Capítulo 2

5000 Words
POV Karla Dos noches habían pasado. Dos noches en las que no apareció, en las que no dejé de pensar en ningún momento en ella. Su rostro me parecía tan familiar, pero por más que lo intente mi mente estaba vacía. Supongo que en el estado en el que me encuentro no es extraño que alguien te parezca conocido, porque se supone que mí mente no funciona. Pero es que todo alrededor de eso parece demasiado raro. Primero suelo con alguien en particular, ella parece conocerme, sus ojos provocan cosas dentro de mí pecho y mirarla me resulta pacífico. Dice cosas extrañas, su risa me gusta, todo de ella me gusta. Después aquel pequeño animal que cuando lo vi sentí algo parecido a nostalgia y felicidad. Y como si fuera poco, cuando ella mencionó sobre decirle ángel encuentro un anillo con esas palabras. ¿Que era aquella fecha? ¿2016? ¿No se supone que estábamos en 2020? ¿Entonces que sucedió en 2016? Mi rutina tampoco me ayudaba a pensar en otra cosa que no fuera ese maldito sueño, lo único que hacía era despertarme, desayunar con mi familia, luego mi padre se iba a su trabajo, Madison al colegio y mi madre no sé exactamente a donde, pero siempre salía en las mañanas, por lo que pasaba la mayor parte de mi tiempo absolutamente sola. Compartíamos las comidas, quizás un tiempo en la tarde, pero generalmente todos seguían haciendo su vida. En resumen, no hacía nada más que estar acostada, quizás mirando alguna película o recostada en el sillón del jardín y pensar en cómo era mi vida antes de todo esto. Comenzaba a agobiarme de esta rutina tan tediosa. Sin darme cuenta la tarde llegó y una vez más me encontraba en mi habitación, hasta que escuché el sonido de los tacones de mi madre que golpeaban el parquet del living y entonces decidí bajar a su encuentro para preguntarle lo que había estado pensando. Ella podría ayudarme, quizás decirme alguna cosa en particular que pudiera dejarme resolver. Nunca me gustó quedarme con la duda de nada, si no tenía respuestas las buscaba, las estudiaba y luego mí mente quedaba en paz. —¡Hola! —Saludé con una sonrisa. Ella se dio la vuelta para mirarme y me sonrió de lado. —Hola, Cariño ¿Como te sientes? —Estoy aburrida ¿Puedo salir? —No creo que sea seguro —bufé ante su respuesta —¿Porque no? —cuestioné —Temo que te pierdas, Cielo. —Mamá, tampoco es que tenga cinco años. —Si quieres podemos salir más tarde —se ofreció. Tomó su celular y comenzó a revisar sus notificaciones. ¿Porque todos actuaban como si esto fuera normal? ¿Que le veían de normal que su supuesta hija de veinticinco años no de acuerde de nada y estuviera allí encerrada en su casa esperando a que alguien viniera como si fuera el perro de la casa? Diablos, al menos un poco de compresión. Observo a mí madre por unos segundos, notando cómo ella está entretenida en la pantalla. Sonríe y textea. ¿Que diablos? ¿De olvidó que aún estoy aquí? —¿Puedo tener un perro? —insistí. Ella solo me dedicó una mirada fugaz. —¿Un perro? —Suspiró—. No. No en esta casa —respondió cortante. —¡Por favor! —le supliqué. Ella puso los ojos en blanco y comenzó a irritarse. Conozco su rostro de "Deja de molestarme de una jodida vez" —¿Y de dónde sacarás un perro? —No lo sé, de algún refugio o algo ¡Solo déjame tener uno! —No lo sé Karla, déjame pensarlo. —Está bien, mamá —Respondí feliz y besé su mejilla— ¿Puedo preguntar algo? —Dime —respondió luego de un largo suspiro. —¿Porque hay solo ropa horrible en mi armario? —ella solo me observaba—. Quiero decir, ropa que solía usar. Solo hay ropa nueva y no me gusta. Eso era verdad. Al menos que me haya convertido en una señora aburrida de unos setenta años que le gusta usar solo n***o y marrón oscuro, no creo que haya elegido eso. En ese armario solo había ropa deportiva bastante horrible, faldas muy largas, jeans que no me gustaba su color y camisetas grandes. ¿Que mierda? —¿Y que ropa quieres? —preguntó. Comenzó a caminar hasta sentarse en el sofá. —No lo sé, solo quiero ponerme otras cosas. —¿Porque no le dices a tu hermana y van al centro comercial? —preguntó antes de volver a sacar su celular. —¿En serio? —pregunté entusiasmada. —Si, tu hermana está arriba —tecleó en su celular y luego lo puso en su oído. —¡Le diré enseguida!—anuncié subiendo las escaleras. Hasta donde recuerdo había luchado con mí madre para que me dejara usar ropa un poco más... Acordé a mí edad, pero simplemente esas faldas y telas extrañas en mí armario nunca podría ser de mí agrado. Quería faldas cortas, crops tops, jeans con estilo y alguna chaqueta de cuero que me haga lucir bien. Al llegar a la puerta de la habitación de Madison, observé como ella estaba mirando una fotografía. Intenté acercarme con cautela para que ella no se diera cuenta y espiar de que se trataba, pero un mueble se metió en mi camino y terminé tropezándome. ¡¿Porqué la torpeza sigue siendo parte de mí vida?! —¿Qué haces? —preguntó girando rápidamente. —Solo quería ver lo que tenías ¿Me muestras? —No —escondió la foto detrás de su espalda y la miré intrigada —¿Porque no, Maddie? —cuestioné con una ceja levantada —¡Porque no!—gruñó de mala gana. Tomó el celular que estaba sobre su cama y desapareció de allí. Me quedé por un momento intentando comprender que era lo que les pasaba a todos para estar tan misteriosos e irritados por todo. ¿Estaba siendo demasiado molesta con ellos? ¿O simplemente nuestra relación comenzó a ser así después de un tiempo? Quizás le estaba dando demasiadas vueltas al asunto, así que preferí ponerme a hacer algo antes de que entrara en depresión o aún peor, que mi mente se le diera por olvidar otras cosas, eso si no lo soportaría de nuevo. No quería estar un minuto más encerrada, necesitaba salir aunque sea a pasear por la misma manzana. Como mi hermana ni siquiera escuchó la propuesta de ir al centro comercial, decidí que quizás sería una buena idea ir al parque que se encontraba cerca de mi casa. Mi madre a veces era demasiado intensa con cualquier cosa que se le pusiera en la cabeza, así que pasé por mi cuarto para tomar un block de notas que había encontrado y salí de la casa sin decirle, quizás ni siquiera lo notaba y pensaba que había salido con Madison. Caminando entre la gente sentí una sensación de angustia horrible, de solo pensar en todo lo que estaba pasando me daban ganas de llorar. Ni siquiera conté cuántas cuadras caminé, pero estaba llegando a un parque, que extraordinariamente se parecía al bosque de mis sueños. ¿Habrá un lago aquí? No perdería nada con averiguarlo. El viento chocaba mi cara y tenía una sensación extraña, los árboles tapaban un poco el sol y escuchaba el sonido de los pájaros. Tuve un breve momento en donde me cuestioné si estaba viviéndolo realmente o estaba metida dentro de un sueño otra vez. El reflejo de la luz sobre el lago me llamó la atención, provocando que caminara hacia ese sitio en particular, dándome cuenta de que era exactamente el mismo lugar con el que había soñado. Seguí caminando mientras notaba que en el suelo faltaban partes de pasto, por donde seguramente pasaban autos regularmente. ¿Eso era un recuerdo? ¿O estaba soñando? ¿Era real o comenzaba a delirar? Me senté sobre el césped y saqué una pequeña libreta que traía en el bolsillo trasero de mi pantalón, quería anotar las cosas por si lo olvidaba luego, al menos tendría algo que justificara el asunto. Todo había sido muy extraño. {Flashback} —¿Que dices si nos quedamos a mirar el amanecer? —Sky parece inquieto. —Solo está emocionado porque le gusta mucho el agua ¿Que te parece el lugar? —¿Lo armaste para mi? —Claro, bebé. Me pareció romántico {Fin flashback} Me sentí un poco mareada cuando las voces vinieron a mi cabeza, fueron como un remolino que sacudía mi cerebro y comencé a sentirme mal. Mí cabeza no proyectó ninguna imagen, de hecho se veía bastante borroso, pero esas voces eran claras. ¿Qué había sido eso? Juro que había escuchado esa voz en alguna parte, pero aún no sabía de donde. Intenté cerrar los ojos y volver a escuchar lo anterior, pero solo veía n***o y mi voz reclamando ese recuerdo. Me siento más pérdida que nunca. Estoy sola contra todo esto, sin ninguna respuesta y con mucha información de repente. No entiendo nada y a la vez estoy curiosa por saberlo, pero tampoco tengo una fuente de dónde sacar ese tipo de información. No me importa si esto me hace doler la cabeza luego, solo quiero quedarme aquí. Estar en casa resulta extraño y para nada familiar. El hecho de que todos me ignoren también está dentro de la lista incómoda, todavía no entiendo el porqué. Entiendo quizás que ellos tengan que seguir con su vida normal, pero al menos esperaba que alguno de sentada conmigo al menos para hablar sobre lo lindo que estaba el día hoy. Papá trabajaba todo el día, solo lo veía por las mañanas, Sofía estaba en la escuela o fuera de la casa y mí madre igual. Incluso mí madre parece molesta cada vez que le quiero preguntar algo. Mí cabeza va a explotar. La noche había llegado, el tiempo se había pasado muy rápido ya que prácticamente estuve algunas horas en aquel lugar. Al llegar nuevamente no encontré a nadie dentro de la casa, quizás mi hermana se encontraba en su habitación pero no tenía ganas de subir las escaleras. Me quedé en el sofá mirando una película hasta que mi padre llegó. Me dedica una suave sonrisa desde lejos mientras está parado quitándose el saco, los zapatos y la corbata. Oh si, recuerdo que mamá no quiere que entramos con los zapatos sucios de afuera. Ahora los hace colocarnos unos cosos extraños, como si fueran pantunflas. Como sea, él parece bastante concentrado en deshacerse de todo lo que tiene encima y cuando deja colgado el saco a un lado y por fin termina con la corbata lo veo acercándose. Peina su cabello hacia atrás y me regala otra sonrisa mientras se sienta a mí lado. —¿Como estás? —recosté mi cabeza en su hombro cuando él me deja un beso en mí frente. —Estoy bien, solo un poco de dolor de cabeza. ¿Y tú? —Estoy igual que tú —suspira— ¿Y tus heridas? —Estoy mucho mejor, las cremas son maravillosas. —Me alegro de que te sientas bien, ya verás de que de a poco todo se pondrá en su lugar —sentí un beso en mi cabello y el agarre de su abrazo se hizo más fuerte— ¿Has podido recordar algo? Mi cabeza entró en un pequeño debate sobre si debería contarle o no de aquella chica y mi paseo, pero terminé decidiendo que quizás lo haga en unos días, ahora no quería que él me tratara como si estuviese loca. Tampoco es que hubiera algo en concreto, solo son pequeñas cosas que ni siquiera le encuentro un sentido. —No, no he recordado nada —miré hacia otro lado, jamás me había gustado mentirle. —Sé que el médico te ha ordenado que te mantengas con calma, pero puedes confiar en mi para cualquier cosa ¿De acuerdo? —aseguró con una sonrisa. Asentí con mi cabeza— ¿Que dices de comprar un pollo frito y comer los dos mirando una película? Tu madre se ha ido a lo de una amiga al igual que tu hermana. —¿Podrías mostrarme alguna película que me haya gustado en este tiempo? —pregunté con esperanza. —Tengo un excelente para mostrarte, pero primero iré a hacer el pedido Me sentí mejor cuando al menos sentí su presencia a mi lado, él intentaba hacerme sentir mejor, lo conocía porque pedir comida y mirar una película era lo que siempre funcionaba para mi. Terminamos viendo una donde una de las protagonistas era Sandra Bullock y me divertí muchísimo, aunque no podía decir lo mismo de mi padre, había terminado dormido en el sillón después de un poco más de la mitad. Sabía que él había trabajado todo el día así que no podía culparlo por eso, solo lo desperté y se fue a la cama luego de desearme las buenas noches. Llegué a mi cama luego de unos minutos, me había encargado de ordenar el sector aunque el sueño me estuviese consumiendo. Me siento en la cama y mi mente comienza a funcionar. Aún puedo retener el tomo rasposo de aquella voz al hablar y necesito decifrar de quién se trata. Llevo mí mano hacia la otra, donde tengo aquel anillo que llegó hasta mí. ¿Debería preguntarle a papá si él lo dejó allí? Comencé a pensar en los apodos que él me decía y mí ángel no cabía en ninguno de ellos. Tampoco tiene sentido que papá me llame de esa manera ni que me regale un anillo con la fecha. Si hubiera sido así, debería tener la fecha de mí nacimiento o algo por el estilo. Entonces descarto la idea y pienso en el sueño, aquella chica me había dicho que la llamara de esa manera. ¿Y si ese anillo es suyo? ¿Quien es ella? ¿Porqué apareció en mí cama? Hay momento como esté en donde me siento ridícula por tener tantas preguntas, es como si me metiera en una burbuja dónde no pudiera salir. Porque quizás esto es irrelevante, esa información es una más del montón y yo me estoy centrando en ello como si fuera prioridad. Pero es lo único que tengo, al menos hasta ahora. Le doy vueltas a la situación por un momento más hasta que decido dormirme, lo mejor será descansar esta cabeza tan dañada. (°°°) Al abrir los ojos siento transportándome a otro lugar, uno donde es de día y el sol brilla con intensidad. Me encontraba en parque de diversiones, a mi alrededor había muchas personas, pero nadie notaba mi presencia. De pronto vi a una chica, vestida con Jeans ajustados, zapatillas y una campera de cuero negra. Entrecerré los ojos para intentar su rostro ya que estaba de espaldas a mí, pro no lo logré hasta que ella se giró unos segundos más tarde. Me sorprendí al ver que era ella, la misma chica del otro día estaba parada frente a mi, una vez más sonriéndome amablemente. Cuando mí ojos se conectaron con los suyos sentí mí cuerpo volverse gelatina. Mis piernas se aflojaron y mí corazón nombró contento. Entonces recordé que me había abandonado en los últimos días y mí nariz se arrugó. —Hola, Kally ¿Cómo estás? —¡No me sonrías como si todo estuviese bien! —la enfrenté enojada— ¡Te estuve esperando por días! Ella se queda bastante desconcertada por unos segundos, pero luego una carcajada que me descongela el corazón sale desde su pecho para hacerme olvidar de mí enojo. Bueno, al menos una buena parte de él. —Aquí me tienes —respondió con voz tranquila. —¿Porque no apareciste las noches anteriores? ¡Dijiste que estarías siempre que lo quisiera! —cuestioné cruzándome de brazos —Lo siento, se han complicado las cosas. También he querido verte, Kally. —¿Qué cosas? —Cosas sin sentido —murmuró. Ella volvió a sonreír y me ofreció su mano— ¿Caminamos? —¿Me llevarás a algún lugar? —Quizás. Me siento cómoda cuando ella me mira. Tomo su mano sin pensarlo dos veces y cuando lo hago, una sensación cálida me atraviesa. Sus grandes ojos verdes me miran y entonces sonríe, tirando de nuestro agarre para comenzar a caminar por ahí. —Tengo que contarte algo, Ángel —le digo después de unos minutos. —Claro, cuéntamelo. —¿Recuerdas el lugar en el que estuvimos la otra vez? ¿Ese en donde estaba tu perro? —Sí, lo recuerdo. ¿Que sucede con eso? —Descubrí que había un lugar exactamente igual en mi ciudad ¿Puedes creerlo? —ella me sonríe— ¡Era exactamente el mismo! —Eso es genial —sonrió feliz— ¿Te ha gustado? ¿Cuando fuiste a verlo? —Era muy bonito, si. Lo fui a ver hace una horas, me gustó. —¿Entonces dejarás de estar enojada conmigo y me acompañas? —la miro por unos breves segundos y me sonrojo. —Pensaré si estará todo bien entre nosotras luego —murmuré mientras afirmaba el agarre de nuestras manos—. Pero dejaré que me lleves a dónde tu quieras. No sentí necesidad de decir nada por largos minutos, la vista del camino me sorprendía una vez más. Incluso ella solo me miraba con una sonrisa, pero se mantuvo en silencio. No era un silencio incómodo ni nada parecido, ambas disfrutábamos de nuestro alrededor y no hacía falta hablar para saber que la otra estaba allí. Pero entonces un recuerdo me llegó y no tuve otro remedio que abrir mí boca. —Ángel, ahora que lo recuerdo —dije tocando el anillo en mi mano—, también encontré esto. Levanto mí mano y le muestro aquel dedo en donde lo tengo. Ella lo examina por un largo tiempo, incluso veo que abre la boca en algunas ocasiones pero no logra decir nada. —¿Sabes a quién le pertenece? —sus ojos se pusieron extraños, podía jurar de que cambiaron a un color aún más claros. De repente me siento atraída a no dejar de mirarla, sus ojos son extraordinarios. Mí mirada va hacía su nariz arrugada y descubro que está sonriendo. Okey, quizás me distraje un poco en ella y olvidé en responder. ¿Que había preguntado ella? Oh si, sobre el anillo. —No, solo lo encontré. No tengo idea, pero estaba en mí cama ¿Tu si sabes a quién le pertenece? —Deberías conservarlo —puntualizó. —Si, eso pensaba. Estaba en mí habitación, no creo que nadie lo reclame —sonreí. Ella suspira y pone su rostro hacia el frente, apretando el agarre de nuestras manos para seguir caminando. Sé que debería mirar al frente cuando camino, pero confío en ella para no dejar que me caiga por ahí. ¿Porqué confío en ella tan ciegamente? No lo sé, pero me gusta. Otra vez me pierdo en mis pensamientos mirándola, entonces quito la mirada de sus ojos y me concentro en el frente. —¿A dónde me llevas? —pregunto —A un lugar que me gusta mucho y a ti... —responde con simpleza. —¿Y cómo lo sabes? ¿Y que hay de divertido allí? —Es una mini cancha de golf ¿Quieres acompañarme? —asentí rápidamente. ¿Una mini cancha de golf? ¿En serio? Estamos en un parque de diversiones y quiere ir a una mini cancha de golf. Pero según ella me gusta mucho, entonces me encuentro siguiéndola sin quejarme. Cruzamos una valla y llegamos al lugar que ella había dicho, era bonito, quizás me parecía algo familiar. Entramos a una pequeña casita de golf situada en el medio del campo, parecía acogedora. Las dos entramos perfectas, cada una se sentó frente a la otra y por curiosidad comencé a detallarla. Era bonita, de madera que lucía antigua, pero no al extremo de anunciar un derrumbe, también tenía pequeños espacios donde dejaba que el sol se colara e iluminara nuestros rostros. —¿Porque te gusta este lugar? —pregunté mirándola —Es agradable ¿A ti no te gusta? —Me agrada —sonreí—, me recuerda a cuando tenía una casa del árbol de pequeña. —¿Tenías una casa del árbol? —preguntó divertida, con una sonrisa escapando de sus labios. —Mi padre me la ha construído cuando tenía cinco, era mi lugar favorito. —Me hubiese encantado tener una cuando era pequeña. —¿Porque no intentas ir a ese lugar en cuanto nos volvamos a ver? —Esa es una buena idea —alagó— ¿Quieres contarme como te sientes hoy? —Estoy mejor, al menos hoy no me ha dolido tanto la cabeza —suspiro. —¿Esa es alguna señal de que estás mejorando? —Eso espero —murmuré Cuando ella se inclinó y tomó mi mano, en mi cabeza comenzaron a pasar breves momentos, como si fueran fotos. De un momento en donde me encontraba en el mismo lugar, con alguien tomándome de la mano justo como ella lo hacía ahora mismo. —¿Estás bien? —preguntó con preocupación —Si, solo es que...he sentido algo extraño cuando me tomaste la mano. —Lo siento —deslizó sus dedos lejos de los míos y la miré con culpa. —Me gusta que lo hagas, me hace sentir bien —aseguré volviendo a tomar su mano El ladrido de un perro interrumpió nuestra conexión de miradas, ella automáticamente sonrió y me señaló con su cabeza de que podíamos salir de allí para ver de que se trataba. —Alguien está esperándonos —murmuró con felicidad Al salir del lugar me encontré con Sky, en su boca tenía una pelota de tenis y movía su cola feliz. Lo acaricié con dulzura cuando se acercó y comenzó a saltar energéticamente por el lugar. —Al parecer quiere que juegues con él —dijo ella riendo Me sentí feliz, como si alguien me hubiese regalado una caja repleta de mis dulces favoritos. Ni siquiera me di cuenta del tiempo que había pasado jugando con él, me había perdido en el juego y en mirar lo feliz que ese cachorro corría por el lugar como si ese fuese el propósito de su vida. Sky decidió que era hora de descansar y se recostó en los pies de la chica así que lo imité, mirándola con una sonrisa. —Quiero ir por un helado —mencioné —Es tu sueño, preciosa. Puedes tener lo que desees —¿Como lo puedo hacer? —pregunté curiosa —Solo debes pensar que lo tienes y eso es todo. —¿Cómo ha estado, Bellamy? —preguntó mirando hacia el horizonte. —¡Acabo de acordarme de algo! —dije emocionada —¿Que recordaste? —Ayer mi padre me ha llevado a la heladería y me encontré con un viejo amigo. —¿Bellamy? —¿Como lo sabes? —cuestioné entrecerrando los ojos —Un ángel lo sabe todo —me guiñó un ojo divertida. Sonreí ante su comentario y entonces volví a recordar a mi amigo. Bellamy estaba caminando apurando mientras miraba su celular, pero en cuanto me vio sonrió con felicidad y me saludó desde la otra calle. No había podido hablar con él, solo se disculpó diciendo que debía ir a una reunión y que probablemente nos veríamos pronto. Eso sucedió al otro día en el que miré una película con papá. Dijo que tenía la tarde libre para ir a hacer algo juntos. —No he hablado mucho con él, pero quizás lo encuentre en otra ocasión. —¿Sabías que es agente de policía? —indagó pensativa. —No, no lo sabía ¿Tú lo conoces? —No exactamente, pero quizás me lo han comentado —dijo en medio de un suspiro— ¿Te gustan las golosinas?— preguntó ofreciéndome una bolsa con gomitas de colores —¡Son mis favoritas! —ella sonrió satisfecha— ¿Tienes familia? —pregunté luego de unos segundos. —Si, tengo una bonita familia. —¿Y en dónde viven? —Vivimos en boston, hace algún tiempo. —¿De verdad? —Si —sonrío y noto como sus ojos brillan—. Tengo una hermosa familia ¿Sabes? —sonríe. La observo y me doy cuenta de cuánto ama a su familia. Su sonrisa inevitable y el brillo de sus ojos es más que suficiente para hacermelo saber. Boston. Me gusta Boston. —Me encanta ese lugar, he ido algunas veces con mi padre cuando tenía reuniones de trabajo —le digo luego de unos segundos. Ella asintió con una sonrisa y luego se quedó pensando por un momento mientras jugaba con sus manos, parecía inquieta. —Kally, tengo que decirte algo... (°°°) —¡KARLA, YA DESPIERTA! Todo se volvió confuso y en cuanto sentí unas manos sacudiendo mi cuerpo abrí los ojos. Tardé unos segundos para darme cuenta de donde me encontraba, Madison estaba sentada a mi lado mientras me observaba con atención. Carajo, no. No de nuevo. Me rehuso a pensar que no volveré a verla, eso es cruel. —¡Debemos irnos! —anunció con atención —¿Que? —respondí sin entender —¡IREMOS AL PARQUE DE DIVERSIONES!¡Mamá ha aceptado llevarnos! —Maddie, ya estoy demasiado grande ¿No crees? —me quejé volviendo a cerrar mis ojos —Vamos Karl, será divertido —prometió—. Es más, tengo algo para ti —¿De que hablas? —abrí un solo ojo para espiar lo que hacía, ella tenía un peluche frente a mi cara— ¡Oww! —dije mirándolo con ternura— ¡Me encanta! —Se llama Nala —Sonrió—. Cuídalo, te lo prestaré. —Gracias Maddie —besé su mejilla. Siempre me había gustado la película del rey león —Espérame que tengo que ir a buscar algo para ti. Ella prácticamente corrió fuera de mi habitación, para regresar unos segundos después con un cuaderno en sus manos. —¿Que es eso? —Pregunté —Compré este cuaderno para ti, puedes escribir o dibujar lo que tu quieras En ese momento recordé que solía tener una colección de lápices, así que si aún seguía ahí, podría utilizarlos para hacer dibujos. Este día había comenzado mejor que los anteriores, así que me levanté con entusiasmo mientras que Madison se fue a desayunar. Terminé de cambiarme y me miré al espejo para comprobar que mi ropa estuviera bien y terminé sonriendo con el resultado. Una hora después estábamos las tres en el auto mientras que escuchaba a Madison cantar, ella se había levantando de buen humor por lo que podía notar. Al estacionar me quedé pensativa ante la vista del lugar, me resultaba familiar. ¿Había estado aquí antes? Parpadeé perpleja al notar que era exactamente igual al de mi sueño. Mi respiración comenzó a acelerarse al pensar que quizás me estaba volviendo loca, que estaba inventando historias en mi mente. —¡QUIERO IR A LA MONTAÑA RUSA!—gritó mi hermana —No dejará de hablar hasta que vayamos —bromeó mi madre —¡Subamos! —propuso emocionada —Iré a comprar una hamburguesa, ahora las alcanzo —¿No subirás? —No Maddie, me marean esas cosas. —¿Estás segura de que puedes ir sola? —preguntó mi madre —Estaré bien, las alcanzo en un momento Esperé hasta que se alejaran unos metros de mi, en mis planes no estaba comprar una hamburguesa por el momento, necesitaba investigar el lugar, realmente comprobar si existía ese sitio específico con el que había soñado. Me dejé guiar por los carteles, al parecer si había un espacio de mini golf y cuando logré llegar luego de unos largos minutos, me quedé impresionada porque era exactamente el mismo que había visto. Caminé unos metros hasta llegar y me quedé parada allí pensando si debía entrar o no a aquel juego de madera. Miré a mi alrededor y comprobé que no había nadie cerca, entonces lo hice. Imágenes de manos sosteniendo las mías, una voz que no podía escuchar con claridad, pero sabía que había sido lo mismo que reviví en el sueño. ¿Eso era un recuerdo? Intenté que ese flash volviera nuevamente pero no sucedió, así que luego de unos largos minutos, fui a buscar a las chicas, tampoco es que quisiera perderme en un parque de diversiones. No me subí a ningún juego, estaba algo mareada y solo la esperé paciente para luego volver a casa, necesitaba escribir en mi cuaderno lo que había pasado. Unas horas mas tarde, llegamos a casa por fin y Madison corrió escaleras arriba, a diferencia mia que me quedé un momento con mi padre antes de subir a mi habitación. Comenzamos a hablar de nuestro día y le comenté que había encontrado una caja con fotos de cuando era pequeña y él se entusiasmo en mirarlas conmigo. Subí a mi habitación emocionada para buscar la caja dentro del armario y cuando la tenía en mis manos, un brillo extraño me llamó la atención. Caída en el pie de la cama había un collar n***o con un dije de sol en él y sinceramente no entendía absolutamente nada. ¿Qué era todo esto? Me senté en el suelo mientras tapaba mi cara con ambas manos e intentaba pensar que todo estaba ocurriendo de nuevo. No, no y no. No quería terminar demente después de todo esto. Esto incluso parecería una locura, probablemente si le contaba alguien que de repente aparecían cosas extrañas no me lo creerían. Pero este objeto era real. ¿Que estaba pasando?
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