡Naru! – con delicadeza colocó al pequeño sobre la cama – No deberías estar levantado   - Lo siento Miko-san – se disculpo el pequeño esbozando una pequeña sonrisa Mikoto acarició la cabeza de Naruto con cariño, la mujer había sido como una segunda madre para el pequeño kitsune al haber sido la mejor amiga de su madre además de que Sasuke, su hijo era mejor amigo del rubio; la familia siempre había sido muy apegada al pequeño, lo amaban como uno más de la familia.   - Te dejaron solo de nuevo ¿verdad? – dijo la mujer con tristeza     Ella junto con Fugaku, su esposo, fueron los primeros en darse cuenta de cómo sus padres comenzaban abandonarlos, los aldeanos no se atrevían hacerle nada al pequeño cuando estaba con ellos pero sabía que en cuanto el rubio estuviera solo le harían daño. Trataron muchas veces de hablar con Minato y Kushina pero ellos simplemente no escuchaban; de verdad era como si Naruto ni siquiera existiera en su cabeza, como si seis años de su vida hubieran desaparecido y eso los enfurecía porque el pequeño también era su hijo y no solo Menma y Tatsu.   - Si – dijo Naruto esbozando una sonrisa cargada de tristeza   Mikoto se sentó al lado del pequeño dejando un suave beso en su frente cargado de ternura y amor.   - Mamá, ¿cómo está Naru? – preguntó Itachi, el hijo mayor de la pareja, asomándose por la puerta de la habitación sonriendo al ver al rubio despierto y entrando por completo acerándose a la cama   - ¡Itachi! – saludó Naruto emocionado, amaba al mayor siempre era muy bueno con él   - Hola Naru - dijo Itachi con una sonrisa en su rostro acariciando el cabello del menor con cariño   Fugaku entró a la habitación sorprendiéndose de ver a Naruto pero después asintió contento, Mikoto había hecho su trabajo mucho más sencillo y así podría darles a todos una buena noticia.   - Veo que Mikoto te salvo Naruto, tengo una gran noticia que se que les alegrará a todos, Sasuke y Yuki ya lo saben así que desde hoy formas parte del clan Uchiha y eres nuestro hijo, logré mover algunas cosas para hacerte parte de nuestra familia – dijo Fugaku esbozando una ligera sonrisa   El hombre de verdad quería a Naruto y vea a un gran ninja en el futuro, el pequeño tenía un gran potencial y corazón para volver el mejor de todos ellos.    Naruto estaba realmente sorprendido pero feliz, sabía que algo así llegarían en algún momento aunque amaba a sus padres no podía seguir en un hogar donde ni siquiera sabían de su existencia; tal vez así los aldeanos dejaran de molestarlo.   - Gracias, de verdad – dijo mientras pequeñas lágrima comenzaban a correr por sus mejillas mientras una gran sonrisa adornaba su rostro   Itachi y Mikoto lo envolvieron entre sus brazos con cariño y en ese momento entró Sasuke y la pequeña Yuki, un azabache de ojos azul cielo, quien se arrojó a los brazos del rubio.   - Bienvenido a la familia dobe – le dijo Sasuke con una sonrisa adornando su rostro   Al fin el rubio tendría una familia que lo apreciara como se lo merecía, él merecía mucho más y el azabache siempre se dio cuenta, su ahora hermano era un rayo de luz que merecía ser cuidado y apreciado como el mismo sol.   - Gracias teme – le dijo Naruto con una hermosa sonrisa adornando su rostro   - Naru – dijo la pequeña de tres años restregando su mejilla con la del mayor   Naruto acarició el cabello de la pequeña mientras que las lágrimas seguían corriendo por su rostro pero su sonrisa había calentado los corazones de los Uchiha, su ahora nuevo, hermano e hijo era su nuevo rayo de luz.   - Gracias por aceptarme  Naruto   Toda mi vida he sido el jinchuriki del kyubi, el espíritu de un zorro de nueve colas que arraso con Konoha cuando nací. Mi madre fue la antigua jinchuriki pero cuando me dio a luz gracias a un extraño enemigo logró que el kyubi saliera y fuera controlado atacando a la aldea ocasionando muchas muertes. Mis padres estuvieron a punto de perder la vida también pero de alguna manera el kyubi recuperó un poco de control, lo suficiente para que mi padre pudiera sellarlo en mi dejando un poco de su chakra en mi madre para que no muriera, ya que si a los jinchurikis les quitan a la criatura que llevan dentro mueren.   El verdadero nombre del kyubi es Kurama y aunque todos piensan que es un zorro demoniaco no es así, ha sido como un segundo padre para mí, siempre me ha cuidado y me ha enseñado muchas. Mis padres son las personas más amorosas del mundo, me gusta mucho estar con ellos al igual que con mi padrino pero él suele estar de viaje y casi nunca lo veo pero siempre me manda regalos.   Todo cambió para mí el día que mis hermanos nacieron, Menma y Tatsu, son los mejores hermanitos y los adoro con mi alma pero desde que llegaron mis padres me ignoran y los aldeanos han visto eso aprovechando para golpearme o burlare de mi, se que están enojados por lo que paso pero yo no tengo la culpa y tampoco Kurama, me enoja que los juzguen cuando él ni siquiera podía tener el control de su cuerpo; nunc ha querido hacer daño, solo es algo amargado.    Hoy fue uno de los peores días, estaba caminando por la aldea cuando me tomaron y arrastraron a un callejón oscuro y sin salida golpeándome sin descanso dejándome sobre un charco de mi propia sangre. No creo que Kurama podrá sanarlas tan rápido porque sí, gracias a su chakra sano un poco más rápido que los humanos comunes.   - Kurama – susurré tratando de controlar mis sollozos   ¿Qué paso cachorro?   Sonreí ligeramente escuchar la voz de Kurama en mi cabeza siempre me calma. Cerré los ojos yendo a mi subconsciente donde me encontré con mi Kurama, me senté a su lado dejando que la calidez de su pelaje me envolviera.   - ¿Alguien me amará realmente? A veces pienso que papá y mamá no lo hacen, ya ni siquiera se dan cuanta si estoy en la casa o no – dijo acercando mis piernas a mi pequeño ocultando mi cabeza en ellas   Cachorro yo te amo como un hijo y sé que hay muchas personas que te quieren y les importas. No estás solo pequeño   Sentí como una de sus colas me envolvía y dejaba suaves caricias en mi cabeza con su hocico. Kurama siempre sabe como hacerme sentir mejor, saque mi cabeza de mis piernas abrazando la cola del zorro con cariño.   - Gracias Kurama, tienes razón   Abrí los ojos encontrándome en una habitación pero está no es mía. Pensé que despertaría en ese callejón frío y oscuro además estoy cubierto de vendas.     …………………………………………………     El pequeño rubio se levantó de manera cuidadosa de la cama después de todo aún estaba bastante adolorido por las heridas en su cuerpo y se sentía bastante débil. Naruto observó todo el lugar con cuidado, conocía ese lugar. La puerta fue abierta por una hermosa mujer de cabello azabache de ojos ónix que se alarmo al ver al pequeño parado así que acercó de inmediato.    - ¡Naru! – con delicadeza colocó al pequeño sobre la cama – No deberías estar levantado   - Lo siento Miko-san – se disculpo el pequeño esbozando una pequeña sonrisa Mikoto acarició la cabeza de Naruto con cariño, la mujer había sido como una segunda madre para el pequeño kitsune al haber sido la mejor amiga de su madre además de que Sasuke, su hijo era mejor amigo del rubio; la familia siempre había sido muy apegada al pequeño, lo amaban como uno más de la familia.   - Te dejaron solo de nuevo ¿verdad? – dijo la mujer con tristeza     Ella junto con Fugaku, su esposo, fueron los primeros en darse cuenta de cómo sus padres comenzaban abandonarlos, los aldeanos no se atrevían hacerle nada al pequeño cuando estaba con ellos pero sabía que en cuanto el rubio estuviera solo le harían daño. Trataron muchas veces de hablar con Minato y Kushina pero ellos simplemente no escuchaban; de verdad era como si Naruto ni siquiera existiera en su cabeza, como si seis años de su vida hubieran desaparecido y eso los enfurecía porque el pequeño también era su hijo y no solo Menma y Tatsu.   - Si – dijo Naruto esbozando una sonrisa cargada de tristeza   Mikoto se sentó al lado del pequeño dejando un suave beso en su frente cargado de ternura y amor.   - Mamá, ¿cómo está Naru? – preguntó Itachi, el hijo mayor de la pareja, asomándose por la puerta de la habitación sonriendo al ver al rubio despierto y entrando por completo acerándose a la cama   - ¡Itachi! – saludó Naruto emocionado, amaba al mayor siempre era muy bueno con él   - Hola Naru - dijo Itachi con una sonrisa en su rostro acariciando el cabello del menor con cariño   Fugaku entró a la habitación sorprendiéndose de ver a Naruto pero después asintió contento, Mikoto había hecho su trabajo mucho más sencillo y así podría darles a todos una buena noticia.   - Veo que Mikoto te salvo Naruto, tengo una gran noticia que se que les alegrará a todos, Sasuke y Yuki ya lo saben así que desde hoy formas parte del clan Uchiha y eres nuestro hijo, logré mover algunas cosas para hacerte parte de nuestra familia – dijo Fugaku esbozando una ligera sonrisa   El hombre de verdad quería a Naruto y vea a un gran ninja en el futuro, el pequeño tenía un gran potencial y corazón para volver el mejor de todos ellos.    Naruto estaba realmente sorprendido pero feliz, sabía que algo así llegarían en algún momento aunque amaba a sus padres no podía seguir en un hogar donde ni siquiera sabían de su existencia; tal vez así los aldeanos dejaran de molestarlo.   - Gracias, de verdad – dijo mientras pequeñas lágrima comenzaban a correr por sus mejillas mientras una gran sonrisa adornaba su rostro   Itachi y Mikoto lo envolvieron entre sus brazos con cariño y en ese momento entró Sasuke y la pequeña Yuki, un azabache de ojos azul cielo, quien se arrojó a los brazos del rubio.   - Bienvenido a la familia dobe – le dijo Sasuke con una sonrisa adornando su rostro   Al fin el rubio tendría una familia que lo apreciara como se lo merecía, él merecía mucho más y el azabache siempre se dio cuenta, su ahora hermano era un rayo de luz que merecía ser cuidado y apreciado como el mismo sol.   - Gracias teme – le dijo Naruto con una hermosa sonrisa adornando su rostro   - Naru – dijo la pequeña de tres años restregando su mejilla con la del mayor   Naruto acarició el cabello de la pequeña mientras que las lágrimas seguían corriendo por su rostro pero su sonrisa había calentado los corazones de los Uchiha, su ahora nuevo, hermano e hijo era su nuevo rayo de luz.   - Gracias por aceptarme  Itachi y Mikoto lo envolvieron entre sus brazos con cariño y en ese momento entró Sasuke y la pequeña Yuki, un azabache de ojos.

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