Lucrecia se pavonea por la habitación, mirando cada detalle, hablando de la vida del rancho y de cómo le asentaba bien esa vida a Karina. No le bastó eso, que también le dijo que cuando ella se convirtiera en la esposa de Kevin se fuera olvidando de esa absurda amistad.
—Tan insegura estas de tu relación. —contraataco Karina.
—No seas tonta, lo que pasa que las mujeres como tú, cuando conocen la ciudad, se vuelven zorras.
—Déjame decirte que nadie le quita nada otra persona, para empezar la relación debe basarse en la confianza y el amor. Algo que al parecer careces.
—Como te atreves. —le deja ir una cachetada, eso fue lo que rebasó el vaso en Karina.
Lucrecia, con las extensiones de cabello jaladas, lucha por liberarse de Karina, quien la domina con destreza. La tensión en el aire es
